#7 He entrado a leer la noticia pensando que eran la competencia de Ojete Calor
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#32 Completamente de acuerdo... creo que debemos profundizar en ese análisis.
El pueblo es pueblo por el pueblo... es decir se debe a sus vecinos. Son estos los que deben decidir qué hacer (y pedir a las autoridades superiores que le den poder sobre ciertas medidas), pero si para sostener servicios públicos (limpieza, eventos, seguridad) que se proveen desde el ayuntamiento y de los que disfrutan locales y turistas habrá que garantizar que los impuestos que se recaudan de la actividad económica de los no residentes son equiparables a los de los residentes.
Dicho de otra manera, el municipio recibe financiación por varias vías:
- IBI y tasas directas asociadas a viviendas que serán similares en alojamientos turísticos y residenciales.
- PERO: la contribucion desde los PGE, las subvenciones, etc., los impuestos de circulación (IVTM) están sólo asociadas a la POBLACION residente.
Se debe encontrar una vía para que esas aportaciones que acaban siendo para todos (residentes y visitantes) no dependan de manera tan asimétrica de los residentes... y eso debe venir por gravar la actividad económica asociada a los visitantes.
Las tasas turísticas son un mínimo pero estoy seguro de que no cubren una mierda. Las licencias de uso turístico deberían contemplar tasas adicionales (o que sustituyan a estas para simplificar trámites), i.e. un impuesto por m2 asumiendo la ocupación media de la zona * 365 días, seguro que es más sencillo de controlar y recaudar. Zonas de estacionamiento regulado con tarifa anual para residentes, viñetas temporales para visitantes, etc.
Pero está el problema que señala el artículo, la convivencia. Y ahí hacen falta soluciones creativas (y cada espacio tendrá sus necesidades), pero su solución deberá venir financiada desde el lado que no está obligado a convivir (los beneficios que se llevan hacia fuera), bonificar las tasas turísticas en función de la reinversión en la zona (contratación local, donaciones, obras de mantenimiento en patrimonio histórico, residencia, etc...) parece razonable como mejora de la convivencia en cuanto el beneficio revierte en el propio pueblo. Pero financiar esos proyectos singulares de convivencia requiere que las tasas turísticas sean más elevadas que lo son en la actualidad mientras el margen de beneficio de la actividad no revierta en el propio pueblo.