Lo que hace la Iglesia se llama responsabilidad social corporativa. Es una técnica de relaciones públicas que consiste en crear para la empresa un entorno favorable en el que ejercer su negocio. Son muchos los bancos, cajas de ahorro, cadenas hoteleras y empresas energéticas que destinan recursos a este tipo de actuaciones para mejorar su imagen de cara al público.
La iglesia, dando algo de comida o ropa a la gente que la necesite, no hace más que dar una pequeña limosna si lo comparamos con las ganancias netas que tienen cada año. Más pensando que la Iglesia es una corporación que tiene acciones en Bolsa e inversiones en las famosas Sicav. Sin contar los beneficios que sacan de los colegios concertados (y sus donaciones mensuales voluntarias obligatorias).
Claro está, mejor hacer poco por las personas que no hacer nada.
Siguiendo su argumento, la bomba nuclear es también un don de Dios...