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Banearon mi anterior cuenta de 2010 por pedir un admin dedicado, como finalmente terminó ocurriendo

Solo vengo a exponer un breve y conciso hecho que me pasó en mi anterior cuenta de Dadrio, resulta que después de pedir explicaciones sin faltar al respeto ni insultar me termina baneando cierto admin que es famoso por cosas como estas, una cuenta con 13 años baneada directamente por pedir algo sensato, el administrador que me baneó responde apenas seis comentarios antes.

¿Qué quiero con todo esto? El restablecimiento de mi anterior cuenta del año 2010 y la garantía que semejante admin no va a volver a proceder de semejante forma contra nadie, a la vista está que le va grande, de hecho hay incluso admins o exadmins que negativizan por sistema cualquier crítica al sitio.

Por favor @eirene ¿podrían devolverme la cuenta?

El susodicho comentario:

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Es muy lamentable que menéame obteniendo ingresos por publicidad, no tenga a un administrador de verdad que administre sin meterse en fregados de strikes a las semanas de los hechos, que esperan para contratar a alguien? Ya sabemos que las buenas intenciones están cargadas de multitud de "errores" humanos.

Y comunicarse con el abuse@meneame.net es comunicarse con quién te ha puesto el strike aleatorio :shit: incluso forocoches tiene mejor moderación.

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www.meneame.net/story/meneame-va-de-culo/c032#c-32

Un saludo a todos y gracias por vuestra atención.

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El coche como ansiolítico

El coche como ansiolítico

Tengo un amigo, rondando el medio siglo de edad, que padece de ataques de pánico. Como suele pasar en bastantes casos de este tipo, normalmente es una persona muy tranquila. Rara vez se estresa, y digamos que siempre tiene su vida en orden (trabajo fijo, estabilidad familiar, etc.). Lo de los ataques de pánico no le viene de ahora, sino que los lleva padeciendo toda la vida. Él dice que, por fortuna, muy de cuando en cuando, le entra un ataque de ansiedad, sin causa aparente, que es muy difícil de controlar. Al principio tomaba benzodiacepinas (ansiolíticos) para tranquilizarse, pero es un tipo muy reacio a tomar medicación.

Me contó una cosa muy curiosa: un día descubrió, tras un ataque de ansiedad antes de que tuviera que ir al trabajo sí o sí, que el hecho de conducir le tranquilizó. Y mucho. Desde entonces, cuando tiene un ataque de pánico agarra las llaves del coche y se dedica a dar vueltas con él. Si no hay mucho tráfico a callejear; si hay más tráfico, por alguna carretera menos urbana. Diez, veinte, treinta kilómetros hasta que se le pasa.

Dice que la obligación de estar concentrado al volante, del embrague, el freno, el acelerador, el cambio de marchas y los intermitentes, le distraen de lo que más le impide relajarse durante un ataque, que es la respiración rápida, la taquicardia y la sudoración, además de los pensamientos negativos. Y lo mejor es que, una vez que se le pasa el ataque, al no haber tomado medicación, puede "volver a la normalidad", algo que no consigue con los tranquilizantes pues le provocan mucha somnolencia, niebla mental y desgana.

Pensé, después de que me contara todo esto, ¿y si la gente que está enganchada al coche para moverse a cualquier lado en realidad lo está utilizando como ansiolítico?

Me explico: observo que mucha, muchísima gente, es incapaz de centrarse en sus pensamientos. Que se pone nerviosa al escuchar su diálogo interno. Que se aburre sobremanera si no tiene en todo momento un hilo de actividad cerebral procedente de estímulos externos, aunque en el fondo sólo sea "ruido intelectual".

Creo que lo vemos todos los días, con la gente enganchadísima a su móvil. Gente incapaz de leer un libro porque el estímulo no es el suficiente para tenerlos concentrados. Personas que lo primero que hacen al llegar a casa es encender la tele, aunque no la vayan a ver.

