#38, #21 A ver, aquí hay dos puntos en el debate:
1) Libertad para consumir lo que quieras.
2) Libertad para no consumir algo si no quieres.
Los fumadores se acogen al punto 1. Es el mismo argumento que se podría utilizar para legalizar otras drogas: ¿para qué va a meterse el Estado o quien sea en mi libertad para consumir lo que yo quiero? Otra cosa es que, por supuesto, los controles de alcoholemia tienen todo el sentido del mundo, porque a la hora de conducir un vehículo es la seguridad de otros la que está en juego.
Y el punto 2 es el que defendemos muchos no fumadores que consideramos que el humo de tabaco es pestilente, y que si bien un fumador tiene derecho a fumar, también lo tiene un no fumador a no fumar. Y es por ello que no se prohíbe fumar, sino que se restringe el fumeteo en lugares de uso público como los autobuses, el metro, los hospitales, los cines, los restaurantes... y también los bares.
De hecho, aún faltaría obligar a dejar una distancia mínima de la puerta de un edificio cuando se está ahí parado y fumando: lo de tener que sortear un pasillo de médicos fumadores para poder entrar en el hospital es muy desagradable. Y por el mismo motivo, prohibir fumar mientras se espera una cola: hay otra gente que está en la misma cola y que no tiene por qué tragarse ese humo; si quieres fumar un cigarrillo mientras esperas, pides al de delante y al de detrás que te cuiden el sitio, te apartas unos metros (no uno ni dos) fumas allí y luego vuelves.
#21 Estoy de acuerdo contigo en que es una hipocresía suprema la actitud de los diferentes gobiernos. El tabaco debería PROHIBIRSE, y punto: pero como está claro que Poderoso Caballero es Don Dinero y que ninguno piensa renunciar a los ingentes millones que se ingresan con los impuestos del tabaco (amén de toda la industria y puestos de trabajo que hay en juego, aunque todos sabemos que eso en el fondo se la pela bastante más que el primer factor), como eso está claro (y prosigo) sólo nos queda regular un poco la situación para que los no fumadores no paguemos con nuestra salud la adicción de otros. Y creo que hasta el fumador más empedernido reconoce que el olor que queda cuando sales de un bar o de una discoteca es harto desagradable, amén de que el humo es molesto.
Lo que habría que hacer, además, es subvencionar a las personas que quieran dejarlo, En vez de gastarse tantos millones publicitando las nuevas fotos de las cajetillas (que las pastillitas cuestan un ojo de la cara y eso desanima a muchos) No entiendo por qué no se incluye esta medida en la ley anti-tabaco......