La UE acelera para reducir su dependencia de China en minerales críticos para tecnología.
El químico José Lanza viaja y recolecta meteoritos alrededor del mundo. Algunos se venden por miles de euros, porque en España "la piedra es de quien la encuentra"
Este municipio de la Axarquía de apenas 1.000 habitantes ha ofrecido un respiro creativo en medio de la situación de guerra que vive el país gracias a la colaboración del Ayuntamiento, la Asociación el Pasero, el colegio público Antonio Gala, la Asociación Almenaras y otros agentes sociales del pueblo.
Según el testimonio del regidor, de 30 años, sobre las 00.00 horas estaba en un establecimiento hostelero junto a unos amigos, cuando un vecino empezó a fumar en el interior. «Le llamamos la atención y lo sacamos fuera, con la ayuda del propietario», ha explicado Gallardo, quien ha dicho que fue entonces cuando estos residentes empezaron a «increparlos» y a lanzarles «botellas y vasos de cristal».
El valor aproximado de los vehículos recuperados -que fueron sustraídos en tan solo dos semanas- asciende a más de 35 millones de euros; asimismo, la investigación ha permitido intervenir numerosa documentación y 480.000 cigarrillos robados. En España, los agentes han arrestado a 86 personas y han intervenido 191 vehículos en Algeciras, Alicante, La Junquera, Madrid y Málaga.
Sobre el arrestado también recaía una segunda denuncia por agresión sexual a una mujer en la vivienda del supuesto autor
La operación coordinada por Europol y Eurojust, se ha precedido a la detención de 110 personas, se han realizado más de 80 registros en España y Polonia y se ha incautado tonelada y media de marihuana, más de 20.000 plantas, así como 43 kg de cocaína y 91 kg de hachís
Las cárceles de todo el mundo se han convertido en potentes zonas de transmisión del coronavirus, lo que ha obligado a que algunos gobiernos tengan que liberar a cientos de miles de presos en una loca lucha por frenar la propagación del contagio tras las rejas. En Brasil, que tiene uno de los sistemas penitenciarios más grandes y sobrecargados, los reclusos han grabado vídeos tras las rejas en los que amenazan con matar a los guardias a menos que el gobierno actúe rápidamente para mejorar sus condiciones.
Las noticias falsas o ahora llamadas ‘fake news’ no son un fenómeno reciente. Y es que el uso de los bulos ha sido utilizado con fines partidistas en un esfuerzo de desacreditar al bando contrario no es nuevo. En la I Guerra Mundial diarios británico como el The Times y The Daily Mail se hicieron eco de ciertas informaciones provenientes de Bélgica, en las que aseguraban que las fábricas alemanas se dedicaban a extraer grasa de los cadáveres para fabricar aceites y velas. Incluso de que convertían la carne en comida para animales. Pero todo provenía de una traducción errónea e intencionada. En alemán la palabra ‘kadaver’ hace referencia a una res muerta, lo que demuestra una clara campaña de desprestigio hacia los alemanes. Aun a sabiendas desde que se trataba de un bulo, nadie lo desmintió.Son tiempos diferentes, donde la sobreinformación impera en los medios de comunicación y en la amplitud con la que pueden reproducirse en las redes sociales provoca la perdida de centralización de la fuente y la mas que posibilidad de ‘viralización’ hacen que multipliquen las falsas noticias. De hecho, se estima que las ‘fake news’ son retuiteadas un 70% más que las informaciones veraces, según Un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).Esta dinámica está presente en todas las categorías de la información, pero con más influencia en las noticias de carácter político. Claros ejemplo son la victoria de Donald Trump, el triunfo del Brexit y el “No” en el referéndum por la paz en Colombia. En todos estos casos se trató de campañas claramente polarizadas, donde las redes y los medios de comunicación habrían intoxicado las campañas influyendo en un resultado final, que en todos los casos resultaron inesperados.En cuanto a los motivos que explican la vertiginosa difusión de las falsas noticias, señala el MIT, que los usuarios son “mas propensos a compartir información novedosa (sea real o no), en detrimento de informaciones veraces”. Además, apuntan que “las historias falsas inspiran sentimientos de temor, disgusto y sorpresa en las respuestas, mientras que las verdaderas crean confianza, alegría y tristeza”.Los bulos y el Covid-19Según apunta Carmen Colomina, experta en desinformación y políticas globales, “cualquier desinformación siempre responde a una intencionalidad. La clave está en descubrir qué se busca con la mentira, desde generar alarma social a través de una gamberrada hasta la desestabilización política, geopolítica o incluso económica”.Pero ¿Quién se beneficia de los bulos sobre el covid-19? La avalancha de información sobre el coronavirus genera una gran audiencia e incertidumbre en la misma. Y es que el mensaje de la confusión suele tener un gran calado en la sociedad. Según la guerra de la información usada por Rusia, esta consiste en “vender una idea” con la idea de confundir a la audiencia con el exceso de información, especialmente en una crisis. Como ocurre en la actualidad con el coronavirus donde los científicos aún no tienen todas las respuestas derivadas de la pandemia.“Hay una utilización política de la desinformación, primero para generar descontento sobre los Gobiernos y su gestión y después para intentar colocar los propios temas políticos en la agenda”, señala Colomina. Y es que una sociedad desinformada y asustada se sienten más vulnerables, lo que aumenta la presión sobre los gobiernos.Pero existen otros beneficiarios. Las webs del clic. Páginas que se nutren de noticias falsas a sabiendas que las ‘fake news’ tienen una mayor repercusión y propagación en momentos como los actuales. Y es que, como apunta News Guard, “las informaciones falsas sobre el coronavirus están ganando a las verdaderas”.Como apunta maldita.es, los bulos sobre el coronavirus son otra “epidemia”. Hasta día de hoy han detectado 471 bulos y desinformaciones sobre el covid-19. Para ello apuntan a seis claves para comprobar si la información es veraz o no. Verificar la fuente de información, leer el texto completo y no quedarse con el titular, comprobar las citas falsas de ciertos políticos, cuidado con las cadenas de Whatsapp y, por último, observar si la página es una web satírica.
