Aún quedan algunos -bastantes- que creen que Hitler subió al poder porque era un buen orador y no porque tuviese detrás de él -o mejor, dentro de él, dentro de su partido- el dinero de todos los multimillonarios alemanes no judíos. Sin ese dinero, Hitler no pasaría de ser un mero charlatán ciclotímico en fase de manía.
Pues lo mismo pasa con VOX.
VOX sería un partido residual -como también lo era Ciudadanos- si no fuera por el dinero de los millonarios españoles -grandes empresarios, grandes fortunas, Esperanza Aguirre, Aznar y compañía, etcétera- y capital de origen Iraní. Y si VOX fuera un partido residual, los fascistas no estarían tan crecidos y no camparían a sus anchas por Madrid diciendo que hay que borrar del mapa a homosexuales y negros. Porque las mismas fortunas que financian a VOX financian las cadenas de televisión y los periódicos, y entonces VOX es blanqueado sistemáticamente en todos los medios de comunicación estatales -excepto los independientes-, Abascal aparece en "El Hormiguero" como si fuese un buen tipo más, gracioso y dicharachero y su discurso estuviese lleno de confeti y unicornios; Inda y Marhuenda en "La sexta noche" machacan día sí y día también a Pablo Iglesias por tener una casa pagada de su bolsillo y por preocuparse de los más desfavorecidos, pero con Abascal y VOX todo siempre son colorines y fuegos artificiales. Y esta situación es extrapolable a todas las radios, televisiones y demás los medios de comunicación.
Viendo lo tan maravillosos que son VOX y Abascal -y sus ramificaciones "Desokupa", "Hazte oír" y "Abogados cristianos"- la gente que tiene unas ideas de extrema derecha -que siempre los hubo, no nos engañemos- empieza a pensar que “si gente como yo sale en la tele día sí y día también, si ideas y opiniones parecidas a las mías son repetidas mil veces por todos los asistentes en las tertulias más vistas te la televisión -léase Ana Rosa Quintana o Susana Grisso- y en las radios más oídas, si la policía y el gobierno no dicen ni hacen nada con la gente que promulgan estas ideas, pues entonces no serán tan horribles y en contra de los derechos humanos como dicen los -vagos, postmodernos, rojos, niños ricos, buenistas, etcétera- de la izquierda”. Entonces dejan de avergonzarse por tener ideas que implican matar a otras personas por su color de piel, orientación sexual o pensamiento, se crecen -con razón- y se envalentonan, y empiezan a imponerse: primero en conversaciones de barra de bar, luego en comidas familiares, y luego en la calle, bien sea con manifestaciones, increpando a políticos que no piensan como ellos, realizando persecuciones y agresiones o destrozando sedes y actos de partidos políticos del otro extremo ideológico.
Y además también ocurre un fenómeno curioso y muy poderoso -realmente es la clave de la hegemonía ideológica-, y es que la gente que se mueve en la zona gris del pensamiento -los llamados equidistantes- esa zona que no es "ni de izquierdas ni de derecha", esa zona amplísima -es donde está la mayor parte de la población- que no tiene una ideología muy marcada y que opina y vota en función de lo que salga con más frecuencia, ímpetu y música y colores bonitos en los medios de comunicación, al ver TODOS LOS DÍAS, en TODAS las televisiones y radios y periódicos, lo maravilloso que es Abascal y VOX, y lo malísimo que es Pablo Iglesias y su partido, de repente, de la parte inconsciente de su cerebro empieza a brotar una línea de pensamiento: "si tanto y tan bien salen estos en la tele, radio y periódico, ¿será porque no son los malos, no?"; y así, casi sin darse cuenta, lentamente, se irán desplazando desde la gris equidistancia hacia la tremenda oscuridad de la extrema derecha.
Y llegado este punto se preguntarán ustedes, ¿Pero por qué a VOX lo financian tanto? ¿Son todas las fortunas españolas fascistas? La verdad, desconozco su ideología política, pero de lo que sí estoy seguro es de su ideología económica, y esa es la neoliberal. Por que sí, amigos, VOX es, sobre todo, un partido neoliberal. Luego sí, meten todo ese rollo nacionalista y fascista -que no es menor-, pero olvídense, si VOX fuera nacionalista y fascista, pero también llevase en su programa el subir los impuestos a las rentas más altas o el regular los alquileres, no recibiría ni un euro de financiación.
Como pueden ver, el escenario es ridículo, pero peligroso. Hay unos señores que, por no pagar cuatro pesetas de impuestos, están financiando el racismo, la homofobia, el machismo, la aporofobia, la violencia... vamos, el fascismo en general. Y si no me creen, sepan que esto no es nuevo, ya ha pasado más veces en la historia, de hecho, como he dicho al principio, con el nazismo ocurrió lo mismo: pasó de ser un partido residual a ser hegemónico cuando los ricos alemanes vieron la oportunidad de deshacerse de los ricos judíos que les estaban ganando el terreno -es decir, ganando tres euros más que ellos-, y de los "peligrosos" izquierdosos -los comunistas, los socialdemócratas y los sindicalistas estuvieron entre los primeros grupos en ser perseguidos por los nazis-. Y no solo ha pasado con el nazismo, ha pasado con la sangrienta dictadura de Pinochet en Chile, y recientemente con el Trumpismo, con el Bolsonarismo -no sé si existe ese término- y, en general, con la mayoría de los gobiernos de Latinoamérica, África, y parte de Asia. Las grandes fortunas financian a los partidos neoliberales, aquellos que les harán pagar menos impuestos y les impondrán menos respetos a los derechos humanos y ecológicos -es decir, aquellos que les dejarán explotar a niños y adultos, y destrozar selvas y poblaciones indígenas enteras-, aquellos que les dejarán “más libertad", como dicen ellos. Libertad para explotar, para expoliar y para asesinar.
Y en España está pasando -si no ha pasado ya, porque yo creo que ya es demasiado tarde-; por no pagar un 1% de lo que ganan en un año, unos señores muy ricos, dueños de TODOS los medios de comunicación, han blanqueado el fascismo, y ahora, como se ha demostrado en la manifestación de Chueca, es imparable. Y es imparable porque estos señores muy ricos manejan no solo los medios de comunicación, sino también a los políticos, a los jueces, a la policía y al ejército. Y así no solo blanquean al fascismo, sino que no actúan legalmente contra él. Y como a estos señores ricos los fascistas no los van a tocar -el perro nunca muerde la mano que le da de comer- pues les da igual que se mueran los rojos/vagos/maricones/pobres.
El escenario es dantesco porque como dijo Karl Polanyi: “El fascismo es el corolario del neoliberalismo”.