Muchas personas que caminan o corren como deporte u ocio afirman que no lo hacen sólo para mejorar su estado físico, sino porque "es su tiempo". El rato en el que, entre zancada y zancada, pueden concentrarse en sus pensamientos, sus dudas y preocupaciones. Caminar o correr ligeramente se les hace perfecto porque es una actividad que requiere poca concentración y esfuerzo físico.

Pero, a la vez, muchas personas no son conscientes de la inutilidad que supone coger el coche para ciertos trayectos. El coche sólo es práctico en dos situaciones:

 - Para trayectos superiores a 20 minutos andando, siempre que se vaya desde un punto A a un punto B (no haya que buscar aparcamiento) y el tráfico sea ligero o medio.

 - Para trayectos superiores a 45 minutos andando, si se sale desde un punto A a un punto B indefinido (hay que buscar aparcamiento), y el tráfico es medio o congestionado.

Hay que tener en cuenta que, además del tráfico, los semáforos y los pasos de peatones (que hacen que varíe mucho la duración del trayecto) hay que añadir al menos cinco minutos desde que se sale de casa (o se accede a la plaza de garaje) hasta que nos ponemos en marcha, más, una vez aparcado el coche, llegamos al destino (salvo que aparquemos en la misma puerta). Si además hay que buscar aparcamiento, se puede tener suerte y encontrar aparcamiento en un par de minutos, o estar un cuarto de hora dando vueltas. A menos que se aparque en un parking, de los que para salir andando tampoco es que sea rápido.

A pesar de todo ello, vemos constantemente a personas que cogen el coche para un trayecto en el que se tarda andando quince minutos para llegar... en quince, veinte minutos o más. Puede entenderse si la persona tiene problemas de movilidad, o si se va a hacer la compra o recoger algo pesado. Pero éstos no son siempre el caso. Hay gente que lo hace para ir a la farmacia, o al gimnasio, o a trabajar.

De hecho, hay trayectos que, bien calculada la ruta, se hacen en menos tiempo en transporte público que en coche, dependiendo de la ciudad (carriles dedicados, por lo que se ahorran mucho tráfico) y las posibilidades de encontrar aparcamiento (lo bueno que tiene el transporte público es que no tienes que aparcar el metro/autobús, con lo que ahorras mucho tiempo). Además, hoy por hoy es rara la mediana o gran ciudad que no tiene una frecuencia de paso muy establecida, anunciada en las marquesinas o incluso en aplicaciones de móvil en tiempo real. Pero aún así, hay gente que no toma el transporte público "porque le aburre", o le hastía el tiempo de espera sin hacer nada (de ahí que las paradas de autobús y metro estén llenas de gente con la vista clavada en la pantalla de su smartphone).

Por todo eso, tengo la teoría de que el coche sirve muchas veces de ansiolítico, una forma de no escuchar nuestros propios pensamientos. Aunque el hecho de conducir provoque estrés en según qué situaciones, al menos no es el estrés de hacerle caso a nuestro cerebro. La gente que camina es porque le gusta pensar, porque disfruta observando lo que le rodea, porque le gusta escucharse a sí mismo.

Ésto hace que también crea que el problema real no es que haya muchos coches, sino que los usamos demasiado. El concepto social actual de inmediatez y constante prisa hace que, en muchos casos, el coche proporcione una sensación de ahorro de tiempo cuando, en realidad, puede ser todo lo contrario. Bajar al garaje o ir a donde esté aparcado el vehículo, arrancar, en invierno deshelar o quitar el rocío/condensación, salir a la carretera, semáforos, tráfico, pasos de cebra, obras, buscar (o no) aparcamiento... más el tiempo acumulado repostando/recargando, mantenimiento general y visitas al taller por el exceso de uso...

Quizá seríamos más conscientes de todo ello si camináramos más. O, como hace mi amigo, conduciendo sin destino, sólo para relajarse.

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Distribución de la población y urbanismo si hubiera perdurado la Segunda Republica

Pregunta a ChatGPT:

"Si hubiera ganado la Segunda Republica, ¿hoy viviriamos mas distribuidos en distintas ciudades de España y habría mas barrios con casas jardin como en europa y menos pisos?"

