Seguramente muchos accidentes laborales suceden por causas fortuitas y no hubiesen podido evitarse ni siquiera tomando las debidas precauciones que de manera prudente y honesta deben tomarse. En otros casos la precariedad con la que los trabajadores se ven obligados a realizar su trabajo es tal que les condena irremediablemente al siniestro al carecer de las protecciones necesarias, los medios, la capacidad, o la debida formación para enfrentarse a los peligros de su miserable entorno laboral. En un escalón intermedio entre los dos anteriores escenarios, el de …