La actualidad informativa es la que manda, y Canarias está ahora en la parrilla. Y no es para menos, ya que si una inmigración descontrolada resulta preocupante para nuestros amigos de la Europa continental, ¿qué preocupaciones no suscitará en los vecinos de unas islas? Por supuesto, es un marco óptimo para que una noticia de sucesos con MENAS incluidos haga aflorar las más apasionadas discusiones. Menos mal que seguimos estando uno de los tres países menos violentos del mundo (¿Sigue así?), y el nos están matando no deja de ser de un sensacionalismo de órdago. Bueno, que me desvío… Como iba diciendo, los ánimos están caldeados y es momento de escuchar opiniones valientes, intrépidas, directas. Como la de repatriarlos a sus madres. ¡Acción, coño!
Me gustaría pararme en un supuesto concreto: el MENA tiene DNI español. Son muchos los que aun así no se dejan achantar por este nimio detalle, este accidente burocrático. Porque hay un problema, y ¿habrá que solucionarlo, no? ¡Acción, ostias! Si tiene nacionalidad española, pues se le revoca. Aquí el que no quiera comportarse, DNI roto y que se vaya a su casa. “A su país de nacimiento naturalmente y se les revoca la nacionalidad española. Recuerda que están en España por su propia conveniencia, España no los llamó ni les debe nada ni los necesita para nada. Si vienes a buscar las oportunidades laborales que faltan en tu país bienvenido seas, si vienes a golpear y a robar ahí tienes la puerta.”, me decía un meneante.
Puigdemont acaba de descorchar una botella de cava en Waterloo… ¿Vamos a decirles a los independentistas del PdCat que son españoles porque lo pone el DNI, pero vamos a cuestionar la españolidad de unos árabes? ¿La nacionalidad es negociable bajo ciertas situaciones? No. La nacionalidad no es ni un sentimiento, ni un rasgo moral, ni racial, ni cultural. Tú eres español porque lo pone tu DNI, aunque hables árabe, catalán o aranés.
La nacionalidad no se revoca porque la nacionalidad significa ciudadanía. Y esto es más importante que toda esa visceralidad infantil o banalidad folklórica. Sí, sí zeñó. En comparación con la ciudadanía, lo demás es banal. Tus libertades existen dentro de un estado, con su marco jurídico y su “carta” de libertades. Tú no tienes una mierda de derechos si no hay un aparato que obligue a un tercero a actuar en función de una jurisprudencia. Ni derecho a la propiedad privada, ni a proteger tu idioma ni tu patrimonio cultural, ni a los derechos humanos ni a ná de ná. Sin estado coercitivo detrás de esa colección de derechos que es la jurisprudencia de un estado, no tienes más que un Winchester y el libro de las revelaciones de Joseph Smith.
Tienes derechos porque tu DNI pone que eres español, ciudadano del estat espanyol. Cada vez que un "bienintencionado" meneante justifica la retirada de la nacionalidad en base a criterios como el origen, los antecedentes, el nivel de integración, etc; está minando el valor de mi DNI, de mi nacionalidad, de mi libertad, de mi ciudadanía. ¿Estamos locos?