Te preocupas por el medioambiente.
Compras unos cepillos de dientes en tu tienda ecofriendly cercana, que han venido en transporte aereo desde la otra parte del globo.
Consumes los productos lacteos de la marca que se fabrica más cerca de ti, y por caprichos de la distribución, esos alimentos han paseado por media España antes de llegar a tu nevera.
Eliges tetrabrick en vez de plástico por que piensas que es menos contaminante, y no sabes que los tetrabricks son casi imposibles de recicilar.
Separas los residuos rigurosamente en tu casa y los depositas en cada contenedor, pero acaban todos mezclados o incinerados por que hay un contrato o concurso público turbio que desconoces.
Vernaneas en playas con bandera azul, porque es azul como el mar, cuando esa bandera significa prácticamente alicatar la playa hasta la orilla.
Te has puesto una caldera de pellets para no quemar gas o diesel, mientras los montes se convierten en plantaciones destinadas a ser trituradas, secadas, pelletizadas, y ensacadas en plástico que no se va a reciclar.
Te mudaste a una urbanización para que tus hijos respiren aire puro, pero te haces 35 km al día en un SUV de 2 toneladas para ir al trabajo.
Sigan ustedes.
Feindesland