Las ‘fake news’ o mejor llamadas las noticias falsasLas noticias falsas o ahora llamadas ‘fake news’ no son un fenómeno reciente. Es que el uso de los bulos ha sido utilizado con fines partidistas en un esfuerzo de desacreditar al bando contrario. En la I Guerra Mundial diarios británico como el The Times y The Daily Mail se hicieron eco de ciertas informaciones provenientes de Bélgica, en las que aseguraban que las fábricas alemanas se dedicaban a extraer grasa de los cadáveres para fabricar aceites y velas. Incluso de que convertían la carne en comida para animales. Pero todo provenía de una traducción errónea e intencionada. En alemán la palabra ‘kadaver’ hace referencia a una res muerta, lo que demuestra una clara campaña de desprestigio hacia los alemanes. Aun a sabiendas desde que se trataba de un bulo, nadie lo desmintió. Son tiempos diferentes, donde la sobreinformación impera en los medios de comunicación y en la amplitud con la que pueden reproducirse en las redes sociales provoca la perdida de centralización de la fuente y la mas que posibilidad de ‘viralización’ hacen que multipliquen las falsas noticias. De hecho, se estima que las ‘fake news’ son retuiteadas un 70% más que las informaciones veraces, según Un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Esta dinámica está presente en todas las categorías de la información, pero con más influencia en las noticias de carácter político. Claros ejemplo son la victoria de Donald Trump, el triunfo del Brexit y el “No” en el referéndum por la paz en Colombia. En todos estos casos se trató de campañas claramente polarizadas, donde las redes y los medios de comunicación habrían intoxicado las campañas influyendo en un resultado final, que en todos los casos resultaron inesperados. En cuanto a los motivos que explican la vertiginosa difusión de las falsas noticias, señala el MIT, que los usuarios son “mas propensos a compartir información novedosa (sea real o no), en detrimento de informaciones veraces”. Además, apuntan que “las historias falsas inspiran sentimientos de temor, disgusto y sorpresa en las respuestas, mientras que las verdaderas crean confianza, alegría y tristeza”. Los bulos y el Covid-19Según apunta Carmen Colomina, experta en desinformación y políticas globales, “cualquier desinformación siempre responde a una intencionalidad. La clave está en descubrir qué se busca con la mentira, desde generar alarma social a través de una gamberrada hasta la desestabilización política, geopolítica o incluso económica”. Pero ¿Quién se beneficia de los bulos sobre el covid-19? La avalancha de información sobre el coronavirus genera una gran audiencia e incertidumbre en la misma. Y es que el mensaje de la confusión suele tener un gran calado en la sociedad. Según la guerra de la información usada por Rusia, esta consiste en “vender una idea” con la idea de confundir a la audiencia con el exceso de información, especialmente en una crisis. Como ocurre en la actualidad con el coronavirus donde los científicos aún no tienen todas las respuestas derivadas de la pandemia.“Hay una utilización política de la desinformación, primero para generar descontento sobre los Gobiernos y su gestión y después para intentar colocar los propios temas políticos en la agenda”, señala Colomina. Y es que una sociedad desinformada y asustada se sienten más vulnerables, lo que aumenta la presión sobre los gobiernos. Pero existen otros beneficiarios. Las webs del clic. Páginas que se nutren de noticias falsas a sabiendas que las ‘fake news’ tienen una mayor repercusión y propagación en momentos como los actuales. Y es que, como apunta News Guard, “las informaciones falsas sobre el coronavirus están ganando a las verdaderas”. Como apunta maldita.es, los bulos sobre el coronavirus son otra “epidemia”. Hasta día de hoy han detectado 471 bulos y desinformaciones sobre el covid-19. Para ello apuntan a seis claves para comprobar si la información es veraz o no. Verificar la fuente de información, leer el texto completo y no quedarse con el titular, comprobar las citas falsas de ciertos políticos, cuidado con las cadenas de Whatsapp y, por último, observar si la página es una web satírica.
