A pesar de que según afirmaron en juicio los peritos visualizaron las imágenes “cientos de veces”, en la sesión del plenario en la que comparecieron, las defensas pusieron de manifiesto un nada desdeñable cúmulo de acciones que los peritos no reseñan en su informe y que, sin embargo, reconocieron apreciar cuando en la sala se las pusieron de manifiesto con un solo visionado; resultó evidente además que su informe aparece plagado de valoraciones subjetivas en las que la hipótesis por la que se opta para tratar de justificar, esencialmente las acciones que se observan en la denunciante, es la que resulta más perjudicial para los acusados, llegando a reconocer en juicio que sus interpretaciones son susceptibles también de otra lectura sin que supieran explicar por qué en tal caso no la hicieron constar en su informe.
Asimismo, resulta patente el modo en que se afanan por describir cada pequeño movimiento que perciben en los acusados, en tanto que se muestran mucho más laxos al describir las acciones de la denunciante aprestándose a buscarles justificación en cuanto perciben que pueden poner en duda la inactividad o pasividad de la misma que pretenden transmitir y recurren a verbos sugerentes de fuerza o dominio tales como agarrar, tirar, sujetar… cuando describen acciones de los acusados a pesar de que su conclusión final es la de ausencia de cualquier fuerza o violencia; de modo que se vieron obligados en juicio a tal cúmulo de matizaciones y rectificaciones que su informe no puede sino ser desechado.
Que afirmen que, cuando la denunciante toma el pene de uno de los acusados y realiza movimientos masturbatorios sobre el mismo, quizá ocurrió que lo hiciera para no perder el equilibrio y evitar caerse es tan grotesco que hace innecesario abundar en su consideración; todo ello me lleva a prescindir de lo informado, más allá de los datos técnicos relativos a la identificación de los 7 vídeos y dos fotografías objeto de la prueba, su duración y el momento en que fue generado cada uno de los archivos.
#7 No no, lo de agarrarse para no caerse fue algo que infirieron los dos jueces discordantes a partir de los vídeos. Que parecían más abogados defensores que jueces.
Pero todo sea por negar lo evidente: la peña se escaquea, y con teletrabajo se abren nuevas posibilidades de escaqueo.
Solo hay que ver el absentismo de los autónomos, comparado con el de los trabajadores por cuenta ajena, y a su vez comparado con el sector del funcionariado.
Casualmente la peña se pone mucho más enferma y pilla más bajas conforme escalas en ese listado.
A nadie le puede interesar más el teletrabajo que al empresario. Se ahorra el alquiler y tus posibles accidentes en itinerancia (yendo a currar, que cuentan para la baja laboral). El caso es que si no le sale rentable es porque lo que se ahorra con el teletrabajo no compensa el dinero que pierde con la bajada de la productividad.
#7 Lo interesante es ver cuánta gente en edad de trabajar está cobrando esas ayudas. Porque que "Manoli" de 59 años, con depresión crónica y sin arraigo (huérfana) esté cobrando la RGI es una anécdota. Los casos más repetidos van a ser los que te puedes imaginar, y no dan para un capítulo de la gente de bart, más bien para uno de Callejeros.
#4 Hay Españoles, "españoles", y españoles pelirrojos. Los datos fríos ocultan la incómoda realidad detrás de la RGI. Tampoco vas a saber cuántos cobran esa RGI mientras están trabajando en negro.
#26 La inflación viene heredada. Todo lo que está haciendo Milei va precisamente encaminado a mejorar la economía del sector privado reduciendo el gasto público.
#14 Todo lo que está pasando estos días es poético. El presidente más mentiroso, tóxico y manipulador de la historia reciente de la política quiere legislar contra los bulos... Vamos, que es como sacarle la gasolina a su propio coche. Sé fuerte Pdro.
Copio y pego el extracto del juez discordante:
A pesar de que según afirmaron en juicio los peritos visualizaron las imágenes “cientos de veces”, en la sesión del plenario en la que comparecieron, las defensas pusieron de manifiesto un nada desdeñable cúmulo de acciones que los peritos no reseñan en su informe y que, sin embargo, reconocieron apreciar cuando en la sala se las pusieron de manifiesto con un solo visionado; resultó evidente además que su informe aparece plagado de valoraciones subjetivas en las que la hipótesis por la que se opta para tratar de justificar, esencialmente las acciones que se observan en la denunciante, es la que resulta más perjudicial para los acusados, llegando a reconocer en juicio que sus interpretaciones son susceptibles también de otra lectura sin que supieran explicar por qué en tal caso no la hicieron constar en su informe.
Asimismo, resulta patente el modo en que se afanan por describir cada pequeño movimiento que perciben en los acusados, en tanto que se muestran mucho más laxos al describir las acciones de la denunciante aprestándose a buscarles justificación en cuanto perciben que pueden poner en duda la inactividad o pasividad de la misma que pretenden transmitir y recurren a verbos sugerentes de fuerza o dominio tales como agarrar, tirar, sujetar… cuando describen acciones de los acusados a pesar de que su conclusión final es la de ausencia de cualquier fuerza o violencia; de modo que se vieron obligados en juicio a tal cúmulo de matizaciones y rectificaciones que su informe no puede sino ser desechado.
Que afirmen que, cuando la denunciante toma el pene de uno de los acusados y realiza movimientos masturbatorios sobre el mismo, quizá ocurrió que lo hiciera para no perder el equilibrio y evitar caerse es tan grotesco que hace innecesario abundar en su consideración; todo ello me lleva a prescindir de lo informado, más allá de los datos técnicos relativos a la identificación de los 7 vídeos y dos fotografías objeto de la prueba, su duración y el momento en que fue generado cada uno de los archivos.