Es sensacionalista... Entra dentro de una ola de despidos más grande, y al final de la noticia admiten que: "A pesar de esos despidos, en Microsoft mantienen la llamada "Oficina de IA Responsable" que precisamente está dedicada a crear reglas y directivas que gobiernen las iniciativas de inteligencia artificial en las que se embarque la empresa. Los responsables de la empresa han querido destacar en un comunicado que quieren "desarrollar productos y experiencias de IA de forma segura y responsable"."
«Es un milagro que Saray este viva, un verdadero milagro». Esta es la frase que más ha oído en los últimos días Katya, la madre de Saray, una niña de 10 años que vive en el barrio zaragozano de San José y que el pasado viernes decidió acabar con su vida tirándose por el balcón de su casa. Por suerte, no consiguió su propósito y solo sufrió una fractura de cadera y una fisura en su tobillo izquierdo, además de las evidentes contusiones provocadas por la caída desde el tercer piso en el que vive con sus padres, que en ese momento no se encontraban en casa.
Está ingresada en la uci del hospital Miguel Servet y pronto pasará a planta, pero quizá la herida que más le duele ahora mismo es que la pesadilla que le condujo a esa decisión no haya terminado. Sus progenitores lo achacan, según explicaron a este diario, a un supuesto caso de «acoso escolar» que la menor llevaba «sufriendo desde el curso pasado en el colegio Agustín Gericó», donde estudia desde enero de 2021.
«Saray dejó sobre la mesa del salón una nota en la que se despedía de su hermano y de su padre, me pedía disculpas por lo que iba a hacer y me deseaba una larga vida», cuenta su madre.
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El próximo lunes interpondrán una denuncia en comisaría contra el centro y quienes «le hacían la vida imposible casi a diario», asegura Katya, quien asegura estar reviviendo cada segundo previo a lo ocurrido el viernes, e incluso el jueves, cuando ya detectaron que algo no iba del todo bien tras el regreso a las aulas. Aunque nunca sospecharon que acabaría en un intento de suicidio. Cómo el primer día de clase salió «con cara muy triste y ojos llorosos», aunque ella respondía «que solo era que estaba aburrida». O cómo el viernes regresaron a casa desde el colegio tras salir a las 13.00 horas y la madre «tenía que ir a comprar unos limones al lado de casa para la comida» y la niña le pidió no acompañarla esta vez. Y cómo cuando regresaba se encontró a mucha gente junto a su hija que, «tendida en la acera, se