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Almorzando con Gaudí -
Sobre un mantel de un blanco impoluto, se encontraba un plato de lechuga y escarola, a las que Don Antonio añadió, tras aplastarlas, unas gotas de un brillante aceite de oliva. Su rostro cambió de aspecto y sus ojos se abrieron con el ansia de degustar su extraño preparado.
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