Respuesta:

Es una pregunta interesante que plantea una hipótesis histórica: ¿cómo habría sido España si la Segunda República hubiera perdurado? Las políticas y decisiones tomadas durante este periodo habrían tenido un impacto potencial en la distribución geográfica de la población y en la forma del urbanismo en el país. Aunque no podemos predecir con certeza cómo habrían evolucionado las cosas, podemos hacer algunas conjeturas basadas en los proyectos de la República y las tendencias sociales y urbanísticas de la época.

1. La Segunda República y la planificación urbana

La Segunda República (1931-1939) se caracterizó por un impulso de reformas políticas, sociales y económicas. Aunque fue un periodo corto y de gran inestabilidad, hubo ciertos movimientos y proyectos que podrían haber influido en una distribución más equitativa de la población y en un modelo urbano diferente al actual.

  • Reformas urbanísticas: Durante la República se empezaron a gestar algunas reformas que, si hubieran perdurado, podrían haber favorecido la descentralización de la población hacia ciudades más pequeñas y un modelo de vivienda unifamiliar con jardín. En este contexto, se desarrollaron algunos planes de vivienda social en áreas suburbanas y se promovieron nuevas formas de urbanismo. La idea era dar espacio a una ciudad jardín, una tendencia que en Europa ya había tomado fuerza (influenciada por el movimiento de las ciudades-jardín de principios del siglo XX).
  • El Plan de la Ciudad Jardín: Uno de los ejemplos de este impulso fue el Plan de Reforma de Madrid de 1933, que contemplaba el desarrollo de barrios residenciales con viviendas unifamiliares en zonas periféricas. Se trataba de urbanizar áreas más alejadas del centro para descongestionar las grandes urbes y promover un desarrollo equilibrado de la población. Esta visión estaba alineada con la idea de la ciudad jardín, donde predominan viviendas con jardines y menos densidad.
  • Plan de Reforma de Madrid (1933)
  • Objetivo: El Plan de Reforma de Madrid de 1933, dirigido por el arquitecto y urbanista Luis Gutiérrez Soto, fue uno de los proyectos más importantes de la República en cuanto a urbanismo. Este plan buscaba una transformación integral de la capital para convertirla en una ciudad más moderna, funcional y saludable.
  • Principales elementos:
  • Descongestionar el centro de la ciudad: El plan contemplaba la reubicación de actividades industriales y comerciales fuera del centro, promoviendo la expansión hacia zonas periféricas.
  • Desarrollo de barrios periféricos: Se propuso la creación de nuevos barrios residenciales en las afueras de Madrid, con viviendas unifamiliares y zonas ajardinadas, para reducir la densidad de población en el centro urbano y promover un modelo más disperso y menos hacinado.
  • Vivienda unifamiliar: A diferencia de la tendencia predominante en los primeros años del siglo XX, que favorecía los grandes bloques de pisos en las ciudades, el Plan de Reforma de Madrid apostaba por un urbanismo de baja densidad con casas-jardín, siguiendo las influencias del movimiento de las ciudades-jardín europeo.
  • La Ciudad-Jardín de San Sebastián de los Reyes (1934)
  • Objetivo: Este fue uno de los proyectos más emblemáticos de la Segunda República en términos de vivienda social. San Sebastián de los Reyes, un municipio situado en la periferia de Madrid, fue planificado como una ciudad jardín.
  • Principales elementos:
  • El proyecto se inspiraba en el concepto de ciudades-jardín de Ebenezer Howard, que buscaba viviendas unifamiliares con espacios verdes y zonas comunes. Esta ciudad jardín habría sido una alternativa a la urbanización densa de las grandes ciudades.
  • La idea era desarrollar un modelo urbano sostenible y saludable, donde las personas pudieran vivir en casas con jardín, con buena calidad de vida y acceso a la naturaleza, mientras se mantenían conectados a la ciudad a través de una buena red de transporte.
  • Sin embargo, este proyecto no fue completamente ejecutado debido a la interrupción de la Guerra Civil.
  • Fomento de las ciudades intermedias: La República también mostró interés por mejorar las infraestructuras y servicios en ciudades intermedias y rurales, con el fin de fomentar el desarrollo regional y reducir la dependencia de Madrid y otras grandes ciudades. La descentralización administrativa (como el impulso al autogobierno local) podría haber estimulado la creación de nuevas oportunidades de empleo y vivienda en el resto del país.

