Desde la izquierda se nos insiste que la tragedia que estamos viviendo podría haberse suavizado con la ausencia total de sanidad privada. Yo niego la mayor porque nunca se ofrece un benchmark para poder comparar distintos modelos en este escenario de avalancha de pacientes que requieren atención continua. La afirmación de que la sanidad 100% pública hubiera capeado la crisis más favorablemente está basada en supuestos que son difícilmente demostrables. Partiendo de la base de que no han habido recortes en Madrid si incluimos el gasto público en servicios privados como parte del presupuesto (algo que parece omiten muchos para decir que sí han habido recortes) y partiendo de la base de que no hay datos que apunten a la culpabilidad de los servicios privados en esta crisis no veo razón en renunciar a las ventajas del servicio privado de sanidad que son:
Eficiencia: Cuando debe haber beneficios para el accionariado, debe haber eficiencia por cojones. El que piense que esa eficiencia puede lograrse por medio de funcionarios es completamente naíf. Los ciudadanos no tenemos ni los medios ni el tiempo de vigilar que el dinero de nuestros impuestos está rindiendo adecuadamente.
Costes fijos y capacidad de adaptación: Si los ciudadanos no necesitamos más ciertos servicios o recursos o queremos cambiar a otro servicio por cualquier motivo, entonces no renovamos el contrato. Eso no lo puedes hacer con funcionarios y recursos públicos, una vez forman parte de tu plantilla y "assets" te los comes para siempre aunque llegues a un punto donde no los necesites más o quieras cambiar a otra cosa por necesidad.
Importante reducción de corrupción: Fondos públicos + políticos = corrupción. Cuando en una empresa los accionistas están encima empujando por ser más eficientes, la corrupción está bien vigilada porque las cuentas están auditadas con lupa y los responsables intermedios se esfuerzan (egoístamente, esa es la clave) por evitar abusos y escaqueos de sus equipos de trabajo. Esperar que los responsables políticos y funcionarios velen por el dinero de ese ente indefinido y lejano llamado ciudadanía es utópico ("El dinero público no es de nadie." - C. Calvo). Es cierto que la concesión de contratos todavía es susceptible de corrupción pero eso es más concreto y mucho más visible para la opinión pública y se puede vigilar mejor o implementar sistemas que reduzcan el poder del político de turno en ese aspecto.
Yo apoyo el concepto de sanidad mixta de Madrid, que es similar en otros países europeos por los motivos anteriormente mencionados.
Para los temas de salud delicados como enfermedades graves y crónicas, cirugía crítica, atención a la dependencia, etc: recursos públicos y funcionarios bien pagados porque es la mejor forma de garantizar el servicio. Este es el "core" del sistema. La ventaja del servicio público es el soporte casi ilimitado del estado si es necesario, aunque no sea eficiente esto es una propiedad necesaria en ciertos casos.
Para todo lo demás, concertada: fondos públicos, servicio universal garantizado, pero servicio privado y copago para el que tenga recursos.
En el equilibrio está la virtud, para ciertas cosas lo privado funciona mejor, para otras lo público. Merece la pena renunciar a una configuración óptima tan sólo por ideales políticos? Estoy cayendo en equivocaciones o trampas? Me gustaría saber cuales son.