Desde que se publicó la Carta de los Derechos Humanos después de la Segunda Guerra Mundial, éstos han sido ignorados constantemente. Cada país campa a su antojo según sus leyes, por no decir de los propios ciudadanos en su uso de la "libertad". Es evidente que nadie hace nada, ni siquiera la propia ONU, por frenar estas prácticas vejatorias.
Me pregunto por qué miran hacia otro lado.
Estoy de acuerdo con #34 shine, pero lo que me llama la atención es lo ridículo de la situación: el cantante Nach, que pertenece a la SGAE, por un lado; la SGAE por otro y el Ministerio de Cultura también. Todos en el mismo "bombo" y dándose gorrazos. Que San Pascualito Rey los perdone.