2. El contexto social y cultural de la época

  • Reformas agrarias y sociales: Durante la Segunda República se intentó llevar a cabo una reforma agraria que redistribuyera la tierra, lo que podría haber influido en la creación de nuevas comunidades rurales o semiurbanas. Si esta reforma se hubiera implementado con éxito, podría haber incentivado un desplazamiento hacia el campo o zonas más pequeñas, ya que muchos trabajadores rurales habrían tenido acceso a tierras y casas propias. En consecuencia, eso habría promovido la idea de viviendas más dispersas y menos densas.
  • Auge de la clase media: La creación de una clase media más fuerte y urbana con acceso a viviendas mejor planificadas podría haber favorecido la expansión de barrios con casas unifamiliares en lugar de grandes bloques de pisos. El movimiento hacia un urbanismo más saludable y menos hacinado estaba en sintonía con las ideas de bienestar social que promovían las reformas de la República.

3. ¿Hubiera habido más barrios con casas jardín en lugar de pisos?

  • El modelo de ciudad jardín: La influencia de los movimientos de ciudades-jardín en Europa habría tenido un impacto en el desarrollo urbano en España si la Segunda República hubiera perdurado. Esta idea, que ya se había implantado en Reino Unido, Alemania o Francia, se centraba en crear barrios residenciales de baja densidad, con casas unifamiliares, espacios verdes, y buena conectividad con el resto de la ciudad. La República probablemente habría promovido más proyectos de este tipo en su política urbanística, particularmente en áreas periféricas de grandes ciudades, pero también en otras ciudades del país.
  • Si las políticas de vivienda se hubieran implementado con éxito, es probable que en lugar de la alta concentración de pisos en grandes bloques que vemos hoy en día, hubieran predominado barrios de casas unifamiliares con jardín, especialmente en ciudades de tamaño mediano o pequeño, donde la disponibilidad de suelo es mayor.
  • Madrid y otras grandes ciudades: Aunque Madrid y otras grandes ciudades habrían seguido siendo centros económicos y administrativos, la presión sobre ellas podría haber sido menor si se hubiera descentralizado la población a otras ciudades, promoviendo el crecimiento de barrios periféricos o incluso la creación de nuevas ciudades. Esto podría haber reducido la necesidad de construir grandes bloques de apartamentos en los centros urbanos, favoreciendo la expansión hacia las afueras con viviendas más amplias.

4. El impacto de la Guerra Civil y el franquismo

Es importante recordar que la Guerra Civil (1936-1939) truncó muchas de las reformas impulsadas por la República, y el posterior régimen franquista adoptó una política muy diferente en cuanto a la planificación urbana y la vivienda. Durante el franquismo, el crecimiento de las grandes ciudades como Madrid fue impulsado por la industrialización y la urbanización acelerada, lo que llevó a la construcción de grandes bloques de pisos y a la concentración de población en áreas urbanas, en lugar de promover la descentralización hacia ciudades más pequeñas.

5. En resumen: ¿cómo hubiera sido España si la Segunda República hubiera ganado?

Si la Segunda República hubiera perdurado, es plausible que:

  • La población estuviera más distribuida a lo largo del territorio español, gracias a una descentralización administrativa y económica que favoreciera a ciudades más pequeñas o medianas.
  • Hubiera más barrios con casas jardín y viviendas unifamiliares, como parte de un modelo urbanístico más saludable y menos denso. Esto habría sido especialmente visible en la periferia de las grandes ciudades y en nuevas zonas urbanas creadas en otras partes del país.
  • La creación de una clase media urbana, junto con la implementación de reformas agrarias y la mejora de infraestructuras, habría reducido la presión sobre Madrid y otras grandes urbes, permitiendo un desarrollo más equilibrado en el resto de España.
  • Las políticas de vivienda social podrían haber impulsado la construcción de viviendas unifamiliares en lugar de los grandes bloques de pisos que vemos hoy, favoreciendo un urbanismo más disperso y verde.

