Señor del País de Hatti. Miembro de la Asociación Ugarítica de Amigos de la Juerga. Amigo de sus amigos y enemigo de los hurritas. Sabe, por dolorosa experiencia, que no hay que fiarse de los comerciantes de cobre de Chipre, o tratar de emparentar con la familia real egipcia.
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El pacifismo es objetivamente profascista. Es de sentido común elemental. Si obstaculizas el esfuerzo de guerra de un lado, automáticamente ayudas al del otro. Tampoco hay forma real de permanecer al margen de una guerra como la actual. En la práctica, "el que no está conmigo, está contra mí". La idea de que de alguna manera puedes mantenerte al margen y por encima de esta lucha, mientras vives de la comida que los marineros británicos tienen que arriesgar sus vidas para traerte, es una ilusión burguesa engendrada por el dinero y la seguridad. El Sr. Savage comenta que 'según este tipo de razonamiento, un pacifista alemán o japonés sería "objetivamente pro-británico".' ¡Pues por supuesto que lo sería! Por eso las actividades pacifistas no están permitidas en esos países (en ambos la pena es, o puede ser, la decapitación) mientras que tanto alemanes como japoneses hacen todo lo posible para fomentar la expansión del pacifismo en los territorios británico y estadounidense. Los alemanes incluso dirigen una espuria radio "libre" que sirve propaganda pacifista indistinguible de la del PPU. También estimularían el pacifismo en Rusia si pudieran, pero en ese caso se han topado con un hueso duro de roer. En la medida en que surta efecto, la propaganda pacifista solo puede ser efectiva contra aquellos países donde todavía se permite cierta libertad de expresión; en otras palabras, es útil para el totalitarismo.
Una ilusión burguesa engendrada por el dinero y al seguridad.