En pocos días se celebra la fiesta de Halloween, ya sabéis, truco o trato, me das o te doy, elijan la traducción que quieran. Mi hijo, como otros muchos chavales de su edad, me dijo que quería disfrazarse de los tipos de mono rojo del Juego del Calamar. No ha visto la serie, ni tampoco la mayoría de sus compañeros, pero el disfraz le gusta.
He hablado con él, entiende que no es una serie para chavales de diez años y, de hecho, no quiere verla porque no le gustan las películas donde sale sangre. Pero el disfraz le gusta. Así que tras debatirlo en casa se llega a la conclusión de que adelante. Por tener un plan B, aparte del mono rojo y la careta negra le compramos una careta de Dalí, porque en el peor de los casos en un pispas pasan de ser esbirros asesinos a ladrones de buen corazón.
Porque en efecto en su cole -en muchos coles- el disfraz en cuestión está prohibido. La serie, dicen, no es para niños y fomenta una conducta perjudicial para ellos. Estoy de acuerdo en el razonamiento. Asesinatos gratuitos y ver como la gente hace barbaridades para lograr un dinero que les saque del agujero que es su vida no es algo que con diez años se pueda asimilar fácilmente.
Sin embargo, hubo algo que me llevó a aceptar el disfraz calamaraiano en cuestión: ‘es Halloween papa. Los disfraces son de monstruos y asesinos. Gente mala en general. Nos disfrazamos para dar miedo’. Y es cierto.
He mirado en Wikipedia. Freddy Krueger, 40 asesinatos, Chucky el muñeco, 35, Pennywise, de It, 18 con nombre y apellido, aunque en realidad son bastantes más. Esos tres disfraces los tienes en Amazon en versión infantil. Por no hablar de otros disfraces que también he visto en chavales como Leatherface, Jason Voorhees, zombies de Walking Dead, Annabelle, Jigsaw y otros.
Como se puede comprobar, estos personajes no solo acojonan mucho mas que el minion rojo del calamar, es que son mucho más mortíferos y sádicos, pero esos hacen gracia. ¿Por qué? No lo sé. Lo único que se es que el viernes mi hijo va a disfrazarse de algo que solo ha visto en memes porque es mainstream, y a lo peor vuelve a casa con una nota para los padres.