Es que no nos enteramos de las costumbres de los pescadores... igual es que no estaban pescando con caña, sino que perseguían a las truchas nadando y, claro... se moja la ropa y se la quitan para ponerla al sol. Así que la del reflejo no es una conejita playboy como todos hemos supuesto, sino una experimentada pescadora.
Leí un ensayo de Innerarity, un profesor de filosofía de la Universidad de Zaragoza, en el que defiende que no deberíamos dramatizar con la cuestión del "desacuerdo". En democracia es absolutamente necerario que las distintas opciones políticas estén en desacuerdo y, de hecho, se enfrenten de manera efectiva en el parlamento (o donde sea). Lo que debería sorprendernos e, incluso asustarnos, es que no exista la discrepancia y los partidos acuerden consensos con demasiada asiduidad. En ese escenario ya o estaríamos en un estado democrático en el que la pluralidad es la tónica, sino en una situación de fraude causado por una casta política con una tendencia peligrosa al partido único.
Me asusta que al comienzo de esta legislatura haya tal ensalzamiento de la no crispación y del consenso. Preferiría que hubiera una defensa de la disensión tranquila y desdramatizada. Afortunadamente tengo la sospecha de que, como al comienzo de la anterior, que iba a ser la "legislatura del talante", esta denominación de "legislatura del consenso" no va a ser más que papel mojado.