Un niño de ocho años tiene acceso a más información, más herramientas y mayores cuidados que un trabajador de dieciocho años de hace cincueta años. Con esto en mente se está preparando un proyecto de ley para legalizar el trabajo infantil. Trabajan en ello los dos partidos más importantes y algunos sindicatos. Es que en la práctica muchos niños trabajan desde hace décadas: actores, creadores online, videojugadores competitivos, vendedores de pequeñas mercancías caseras, etc.
Los defensores del proyecto dicen que con la cantidad de cámaras de videovigilancia por todos lados se puede controlar con suma precición los posibles excesos y abusos de los jefes. Los horarios y días serían flexibles, hasta un máximo de ocho horas por día y cuatro días a la semana. Se hizo en secreto una prueba piloto y se descubrió que por cada hora de trabajo aprenden y socializan más que un día en la escuela. Se estaría llegando a un límite en lo que los niños pueden aprender en clases.
La gente en contra no tiene mayores argumentos que "no hay que explotar a nuestros niños", "en su lugar debemos mejorar las escuelas", etc. Explican "un niño puede ir a la escuela, ir a clases extra, hacer deporte, ir a cursos específicos, trabajar en casa y estar ocupado dieciséis horas al día, pero jamás debería trabajar".
Hasta hace poco se predecía un disminución importante en el trabajo humano debido a los robots y software de nueva generación en prácticamente todos los rubros. Alguien tiene que ocuparse de todo ese engranaje. Hay secciones donde tranquilamente podrían trabajar niños. Los mayores seguirían con el trabajo más avanzado y concentrándose en nuevas investigaciones. La idea general es que en cien años la mayoría de las personas solo tengan que trabajar cinco horas por día durante tres días a la semana. Además se jubilarían mucho antes y de mayores estarían mejor capacitados para llevar a cabo sus proyectos personales.
Este artículo está auspiciado por Rekgar, sistemas automáticos- avanzando sobre la gente.