Las noticias falsas o ahora llamadas ‘fake news’ no son un fenómeno reciente. Es que el uso de los bulos ha sido utilizado con fines partidistas en un esfuerzo de desacreditar al bando contrario. En la I Guerra Mundial diarios británico como el The Times y The Daily Mail se hicieron eco de ciertas informaciones provenientes de Bélgica, en las que aseguraban que las fábricas alemanas se dedicaban a extraer grasa de los cadáveres para fabricar aceites y velas. Incluso de que convertían la carne en comida para animales. Pero todo provenía de una traducción errónea e intencionada. En alemán la palabra ‘kadaver’ hace referencia a una res muerta, lo que demuestra una clara campaña de desprestigio hacia los alemanes. Aun a sabiendas desde que se trataba de un bulo, nadie lo desmintió. Son tiempos diferentes, donde la sobreinformación impera en los medios de comunicación y en la amplitud con la que pueden reproducirse en las redes sociales provoca la perdida de centralización de la fuente y la mas que posibilidad de ‘viralización’ hacen que multipliquen las falsas noticias. De hecho, se estima que las ‘fake news’ son retuiteadas un 70% más que las informaciones veraces, según Un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT). Esta dinámica está presente en todas las categorías de la información, pero con más influencia en las noticias de carácter político. Claros ejemplo son la victoria de Donald Trump, el triunfo del Brexit y el “No” en el referéndum por la paz en Colombia. En todos estos casos se trató de campañas claramente polarizadas, donde las redes y los medios de comunicación habrían intoxicado las campañas influyendo en un resultado final, que en todos los casos resultaron inesperados. En cuanto a los motivos que explican la vertiginosa difusión de las falsas noticias, señala el MIT, que los usuarios son “mas propensos a compartir información novedosa (sea real o no), en detrimento de informaciones veraces”. Además, apuntan que “las historias falsas inspiran sentimientos de temor, disgusto y sorpresa en las respuestas, mientras que las verdaderas crean confianza, alegría y tristeza”. Los bulos y el Covid-19Según apunta Carmen Colomina, experta en desinformación y políticas globales, “cualquier desinformación siempre responde a una intencionalidad. La clave está en descubrir qué se busca con la mentira, desde generar alarma social a través de una gamberrada hasta la desestabilización política, geopolítica o incluso económica”. Pero ¿Quién se beneficia de los bulos sobre el covid-19? La avalancha de información sobre el coronavirus genera una gran audiencia e incertidumbre en la misma. Y es que el mensaje de la confusión suele tener un gran calado en la sociedad. Según la guerra de la información usada por Rusia, esta consiste en “vender una idea” con la idea de confundir a la audiencia con el exceso de información, especialmente en una crisis. Como ocurre en la actualidad con el coronavirus donde los científicos aún no tienen todas las respuestas derivadas de la pandemia.“Hay una utilización política de la desinformación, primero para generar descontento sobre los Gobiernos y su gestión y después para intentar colocar los propios temas políticos en la agenda”, señala Colomina. Y es que una sociedad desinformada y asustada se sienten más vulnerables, lo que aumenta la presión sobre los gobiernos. Pero existen otros beneficiarios. Las webs del clic. Páginas que se nutren de noticias falsas a sabiendas que las ‘fake news’ tienen una mayor repercusión y propagación en momentos como los actuales. Y es que, como apunta News Guard, “las informaciones falsas sobre el coronavirus están ganando a las verdaderas”. Como apunta maldita.es, los bulos sobre el coronavirus son otra “epidemia”. Hasta día de hoy han detectado 471 bulos y desinformaciones sobre el covid-19. Para ello apuntan a seis claves para comprobar si la información es veraz o no. Verificar la fuente de información, leer el texto completo y no quedarse con el titular, comprobar las citas falsas de ciertos políticos, cuidado con las cadenas de Whatsapp y, por último, observar si la página es una web satírica.
Los expertos coinciden. La Covid-19 cambiará muchas actitudes y comportamientos. También a la hora de viajar. Al finalizar el confinamiento llegará lo que han dado en llamar la “nueva normalidad” que se presenta en dos tiempos definidos por la consecución de una vacuna. El primero de ellos se caracterizará por la convivencia con el virus y unos comportamientos sociales muy diferentes a los anteriores a la pandemia. El segundo, una vez exista una vacuna, se definirá por un progresivo regreso a la normalidad.