Sin embargo, este modelo se vio truncado por la Guerra Civil y el régimen franquista, que adoptó un enfoque mucho más centralizado y con un crecimiento urbano más orientado a la densificación de las grandes ciudades. En todo caso, la Segunda República habría ofrecido una oportunidad para un desarrollo más equilibrado del país en términos de distribución de la población y tipo de vivienda, aunque no hay garantía de que se hubiera logrado por completo debido a la complejidad de los cambios sociales y económicos que se estaban produciendo en ese momento

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Eirene presenta su renuncia - Menéame

Eirene presenta su renuncia - Menéame

Ayer os presentamos a la nueva figura de atención al usuario, hoy Eirene ha decidido abandonarnos. Tras atender a los usuarios durante 24 horas, se ha hecho una idea a lo que se enfrenta, y ha preferido poner tierra de por medio. Eirene llegó lleno de ganas de echar una mano, y las ganas se fueron tan rápido como llegaron.

Eirene no tenía prejuicios. Ahora los tiene con todos los meneantes por igual. Ya no podréis ver su perfil, lo ha eliminado.

El nombre pasará a la historia como Eirene, el breve.

Gracias por intentarlo.

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Cosas de cuerdas. Una consulta para ingenieros o alpinistas

Como ando detrás de una cosa rara, me ha surgido una duda, he preguntado por ahí, y he recibido respuestas dispares. Así que aprovecho que en esta comunidad siempre hay gente que sabe un cojón de muchas cosas y planteo mi pregunta.

Supongamos que tenemos una cuerda de un diámetro y material determinados, el que sea. Esa cuerda, de un metro de longitud, puede sostener un peso de 500Kg.

Si la cuerda midiese veinte metros, ¿soportaría los mismos 500 Kg o su carga máxima sería menor? Ya descuento el peso de la propia cuerda, por supuesto. No he picado en eso.

Me han respondido de todo y tengo muchas dudas.

Muchas gracias de antemano.

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La verdadera historia interminable

La verdadera historia interminable

Bastián Baltasar Bux se sentía atrapado entre pantallas. Cada día, al despertar y antes de acostarse, revisaba sus redes, donde el acoso era constante, silencioso y voraz. A diferencia del colegio, donde los golpes y las risas burlonas se detenían al sonar la campana, en el mundo virtual no había un final. Allí, los insultos fluían sin descanso, como si fueran impulsados por una máquina de odio perpetua. Todo comenzó con una foto que él mismo había subido en un intento de encajar. «No es gran cosa», se había dicho, tratando de convencerse mientras la publicaba. Era solo él, en su habitación, frente a un póster de su película favorita, intentando sonreír de forma casual. Sin embargo, en cuestión de minutos, los comentarios comenzaron a aparecer:

«¿De verdad sales así de casa?», escribió uno de sus compañeros de clase, y los «me gusta» de apoyo al comentario se acumularon rápidamente. Otro añadió: «Parece que vives en una cueva… ¿alguna vez te has mirado al espejo?» Y así, comentario tras comentario, Bastián se vio envuelto en una red de burlas que parecía más grande de lo que podía soportar. Los mensajes privados tampoco tardaron en llegar. «Bastián, nadie te quiere aquí. ¿Por qué no desapareces?» Uno tras otro, todos anónimos, sin rostro ni responsabilidad, como si fueran disparos lanzados desde la oscuridad. De alguna manera, el desprecio de aquellos perfiles anónimos dolía tanto como el de sus compañeros, quizás más, pues nunca sabía si quien lo atacaba era alguien de su clase, de su barrio, o alguien que simplemente había encontrado la foto y decidió unirse a la crueldad colectiva.

