La realidad pura y dura - sobre todo para los que sueñan con su III República- es que la dicotomía monarquía-república- no es hoy día una preocupación de la inmensa mayoría de los ciudadanos, a pesar de que el sr Iglesias y algunos panfletos mediáticos insistan en presentarla como tal. En un país con cerca de 100.000 muertos, con 4 millones de parados (y los que vendrán), con cientos de miles de empresas y autónomos en quiebra, con colas del hambre, etc., etc., seguro que hay muchas más cosas que quitan a los españoles el sueño antes que las andanzas del emérito o las vacunas de las infantas. Las cortinas de humo no dan de comer
El Estado esquilma al ciudadano para dedicar los recursos a alimentar el monstruo autonómico y los cientos de miles de chiringuitos y asesores con utilidad más que cuestionable para la gran mayoría de españoles. Es por ello lógico que cualquiera con dos dedos de frente intente minimizar su carga fiscal, y si lo hace legalmente, nada que objetar.
Como los partidos que defienden este tipo de referéndums no tienen el suficiente peso para llevarlo a cabo, nos entretenemos con estas disquisiciones que tampoco conducen a mucho
El Estado español es simplemente una estructura de saqueo y expolio a las clases medias, con un sistema impositivo cuyo único objetivo es robar todo lo posible a la parte productiva de la sociedad. El fisco explota, saquea y roba con un impresionante despliegue técnico, humano y propagandístico. En Hacienda están los mejores profesionales, tienen los mejores ordenadores, el resto de la administración son servicios auxiliares de Hacienda. El dinero recaudado va a dos grupos: una clase dirigente y a una red clientelar de electores que le da soporte. Esas clases privilegiadas: partidos políticos, sindicatos, altos funcionarios y algunas grandes empresas, tienen por objeto maximizar el expolio mientras que se desprecia y se subestima el propio sistema productivo. El desarrollo del régimen actual nace en los 80 con el PSOE. Sus primeras acciones se orientaron a invadir el sistema educativo, inflar la administración, dar a los políticos el control de las cajas de ahorro, mientras desindustrializaba el país. A la vez se diseña un sistema para que los políticos continúen cobrando de los consejos de administración de las grandes empresas que en muchos casos sirven de enlace con la clase política.
De 800.000 funcionarios se ha pasado muy rápido a casi tres millones y medio, de los cuales la sanidad y educación representan un millón doscientos mil, con una clara inflación de centros universitarios, mala calidad educativa y un gasto sanitario por habitante más bien bajo.
Hasta ahora, cuando un partido llega al Gobierno no desmonta todo el aparato de saqueo que se encuentra sino que se aprovecha de él, simplemente toma el relevo. A todo esto hay que añadir un cuarto poder: los medios de comunicación, que en la práctica no es más que un formidable aparato propagandístico de una clase en la que el sentido crítico, el análisis imparcial y la objetividad han desaparecido por completo, mientras toma su parte de los presupuestos públicos.
Cuando la gente joven va madurando - y eso le pasa al mismo Iglesias- se da cuenta de que las hermosas teorías de la izquierda son solo eso, teorías. Y si se intentan llevar a la práctica solo generan miseria y pobreza. Y el que no lo crea que vaya unos días de vacaciones a cualquier paraíso comunista.
Absurdo que tenga llevar una mascarilla cuando paseo por el campo sin nadie a mi alrededor y en cambio me veo obligado a aguantar los efluvios del "runner" de turno que se cruza triunfalmente conmigo sin llevar mascarilla por multitud de espacios públicos de la ciudad.
A muchos les gustaría que el Estado se quede directamente con el 100% de tu salario ya que lo sabe administrar mejor y que a cambio te de unos vales para comprar bienes y servicios de primera necesidad. Eso sí, nada de gastos superfluos que solo te llevan a la molicie y a la afición a cosas mundanas.
Articulo sensacionalista con muy poca base técnica. La inmensa mayoría de los que hoy se denominan SUV's en Europa son en realidad vehículos compactos que simplemente adoptan un estilo de diseño de carrocería más "campero", pero su peso, motor, emisiones etc. son prácticamente iguales que los de un vehículo tradicional de similar tamaño. Y como curiosidad diré que mucha gente los compra no solo por su apariencia sino porque entrar y salir de ellos es bastante más cómodo que en un turismo tradicional con mucha menor altura de sus asientos sobre el pavimento.