Después de dos años largos de guerra, todo el mando va sacando conclusiones de las consecuencias de este conflicto. Una de ellos, y no m,enor, es que las fuerzas navales están ahora en feranca ddsventaja frente a las nuevas tecnologías, y que lso barcos, todos los barcos, son objetivos relativamente fáciles, mientras que su coste es enorme.
No, de verdad, no es que los rusos sean particularmente inútiles e incapaces de defender su flota del Mar Negro: es que los misiles hipersónicos y los drones, y muy especialmente los misiles antibuque, han evolucionado en los últimos años muy por delante de las contramedidas que los neutralizan. Se vio ya en la guerra de las Malvinas, cuando un ejército casi tercermundista como el argentino, hizo polvo con sus Exocet franceses a algunos de los mejores buques de Royal Navy. Fue una gracia de Miterrand, para divertirse a costa de los británicos, que le habían hecho varias putadas antes, pero esa ya es otra historia.
Y ahí tenéis también a los hutíes de Yemen, cuatro barbudos con cuatro misiles, poniendo en jaque la mitad del comercio del mundo.
No hace falta insistir más: la evolución tecnológica ha convertido en vulnerables a los busques de guerra y eso, ni más ni menos, significa convertir en vulnerable todo el poder imperial de los Estados Unidos, basado precisamente en sus barcos.
Los norteamericanos han gozado desde siempre de esa ventaja: están tan lejos y tan bien defendidos por dos fosos de agua de miles de kilómetros de ancho, que mientras mantengan el dominioo del mar pueden permitirse atacar a quien quieran, controlar el comercio y bloquear a otros países, sin correr prácticamente riesgos en su territorio. Es una táctica copiada, por supuesto de los británicos. Si soy una isla y domino el mar, soy casi invulnerable.
El fin del Imperio Británico llegó cuando se enfrentaron dos veces, en menos de treinta años, con los submarinos alemanes, que destrozaron su flota, tanto mercante como militar, hasta más allá de lo recuperable. Los puntos rojos son barcos del eje, y los azules, aliados.
Fuente: mapsterman.maps.arcgis.com/apps/dashboards/fe88b5e18c6443c7afaf6e32f84
La cuestión es que Estados Unidos es, ante todo, una potencia naval. ¿Alguien se imagina lo que hubiese sido intentar el desembarco de Normandía sin contar con Gran Bretaña?
Y el hecho es que la guerra de Ucrania ha demostrado que la potencia naval es ahora mismo muy vulnerable, con lo que los norteamericanos están pensando, muy probablemente, es replegarse. De hecho, todas sus aventuras a más de mil kilómetros de su casa, han acabado mal. Acabó mal Corea. Acabó mal Vietnam. Acabó mal Irak y acabó mal Afganistán. Pueden aplastar, por supuesto, a un enemigo menor, pero en cuanto la guerra se alarga o se convierte en guerra de alta intensidad, las dificultades se hacen patentes, y ese es el punto geosestratégico en el que nos encontramos actualemnte.
Quizás esto, además de lo inmencionable (influencia del lobby judío), puede explicar también su tremendo interés por mantener a Israel como portaaviones en Oriente Próximo. Porque si surge un conflicto y no tienen ese apoyo, ¿qué hacen?
Por lo tanto, pronostico que en los próximos años, los sucesivos gobiernos de EEUU se irán retirando poco a poco de medio mundo, porque su dominio se basa en el poder de sus barcos, y este poder se ha reducido drásticamente.