A veces, en su perfil, aparecían memes con su cara: alguien había cogido la foto que había subido y, usando algún filtro, la había convertido en una caricatura grotesca. La imagen de un chico tímido con cara de asombro circulaba con frases como «Alerta de friki», «El raro de la escuela» o «¿Te has visto en un espejo, Bastián?». Cada vez que abría la app, otra notificación le avisaba que alguien había comentado, compartido o agregado algún nuevo insulto. Para Bastián, las redes, que deberían ser un lugar para conectar con otros, se habían convertido en una prisión. Y el eco constante de aquellas burlas le pesaba más de lo que estaba dispuesto a admitir. Sabía que debería eliminarlas, cerrar las aplicaciones o, al menos, bloquear a aquellos perfiles, pero había algo que lo mantenía atado. Era como si se hubiera convertido en un espectador de su propio tormento, incapaz de apartar la mirada, fascinado por el abismo oscuro que aquellas palabras abrían ante él.

Hasta que, una noche, decidió buscar una distracción y dejó que sus dedos lo llevaran por páginas desconocidas de internet. Así fue como encontró aquel sitio que prometía una especie de «aventura en vivo», casi como si adivinara su desesperación y ofreciera un escape. Sus noches de insomnio lo llevaban de un enlace anodino a otro, sin rumbo, hasta que, en uno de esos deslices digitales, se topó con un sitio que prometía algo tan ambiguo como tentador: «Puedes disfrutar de una aventura fantástica aquí». Sin pensarlo dos veces, y con ese hastío propio de quien necesita distraerse, Bastián pulsó el enlace. La pantalla se llenó de colores brillantes y sonidos de monedas tintineando. Sin embargo, algo en aquella página era distinto: el fondo oscuro del sitio empezó a moverse como si una niebla de píxeles se disolviera lentamente, y las letras de la pantalla parpadearon hasta que formaron un mensaje:

«Bienvenido a Nueva Fantasía».

Confundido, Bastián frunció el ceño. ¿Era un truco de márquetin? ¿Una publicidad invasiva? Sin embargo, algo en aquel mensaje tenía un magnetismo inquietante, como si le hablara directamente, como si le invitara a cruzar un umbral. Sin pensarlo, movió el ratón y pulsó en una pestaña llamada «Empieza el juego». De inmediato, su pantalla se transformó en una nueva dimensión de realidad virtual.

Despertó en lo que parecía un gigantesco salón de apuestas. Frente a él, un cartel flotante parpadeaba con letras doradas: «Bienvenido a las Pruebas de Nueva Fantasía. Si quieres sobrevivir, debes ganar. ¡Apuesta o desaparece!». Bastián comprendió que este juego, por absurdo que pareciera, no era un simulador común de un casino online. Empezó a caminar y el primer reto le aguardaba: una mesa de póker en la que el crupier, un avatar con aspecto de antiguo caballero, le sonreía desafiante.

—Para avanzar, Bastián —dijo el crupier con tono amenazante—, tienes que vencerme en una partida. Aquí no hay dragones ni espadas; solo cartas y probabilidades.

En cada ronda, Bastián perdía más fichas y, con cada derrota, sentía un hormigueo en las manos. «¿Será esto adictivo?» pensó, tratando de recordar cuánto dinero virtual había invertido ya. Al final, salió vencedor, pero no sin una sensación extraña, como si hubiera cedido un fragmento de su paciencia a aquel crupier que sonreía con una malicia artificial. Respirando hondo, cruzó una puerta que apareció al fondo del salón, llevándolo a un paisaje desconocido. Pero antes de adentrarse, otro mensaje flotante apareció en la pantalla: «¿Quieres conocer tu destino? Las apuestas deportivas pueden ayudarte a predecirlo».

El siguiente reto era un campo de fútbol infinito en el que los jugadores se movían en patrones absurdos y caóticos. «Acierta el resultado y pasa a la siguiente fase», resonó una voz desde el aire. Pero no era tan simple: el marcador fluctuaba con cada tiro y, a medida que Bastián intentaba predecir, se daba cuenta de que su propio estado de ánimo influía en los números. Cada mala predicción hacía que la pantalla parpadeara en tonos rojos, y una sensación de frustración lo invadía. Finalmente, tras varios intentos, la voz le concedió el pase al siguiente nivel, un tanto burlona: «Tus dotes de apostador son… suficientes».

