El presidente de la República, Mattarella, ha rechazado la lista de ministros que le presentaba Conte porque no le gusta uno que es euroescéptico. Esto nunca había pasado. Han sido ministros: criminales condenados por fraude fiscal, imputados por corrupción, mafiosos... ¡hasta Berlusconi (que lo tiene todo)!... Pero un euroescéptico, hombre, eso es intolerable.
El presidente de la República en Italia nunca había cuestionado el nombramiento de ningún ministro. Su figura es como la del Rey de España, pone la firma pero el poder reside en el parlamento, que es quien propone y decide en función de sus mayorías. ¿Se ha extralimitado Mattarella? ¿No es su firma un acto debido, una vez ya había encargado formar gobierno a Conte?
Luigi Di Maio, líder del M5s está valorando un impechment contra el presidente, previsto en el artículo 90 de la constitución.
Salvini, lider de la Lega, enfadadísimo, carga contra los poderes que están detrás de Mattarella, ¿cuales? Hoy Matarella propone formar gobierno Carlo Cottarelli, un hombre del FMI y cercano al PD.
M5s y Lega representan, juntos, el 60% del electorado. Han estado semanas redactando un Contrato de Gobierno que definía punto por punto los temas que iba a tocar el nuevo ejecutivo y como los iba a afrontar. Una vez redactado, han decidido, primero, quién sería el primer ministro y después junto con el mismo una vez ha recibido el encargo del Jefe del Estado, el resto de carteras. Lo siguiente siempre había sido un trámite, presentar los nombres al Presidente de la República para que éste rubricase el nuevo gobierno.
Pero a Mattarella no le parece bien Paolo Savona como ministro de Economía. ¿La excusa? Savona defendió en el pasado la salida del euro, y el Presidente "debe proteger los ahorros de los italianos". Olvidando que en el Contrato de Gobierno no está la salida del euro, ergo se inventa un peligro que no hay.
Así que por primera vez en Italia, el Presidente de la República pasa por encima de la voluntad de la mayoría parlamentaria y va por libre, vetando un "gobierno del cambio" que se salga de las directrices de ¿Berlín? ¿Bruselas? ¿Los mercados financieros? ¿El establishment?
Así lo ha denunciado Di Maio, "no hay democracia en Italia. Si los gobiernos los van a decidir "los mercados", "los inversores", etc. ¿para qué nos hacen ir a votar?". "¿Por qué Savona, que fue ministro con el gobierno Ciampi ahora no vale? ¿Cuando lo propone el PD esta bien y si lo propone el M5s ya no?", se pregunta Di Maio. Y tiene razón, Savona ya había sido ministro en un anterior gobierno. Tiene una carrera política impecable y jamás un problema con la justicia. No hay ningún motivo real, de peso, para vetarle como ministro. Por eso el líder del M5s añade: "Y ahora dicen, pues vamos a las elecciones. ¿Para qué? ¿Y si consiguieramos no el 60 que ya tenemos, el 80% del electorado, qué? ¿Volvemos a proponer a Savona y de nuevo el presidente lo veta? Si lo que quieren es impedir un gobierno del cambio. que gobierne la Lega y el M5s, pues que lo digan. Pero yo no puedo aceptar que un ministro no lo decida la mayoría parlamentaria y lo decidan las agencias de rating".
Hoy "las agencias de rating" le ordenan al impresentable de Matarella que proponga a un hombre claramente del establishment, Carlo Cotarelli. El lider de la Lega, Salvini, ya ha advertido: "Si Berlusconi vota a Cotarelli, la coalición está rota". Y va a ser difícil que pueda formar gobierno cuando no tiene apoyo de la mayoría parlamentaria.
Por primera vez en Italia la jefatura del Estado y el parlamento están enfrentados en una crisis institucional sin precedentes. Y quizás por primera vez se muestra escandalósamente lo poco que importa la voluntad popular. M5s y Lega no solo representan el 60% del electorado, si no que ambas formaciones tienen una democracia interna ausente en los partidos tradicionales. Su Contrato de Gobierno fue votado por sus bases, el M5s por voto electrónico y Lega poniendo urnas. Y ganó el sí.
Se puede decir entonces que Mattarella está actuando no como un Presidente de una República parlamentaria si no como un caudillo paternalista. Paternalista en apariencia claro, él sabrá qué interese realmente está defendiendo. No el de la mayoría de los italianos. Italia no necesita un presidente así. Un presidente contra la democracia.