Comprarse un Ferrari amarillo porque puedes, no porque te gusten los coches sino porque te gusta montar el numerito siempre que llegas a alguna parte. Ser desagradable con los ancianos o los niños. Mirar tu reflejo en cada espejo y escaparate. Hacerte tatuajes ofensivos para llamar la atención. Pelo súper engominado. No controlar tu consumo de alcohol. Toquetear a las mujeres. Comenzar peleas porque sabes artes marciales. Ponerse autobronceador. Dientes que brillan en la oscuridad. Hablar o reír con el volumen más alto de la sala, a propósito. Condones de sabores. Crueldad con los animales. Adelantar al coche que te acaba de adelantar y frenar delante de él. No dar propina. Menear tus llaves delante del aparcacoches en vez de dárselas en la mano. Ponerse demasiada colonia. Pedir hablar con el encargado del restaurante delante de todos los empleados en la cena de empresa. Jerseys de cuello cisne que casi dejan ver tu ombligo. No bajar el volumen de la radio del coche cuando la gente intenta tener una conversación. Comportarse de forma extraña y “rarita”. Hacer bullying. Decir tacos y utilizar lenguaje sexual gráfico delante de mujeres. Dar propinas desproporcionadas para impresionar a otros. Aparecer y desaparecer. Preguntarle a gente que no conoces muy bien cuánto gana. Decirle a gente que no conoces muy bien cuánto dinero ganas. Gritar como si estuviera pariendo al levantar pesas. Atravesar el paso de cebra ignorando el semáforo en rojo cuando todos los demás están esperando. Conducir agresivamente. Conducir de forma temeraria. Pagar a medias en la primera cita cuando tú la has pedido. Interrumpir o pisar las conversaciones de los demás. Ser un capullo con tus padres. Eructar en público. Menospreciar a la gente. Criticar a otros. Dejar caer que conoces a gente importante. Preguntarle a tu pareja sobre su historial sexual porque “tienes curiosidad” y luego juzgarla por ello. Tratar a tus empleados como una mierda. Usar tu posición en la empresa para acosar sexualmente …
Seguimos repasando los “mejores momentos” del libro “I used to be a miserable fuck” …
Estos son algunos ejemplos, entre muchos posibles, de comportamientos de capullo descritos en el libro. Todos estos comportamientos equivalen a poner un foco sobre tu cabecita y exponer tus inseguridades. Reflejan que eres un pintas, un niño que quiere que los demás le vean un hombre, alguien que tiene como estrategia el demostrar un valor superior al que realmente tiene en un grito desesperado en busca de validación y atención. Un niño tonto que se monta un personaje que más bien es una caricatura ridícula….
Todos nos hemos comportado como auténticos imbéciles en más de una ocasión, y algunos de estos comportamientos los hemos tenido como hábitos. Cuando los vemos en otras personas, es absolutamente evidente qué es lo que hay detrás. Trastornos de personalidad claramente identificables, falta de autocontrol y conciencia de uno mismo. Se despide una necesidad de afecto y validación que si se acompaña además de prepotencia y necesidad de sentirse mejor que los demás simplemente da asco.
La personalidad, la inteligencia, el valor en general, no se exhiben. Como la belleza, son evidentes, y si se necesita demostrar de forma continua lo “guapo” que uno es, resulta patético, sobre todo si no se es tan “guapo” :-)
¿Y qué propone John Kim para dejar este tipo de comportamientos?
- Deja de ir por la vida probando continuamente lo que vales. Esa actitud de “Mírame, soy mejor que tú”, te pone un cartel encima con la palabra “imbécil”. Es una pérdida de energía enorme, que además te impide mostrar cómo realmente eres, y por tanto, las relaciones auténticas
- Decide ser un estudiante continuo. Cultiva la humildad y enfréntate a las situaciones con la actitud del estudiante que desea aprender y crecer, dejando tu ego y los juicios a un lado
- Céntrate en dar en vez de en recibir. Las actitudes egocéntricas, y la búsqueda permanente de atención y validación hacen que vayas por la vida “cogiendo de los demás” en vez de dando. Por ejemplo, los halagos o los favores interesados, que se hacen normalmente con ostentación, demuestran una intención clara de recibir de los demás. La necesidad de atención constante y las estrategias para “parecer guay” resultan muchas veces evidentes y francamente irritantes.
En definitiva, deja de ser un puto pesado :-)
Larga vida, fuerza y rock an roll!
The Angry Jose