Tras el campo de fútbol apareció un pasadizo que lo transportó a lo que parecía una versión futurista de Tinder. Desconcertado, Bastián vio su rostro proyectado en la pantalla junto a decenas de perfiles de otros avatares, cada uno más idealizado que el anterior. En la esquina superior, una flecha le indicaba deslizar hacia la derecha o la izquierda. «¿Y qué tiene esto que ver con Fantasía?», se preguntó, pero no tardó en comprender: cada vez que deslizó, un destello de luz revelaba escenas de otros usuarios en citas virtuales, cada cual más inverosímil y absurda.

—Para continuar —le dijo un avatar femenino que apareció de la nada—, tienes que conquistarme con el mensaje perfecto.

Bastián, incrédulo, improvisó, citando a media docena de autores de autoayuda y agregando un par de frases ambiguas sobre el destino y la belleza interior. Sorprendentemente, funcionó. El avatar sonrió y le indicó la siguiente puerta, que esta vez lo llevó a una dimensión llena de imágenes brillantes y filtros de Instagram. Cada imagen parecía una copia de la anterior: paisajes, desayunos perfectos, selfies en parajes exóticos, cada uno gritando «perfección» de una forma ensayada. El mensaje de la pantalla era claro: «Gana seguidores y obtendrás la clave para salir».

La ironía lo golpeó fuerte. Tenía que construir una imagen de sí mismo que agradara a esos espectadores invisibles, igual que en la vida real. Subió una selfie, añadió filtros, hashtags de lugares que jamás había visitado. Cada me gusta incrementaba una barra de popularidad. Tras alcanzar el umbral de popularidad necesario, una puerta con un letrero parpadeante apareció: «OnlyFans». Bastián, al cruzarla, se encontró en una sala de luz tenue, con pantallas proyectando diferentes imágenes de alguien llamado Atreyu, un chico moreno y delgado vestido con harapos y el pelo sin lavar. Lo observaba desde una pantalla, con una sonrisa divertida.

—¿Esperabas encontrarme aquí, Bastián? —dijo Atreyu, y su voz resonaba familiar, aunque impregnada de una ironía cansada—. Bienvenido a la Fantasía de tu tiempo, donde la heroicidad se mide en likes y el valor, en suscriptores.

—¿Quién eres? —preguntó Bastián, todavía incrédulo.

—Soy un influencer sex-positive —respondió Atreyu—. Mi objetivo es conseguir tu atención de forma absoluta para mantenerme relevante en este océano de perfiles artificiales..

Bastián sintió un nudo en el estómago. ¿Tendría que realizar cibersexo en la siguiente prueba? Estaba atrapado en aquel mundo virtual, un laberinto de pruebas digitales que, lejos de fortalecerlo, lo habían dejado vacío, más desconectado de sí mismo.

Tras respirar profundamente preguntó con un atisbo de desesperación —¿Y cómo salgo de aquí? —

Atreyu señaló la esquina de la pantalla, donde una pequeña «x» de cierre aguardaba, casi invisible.

—Es tan fácil como cerrar la ventana, Bastián. Pero dime, ¿quieres realmente hacerlo? Aquí tienes entretenimiento interminable, estímulo infinito. Allá fuera está la realidad, y no ofrece recompensas instantáneas.

Con un último vistazo a Atreyu, Bastián cerró los ojos y apretó la «x». La pantalla se apagó, y el silencio de su habitación lo envolvió. Sintió un extraño alivio y una profunda tristeza. Nueva Fantasía era un lugar repleto de reflejos de entretenimiento, donde las aventuras no transformaban, solo distraían. Encendió la luz, y por primera vez en mucho tiempo, cogió el único libro que había en su cuarto en cuya desvencijada cubierta ponía «La historia terminable y sin scroll» firmada por un tal Michael Ender Scott-Card. Quizás, pensó, aún queda algo de magia en el mundo físico, algo que no podría encontrar en una pantalla, por atractiva que fuera.

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