Hoy es el día de la mujer, hoy se reivindican muchos temas y de muy distintas maneras en función de a quién le preguntes.
Se celebran los éxitos pasados, se recuerdan las luchas, se reivindica la figura de la mujer que históricamente ha sido invisibilizada cuando conseguía algún logro aún a pesar de los impedimentos, se celebran las pioneras, las que señalan el camino a seguir.
Más allá y mirando al futuro se pretende visibilizar el trabajo invisible realizado por la mujer sin reconocimiento ni agradecimiento personal ni económico, la desigual repartición de tareas que muchas veces no es una elección sino una imposición, la dinámica de una sociedad que premia a quien se desentiende de los otros.
Y mientras que cuál es el tema más importante por el que luchar, cómo hacerlo y junto a quién es visto de una manera distinta prácticamente por cada individuo en una cosa sí hay consenso: en la necesidad de visibilizar los problemas y los retos a los que se enfrentan las mujeres sólo por serlo, porque si no existe no se avanza.
Ahí entra Menéame como ejemplo paradigmático del mundo en el que vivimos: todas y cada una de las noticias enviadas un día como hoy para celebrar, reconocer o luchar por la mujer silenciadas sistemáticamente por no hablar de los hombres. Y por eso estamos aquí. Y por eso el feminismo es tan necesario.