Hace 1000 años, el mundo se regía por la superstición y la espada. Era una época de oscurantismo, un mundo de terror. La era de las gárgolas. Estatuas de piedra de día, guerreros de noche, fuimos traicionados por los humanos a los que juramos proteger y transformados en fría piedra durante un milenio por culpa de un hechizo. Ahora, aquí en Manhattan, el hechizo se ha roto y hemos vuelto a la vida. Somos los defensores de la noche. ¡Somos Gárgolas!