Los sectores más humildes tienden a imitar a las clases altas, quienes suelen comunicarse exclusivamente en castellano. Un ejemplo evidente son los padres, que muchas veces optan por hablar a sus hijos en castellano, pese a que ellos mismos crecieron utilizando el gallego con sus propios progenitores. Incluso se da la peculiar situación de dirigirse a las hijas en castellano y a los hijos en gallego, reflejando una desconexión cultural progresiva. Es evidente que la Xunta desempeña un papel crucial en este declive del gallego como lengua habitual, debido a su falta de iniciativas efectivas para promover y valorar el idioma.