Si las compañías eléctricas ponen trabas a comprar la energía que generamos, ahora podremos almacenarla fácilmente para nuestro propio uso. Se espera que la demanda de las nuevas baterías domésticas se dispare.
En este país grandes empresas esclavizan a trabajadores sin contrato y seguridad social aprovechándose de la necesidad de sobrevivir de la gente. Doy fe. En los periódicos es una práctica muy común. Claro y después, sin haber cotizado, no tienes derecho ni a sanidad. Mientras tanto, seguimos sin impuesto a las transacciones financieras que podían sacar al mundo de la crisis creada por la especulación. Es surrealista
No hay recate que valga para una deuda privada que en este país es 4 veces el PIB. Pago de deuda para los potentados financieros y no hay rescate para los hipotecados de a pie que se han quedado sin curro. Es más, a través de sus (nuestros) impuestos se pagarán los intereses de ese rescate, que se contabilizarán en los presupuestos del estado. Es decir, menos dinero para partidas de bienestar social, investigación o educación. Vamos, que la bancarrota del país está cantada. Claro, que de eso Rajoy por supuesto no va a hablar...
Lo más patético de todo es que sus votantes le justifican todo. La falta de criterio en la derecha asusta. Se dejan llevar al precipicio con toda la entrega.
Subscribo el artículo completamente. No entro en si Soraya es mejor o peor madre que otras que se dedican completamente a sus hijos. Cada cual se adapta a sus circunstancias. Lo que está claro es que esta señora tiene un poder adquisitivo de lujo y no está en posición de exigir sacrificios a nadie. Es vergonzoso lo que la cúpula del PP está perpetrando sin dar el más mínimo ejemplo. Es como en la época medieval. Sólo ha cambiado el formato pero el fondo es el mismo: señores y peones a su servicio
#107 El criterio propio y el discernimiento no es precisamente lo que cultiva la educación más rancia de este país. El buen gusto y el respeto desde luego que tampoco. Llamar poeta a un borrego de semejante calado...
A nuestros gobernantes debería caérseles la cara de vergüenza. Claro, que como a ellos no les toca, su principal preocupación es asegurarse una vida confortable para ellos y los suyos.
El fracking es una peligrosa forma de extraer gas con graves consecuencias para el medio ambiente y la salud. ¿Por qué los intereses corporativos vuelven a primar sobre el bienestar general? Una vez más, la avaricia y la visión cortoplacista que caracteriza a España.
Meter el miedo en el pueblo ha sido una táctica habitual de los poderosos para mantener el control y seguir enriqueciéndose sin protestas populares. Se ve perfectamente en la doctrina del shock de la periodista Naomi Klein www.youtube.com/watch?v=gP591bZNc0I
¿Acaso alguien tiene dudas de que España es el siguiente después de Irlanda, Portugal y Grecia? Yo hace tiempo que veo claro lo de meter los ahorros, quien los tenga, en el colchón. Viendo cómo la pasta se escapa del país, ¿qué más se puede esperar?
Todo lo que les perjudica a ellos es malo para España, claro. Cuanto más oscurantismo mejor. Como las fosas comunes de la guerra civil. Pasan los años y no avanzamos.
Más de lo mismo. Caciquismo a ultranza que parece no vamos a quitarnos de encima con facilidad. Habrá que empezar por cambiar la ley electoral para desinstutucionalizar el mamoneo con que se maneja este país de tercera división.
Es lo que tiene asumir el poder sin méritos personales. Una vez más queda en evidencia la mediocridad de un país donde el amiguismo es la mejor carta de presentación. La mediocridad por excelencia.
Tiro la piedra y escondo la mano. O más bien, me guardo la pasta en el bolsillo y me voy de rositas. Es la ética de este país de pandereta. Por mucho que se quiera vender la marca España, nuestra credibilidad está por los suelos. Y no me refiero a la prima de riesgo, que ese es otro mamoneo de las hienas especuladoras para comprar deuda a más intereses.
Sí, es como decir que el dinero no da la felicidad. Eso hoy en día ofende a los que no tienen para dar de comer decentemente a sus hijos o pagar la hipoteca. Hemos retrocedido a la década de 1950