#72 Pues me queda lejos esa época, pero no recuerdo un telediario en que saliera el rey discutiendo con nadie ningún artículo, sino que se iba artículo por artículo en el parlamento. Siempre tuvimos la sensación de que la cosa la cocían los políticos y no el Rey. Se discutía, se presentaban enmiendas y se votaba. Y ahí estaban votando comunistas y peperos (más entusiastas los comunistas que los peperos, por cierto, que estos últimos no podían soportar la idea de las ccaa). Quiero decir, sí fue un pack en el referéndum (como cualquier otra constitución, que no recuerdo ninguna que haya ido a referéndum artículo por artículo porque simplemente es inviable) pero intervinieron y se mojaron y así lo expresaron todos.
La transición tuvo momentos muy chapuceros y la Constitución tiene artículos verdaderamente revisables. Fue un acuerdo en el que tuvieron que ceder todos para llegar a un consenso (la derecha tragó con las ccaa y la democracia; la izquierda con el Rey y con la amnistía), porque no puede haber una Constitución sin un amplio consenso (por eso no fue una buena idea la reforma de 2011, precisamente). Podemos decir (y coincidiremos) en que está lejos de ser perfecta, que no se han desarrollado aspectos fundamentales que allí vienen y que incluso está obsoleta en algunos puntos. Pero eso no tiene nada que ver con la legitimidad de origen de lo que pasó en 1978. Pienso.
#65 Hola amigo, creo que se equivoca en ese punto, la constitución fue en efecto votada en referendum, pero cómo un pack, esto es que votar NO era votar contra la democracia. No nació del pueblo propiamente, se eligieron unas personas para redactarla con monarca incluido. Nosotros, no decidimos sobre lo que queríamos, no pudimos votar qué artículos queriamos y cuales no. Y la prueba del bluff, es cómo se han paseado casi todos los gobiernos sobre ella, cuando en verdad dicho documento es lo que legitima a un gobierno cómo democrático pues hace de salvaguarda ciudadana contra los posibles abusos del poder. La prueba la tiene ahora mismo en la calle. En otro extremo hay que pensar que la transición fue una chapuza, pues las grandes fortunas del antiguo régimen siguieron igual, las magistraturas cambiaron de nombre y en fin, no existió una ruptura real con lo anterior pues los poderes fácticos permanecieron intactos. Simplemente cambiaron ciertas normas, caras y se abrió el régimen de libertades. Poco más.
Por otro lado me parece importante subrayar que los derechos traen aparejados deberes, y la corrupción del sistema actual es en parte por la deficiente estructura construida sobre la oligarquia de siempre arropada por el bipartidismo, así cómo la dejadez y el conformismo de los ciudadanos que han sido guiados siempre no por razones, sino por promesas y cantos de sirenas. Las libertades, para que sean reales, hay que ejercerlas, de otro modo se erosionan y acaban desapareciendo.Tener derechos equivale por tanto, a defenderlos y esto es un deber cómo el de mantenerse informado de qué está sucedidendo para que no te engañen o conocer el funcionamiento de las administraciones públicas (hay mucha gente que desconoce por ejemplo que competencias tiene un Ayto, una diputación o el propio Estado). En resumen, pedimos derechos con la boca llena olvidando los deberes que ineludiblemente conllevan, tanto individualmente como colectivo. Por último una reflexión, si queremos democracia, tendremos que traerla nosotros, no va a venir sola. La experiencia de la transición está ahí.