¿Es que nadie se acuerda de Great Gurianos? (en otros pagos, Gladiator), de Taito. El Wonder Boy fue mi favorito antes de que saliese la versión VS. de Super Mario Bros en recreativas, años antes de que se desembarcara la NES en España. El Pitfall II (la primera parte creo que solo salió en la Atari 2600) aún me parece un juego lleno de misterio. Lo malo de los emuladores es que no evocan la atmósfera de la época, el "curtido macarrismo" de los locales, con el manco que te daba cambio y el anormal que te preguntaba: ¿Quieres que te lo pase?. Del Altered Beast no me gustaba esa patada baja y un poco floja, aunque gráficamente Sega se sacó la chorra. Qué suerte vivir todo aquello. Luego, ya en casa, a lamentarse con los ports de Amstrad y Spectrum.
Juan Manuel de Prada es un verso suelto dentro de ABC, Católico y conservador, se ha definido como antiliberal -en lo económico- y abiertamente pro palestino. Nada como leer con atención y cautela la prensa, más allá de las apetencias ideológicas de cada uno. En la época en que Luis María Ansón lo dirigía, que fue quien lo fichó, era habitual que las terceras del ABC estuvieran firmadas por personas de todo el espectro ideológico.
Trabajo en un medio provincial impreso. No son buenos momentos para la profesión, pero ahí fuera hacemos nuestro trabajo. Estamos cansados, los Ayuntamientos nos torean y nos saturan con notas de prensa que parecen desquicias del poder. Cobramos poco, se nos desprecia. Pero, a veces, muy pocas, sentimos que merece la pena. Cada vez somos menos. Y aún somos tan imbéciles de creer en lo que hacemos. El periodismo local es muy importante. A la gente le importa lo que tiene más cerca. Por cada Ana Rosa Quintana, por cada Marhuenda, por cada cámara de eco recalentada, hay decenas de periodistas que todos los días se despiertan con la ilusión de contar una historia. En Londres, en Madrid y en Villanueva del Trabuco. Tengo colegas irreprochables y hundidos que siempre han respetado el código. El buen periodismo es gentil, anónimo, respeta los hechos ( la verdad, amigos, es otra cosa) y consiste en escuchar, tener buenas piernas y digo yo que un poco de humanidad. Y sí, es el mejor oficio del mundo. Y de qué otro modo íbamos a estar aquí hablando de-lo-que-pasa.
Se non è vero, è ben trovato. Una conspiración lenta y creíble. Pero es cierto, el Madrid de los ochenta y primeros noventa era rojo. Inmediatamente, he recordado el delirante paseo en carruaje por Londres de William Gull en From Hell. La magia, según Alan Moore, es simbólica. Aunque no sea cierta, esta hipótesis merece que lo sea.
Un fotógrafo excepcional y, además, se las sabe todas. Hablé con él la pasada primavera y me contó dos cosas que me hicieron mucha gracia. La primera es que cuando empezó, reconoce, no tenía ni idea, pero sí arrojo. Él mismo ha confesado que en Jerez, donde empezó, sintonizaba con la emisora de la policía. No en vano Wee Gee es uno de sus referentes. Lo segundo: "En la guerra, tiro en automático. Si conoces la técnica, no pasa nada, porque no puedes perder un segundo en buscar la exposición". Se marchó dos días después a Ucrania. Una gran persona.
Creo que ya lo he contado. Hace unos años, cuando empezaba a emitirse Juego de Tronos, este quídam se las quiso dar de connoisseur. En una entrevista, llegó a decir que The Wire era una serie que no le gustaba porque, decía, "era demasiado episódica", un whodunit como Colombo, CSI, etc., explicaba con su sonrisa de filibustero. Creo que no hay que explicarlo. Si pudo mentir sobre un tema tan banal, imaginemos lo que hizo, hace y hará en provecho de todos nosotros, supuestos españoles.