Resulta del todo inconcebible que en la España actual se haya enquistado una idea que cada cierto tiempo sale a relucir, y que tiene como objetivo principal la desaparición de las lenguas cooficiales. Estos días lo vivimos intensamente, pues tras las acusaciones infundadas de adoctrinamiento en las escuelas públicas catalanas, de la que han hecho bandera tanto PP como C’s, y a la que han dado voz sus medios serviles, estos mismos actores atacan ahora con saña el modelo educativo catalán basado en la inmersión lingüística que establece el catalán como lengua vehicular, y ya metidos en materia como estaban han criticado también que el catalán sea un requisito para trabajar en la sanidad de Baleares. Pero cuáles son sus argumentos, analicémoslos.
Respecto al sistema de inmersión lingüística argumentan que dicho sistema discrimina la lengua Castellana en la escuela y, por ende, de toda la vida social, cultural y política en Catalunya. Otra vertiente de este argumento se basa en que los niños educados bajo este modelo no aprenden la lengua castellana, y que al expresarse oralmente en esta tienen infinidad de carencias, cometiendo numerosas faltas de ortografía cuando lo hacen por escrito. En base a esto afirman existe un clamor de miles de personas deseosas que sus hijos reciban la educación exclusivamente en castellano. Lo curioso de todo esto es que no hay que ser un experto para comprobar que estos argumentos se basan en falacias, pues ninguno ha sido demostrado por quienes lo defienden. Nadie ha visto al niño que no habla castellano, solo 40 de 1,5 millones familias han pedido escolarizar a sus hijos en Castellano, han sido precisamente castellanohablantes los que más han luchado por la inmersión lingüística, y por lo menos mi mente todavía recuerda aquel reportaje realizado por Antena 3, esta vez en Valencia, en el que una periodista de esa cadena y valenciana se hacía pasar por una turista que no entendía el catalán.
Sobre el requisito del catalán para acceder a la sanidad en Baleares hubo incluso una manifestación en contra, organizada por la plataforma “Mos Movem”, y amplificada por los medios a los que hacía alusión en el primer párrafo, cuyo eslogan era “Los idiomas no salvan vidas”. Lo cierto es que ese requisito se rebajó y actualmente se exige un nivel básico de catalán, algo que, por supuesto no es suficiente para la plataforma, que busca, aunque no lo diga abiertamente, que en la sanidad únicamente esté presente la lengua castellana. Y resulta como mínimo sorprendente, que médicos que han realizado masters e incluso han trabajado en países extranjeros donde necesariamente habrán tenido que aprender la lengua propia de dicho país, afirmen que si se mantiene el requisito del catalán tendrán que emigrar a otros lugares, pues esta segunda opción les parece mucho más factible que aprender unas nociones básicas de lengua catalana. Cuanto menos, preocupante.
¿Y a donde nos lleva esto? Pues lamentablemente a una regresión de las lenguas cooficiales fomentada por el propio gobierno, algunos partidos de la oposición y determinadas plataformas y movimientos que disponen de un altavoz mediático elevado en relación a los miembros que las forman. Hay en España una ceguera tan brutal sobre su riqueza cultural, que muchas personas únicamente ven en ella graves problemas que hay que solucionar con medidas drásticas, personas que celebrarían con gran regocijo la desaparición de alguna de estas lenguas, lenguas que en el artículo 3 de la constitución española (esa que es usada como arma la mayoría de las veces) afirma que forman parte del patrimonio cultural y serán objeto de respeto y especial protección. Que hoy haya en España gente criticando la imposición de una lengua cooficial, que curiosamente la mayoría de veces no hablan aun cuando han nacido y vivido en el lugar propio de dicha lengua, nos debería hacer reflexionar profundamente. Y es que negro futuro le espera a un país que no se reconoce en su diversidad.