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«El machismo mata»: un comentario crítico
No me agradó comprobar mediante el visionado del programa de Salvados titulado El machismo mata que mi último texto publicado, precisamente sobre el problema de la así llamada «violencia machista», tiene visos de hallarse bien orientado en el cuestionamiento de la forma como se enfoca el fenómeno del maltrato y la agresión contra las mujeres en el contexto de la relación de pareja. En su último trabajo televisivo Jordi Évole me da razones para pensar que la sospecha de sesgo ideológico que yo expreso como conclusión de mi reflexión sobre el asunto puede tener justificación objetiva.
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Meditaciones filosóficas sobre la «violencia machista» (al margen de lo políticamente correcto) www.filosofiaenlared.com/2016/02/meditaciones-filosoficas-sobre-la.htm
Las dos siguientes entregas de este trabajo:
«El machismo mata»: un comentario crítico (segunda entrega) www.filosofiaenlared.com/2016/02/el-machismo-mata-un-comentario-critic
«El machismo mata»: un comentario crítico (tercera y última entrega) www.filosofiaenlared.com/2016/03/el-machismo-mata-un-comentario-critic
A mí me parece revelador de una concepción de la institución de la pareja según la cual se considera lo normal la renuncia al ejercicio de libertades elementales y la apreciación de los celos como una emoción autentificadora del amor. Su presencia en un libro de cierto éxito de ventas escrito por una psicóloga y dirigido a lectoras preadolescentes demuestra que se socializa al individuo en un cierto modelo de pareja que constituye un excelente caldo de cultivo de una afectividad sexual no precisamente sana. Su entraña perversa es la posesividad. Como sabe ver certeramente el psicólogo Yves-Alexandre Thalmann en su insolente librito titulado Las virtudes del poliamor:
El amor sentimental busca la posesión de su objeto, porque es el depositario de la satisfacción de numerosas necesidades fundamentales: la seguridad afectiva, la ternura, la sensualidad, el reconocimiento, verse estimado por sí mismo. El que ama pone en manos de otra persona la mayor parte de las claves de su bienestar. Su temor a perder esa felicidad está a la altura de su alegría y de su regocijo. De ahí su necesidad de controlar a la pareja y de considerarla cada vez más como su propiedad. Las relaciones amorosas se vuelven entonces juegos de poder.
La señora Marina Marroquí nos narra, a través de su caso personal, una de esas historias de posesividad que se plasma en el poder y el control que el miembro de la pareja en situación de ventaja -por las razones que sea, también las creencias y actitudes machistas- ejerce sobre el otro. En su relato destaca ese aislamiento social y esa incredulidad del entorno que disculpa lo que se considera algo normal entre novios, y que lleva antes o después a la desconexión de las amistades que antes de la relación se cultivaban de forma personal y autónoma. Es la historia que magistralmente cuenta la directora de cine Icíar Bollaín en su terrorífica película Te doy mis ojos, título que plasma con siniestra lírica el infierno del amor conyugal concebido desde la posesión y entrega totales, y donde quedan igualmente plasmados el tormento de quien sufre los celos así como la soledad íntima de quien ha roto con su entorno social (amigos, familia...), perdiéndose a sí misma -además de perder su dignidad- en el trance de lograr la plena realización del amor romántico.
Da que pensar @Varlak_
lo primero: no me he leido el articulo (ya que no puedo ver el capitulo de Evole, atresmedia no permite ver su contenido en UK, así que no tiene mucho sentido) pero si he leido tu comentario y la mitad de los articulos relacionados. No por vagancia (aunque me parece que el autor escribe de forma innecesariamente enrevesada), sino porque estaba intentando copiar cada argumento falaz y en el movil es complicado, así que por ahora ignorarè la crìtica al estilo y me centrarè en el mensaje, intentando ponerme positivo por el bien del debate, ya me acabarè los artículos con una pantalla y un teclado, pero por ahora tengo material suficiente para un buen primer comentario.
A pesar de que no estoy de acuerdo con la forma de razonar del autor estoy de acuerdo con parte de sus conclusiones. No considero que todo acto de violencia contra una mujer sea violencia de gènero, y es uno de los miles de errores comunes de la prensa, que posteriormente arrastran al discurso politico, aunque sinceramente, mientras los jueces sepan la diferencia (cosa que tambien se puede discutir) no le voy a pedir a la prensa que utilice la terminologia correcta a estas alturas, es una batalla que ya dí por perdida.
Me gusta mucho ver que el autor y tu mismo diferenciais machismo y posesion, la mayoria de la gente lo trata como si fuera el mismo problema, aunque tu pecas del caso contrario y consideras que no tiene relacion ninguna. En mi opinion, son dos problemas diferentes con soluciones distintas pero que ambos estan intimamente relacionados. Creo que el machismo genera posesion y que la posesion genera machismo, creo que no podría sobrevivir uno sin el otro y que hay que atacar las dos cabezas como parte del mismo problema. Considero que los mitos del amor romantico llevan a conclusiones muy peligrosas (si alguien no està de acuerdo que intente ver "la sirenita" desde un punto de vista critico y juzgue que mensaje le llega a una preadolescente con esa pelicula). por eso considero que las alternativas a la monogamia pueden hacer mucho bien a nuestra sociedad como destructoras de muchos de los males de esta (como la posesión, y por tanto, el machismo) y como alternativa liberadora para mucha gente que no quiere vivir encorsetada en un solo modelo rigido e impuesto.
Considero que la intimidad es, en cierta manera, es sustento de la seguridad afectiva y de la identidad e integridad personales(1) y que su defensa tiene valor en sí mismo y beneficia al bien común(2).
Una de las maneras de menoscabar la intimidad es reducirla al ámbito de la pareja. Esto me irrita especialmente y por eso te he referenciado. En la conyugalidad se comparte cierta intimidad, claro, pero lo íntimo propiamente dicho tiene que ver principalmente con la relación con uno mismo y el autocuidado afectivo y se opone a la entrega total y absoluta de la propia autopercepción a favor de la pareja, la ideología política, la empresa, el grupo étnico o lo que sea.
Ignoro por qué dices que yo niego cualquier relación entre machismo y posesión. Ni siquiera creo que nadie lo haga. Simplemente no me considero mínimamente preparado ni motivado para establecer unas relaciones entre esos dos aspectos que parecen muy complicados. No es mi tema. Por otro lado los que dicen que en una agresión de un hombre a una mujer siempre hay elemento machista que fundamenta su violencia en un entramado patriarcal son los ideólogos sobre la violencia de género en España: Miguel Lorente y Luis Bonino. Sus directrices marcan el espíritu de la LIVG. No es un invento de la prensa(3).
Por otro lado, es obvio, la posesión no es una exclusiva de los hombres por mucho que las mujeres se vean subordinadas en la sociedad más patriarcal. O tal vez por eso mismo. Eso también es un tema interesante en sí mismo aunque haya quien pida perdón al tratarlo dado que hay problemas más… » ver todo el comentario
El enlace de R. Osborne www.pensamientocritico.org/raqosb0210.html está cambiado de sitio por el de Hombres privilegiados, hombres expropiados blogs.publico.es/numeros-rojos/2015/01/21/hombres-privilegiados-hombre que no he colocado.
Sobre la cuestión del abuso de la palabra "privilegio" en el activismo se puede ver el envío www.meneame.net/m/ADH/sobre-expresion-revisa-tus-privilegios-lenguaje-