Las epidemias fatales no son extrañas para el pueblo yanomami. Sin embargo, el 9 de abril, muchos alrededor del mundo se sorprendieron al saber que la COVID-19 había cobrado su primera víctima entre esos indígenas de la selva amazónica que aún viven relativamente aislados a lo largo de la frontera entre Brasil y Venezuela. Alvaney Xirixana era un joven de 15 años de la comunidad de Helepe en la cuenca del río Uraricoera, en el estado brasileño de Roraima, una región afectada por una gran invasión de mineros ilegales de oro.
Era la primera vez que lo hacía. Yoselin Sarmiento se colocó en silencio en una cola para pedir comida el pasado miércoles. Tiene 18 años y hasta hace un mes estudiaba segundo de bachillerato en un instituto Vallecas. El viernes, el madrileño Israel García, de 48, leyó su historia en un reportaje publicado en la web de EL PAÍS desde su casa de Múnich: Las colas del hambre y la pobreza inician su escalada en Madrid. “Que en mi casa tengamos que pedir comida lo llevo como puedo, no es algo que sea fácil de asimilar".
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, nombró este lunes como ministro del Petróleo a su vicepresidente económico, Tareck El Aissami, acusado por EE.UU de narcotráfico y por cuya captura ofrece 10 millones de dólares.
El Caso Merlos, que tanta popularidad está dando al periodista, le puede costar muy caro, profesional y económicamente a este habitual del programa de Ana Rosa Quintana y otras tertulias televisivas. La pregunta es si Alfonso Merlos, que supuestamente se ha saltado la ley que le obliga a mantener el confinamiento puede estar a la cabeza de la imagen de una institución como el Colegio de Abogados de Madrid.
Más de 150.000 personas han muerto a causa de la pandemia del nuevo coronavirus en el mundo y sin embargo aún no se ha podido comprobar qué medicamentos son efectivos para tratar la enfermedad que provoca. Entonces ¿cuánto queda para encontrar fármacos que ayuden a los médicos a salvar vidas?
La Policía Federal ha identificado a Carlos Bolsonaro, hijo del presidente Jair Bolsonaro, como uno de los miembros clave de una organización criminal dedicada a la elaboración y difusión de noticias falsas para amenazar y difamar a autoridades. El periódico 'Folha de São Paulo' asegura que la investigación asegura que esta investigación sería la causa de la destitución del ya exdirector de la Policía Federal, Maurício Valeixo, que ha derivado en la en la salida del Gobierno de Sergio Moro, ministro estrella a cargo de Justicia.
A pesar de tener una numerosa población afroamericana descendiente de los esclavos llegados desde el siglo XVII, Estados Unidos no ha cultivado muchas relaciones con África y cuenta con pocos aliados en el continente. Washington ha mirado hacia África principalmente ante amenazas a su seguridad y por miedo a la creciente influencia de potencias rivales, pero no mantiene una estrategia integral ni ha conseguido labrar relaciones duraderas con los países africanos.
La comunidad de Madrid se ha convertido en la primera región europea en obtener de una institución multilateral, como es el Banco de Desarrollo del Consejo Europeo (CEB), con el objetivo de luchar contra el Covid-19.
En febrero de 2018 un grupo de expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una lista de enfermedades que debían ser una prioridad en la atención e investigación debido a la grave amenaza que representaban para la salud pública. La lista de ocho enfermedades incluía al ébola, el zika, la fiebre de Lassa, la fiebre del valle de Rift, la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, la enfermedad de nipha y los síndromes respiratorios de SARS y MERS. Pero en la lista aparecía una más: “Enfermedad X”.
El coronavirus ha tenido un impacto global y transversal del que tampoco se han librado las organizaciones criminales que operan en México y Centroamérica. La pandemia les ha obligado a cambiar sus usos y costumbres con acciones que van desde la pseudo labor humanitaria hasta el uso de Uber para mantener a flote el negocio.
Francia impedirá que las empresas registradas en paraísos fiscales reclamen la ayuda del Gobierno destinada al rescate por la crisis del coronavirus, siguiendo el ejemplo de Dinamarca y Polonia. Bruno Le Maire, ministro de Finanzas de Francia, ha anunciado este jueves que las empresas registradas o con filiales en paraísos fiscales no podrán optar al paquete de rescate de 110.000 millones de euros del Gobierno.
En el sistema en el que vivimos se nos ha enseñado de que nada de esto nos va suceder en el mundo occidental. Que las epidemias, las guerras y la desigualdad en derechos sociales son cosas de otros continentes y países. Y al final, nuestro egocentrismo, nos hace sentir inmunes a este tipo de situaciones.