El otro día viendo imágenes de la manifestación organizada por VOX sacando los coches a la calle algo acudió a mi mente. No sabía al principio que era. Me decía a mí mismo: "esto lo has visto ya en alguna parte, recuerda". Una sensación distópica que no era capaz de situar.
Cerré los ojos, y recordé.
¡Claro, era la película de MAD MAX II!. Los villanos sitiando y amenazando con sus coches a los buenos y pacíficos colonos. Haciendo rugir sus motores para asustar a los habitantes de la ciudad, su violencia, su odio, su amor incondicional a la gasolina, sus amenazas a los colonos, todo estaba ya filmado.
Falta de originalidad por parte de VOX pero gran retrato de la realidad por parte de George Miller.
Santiago Abascal está copiando descaradamente a Humungus de MAD MAX II.
Es cierto que a Santiago Abascal le faltan horas de gimnasio, pero eso no evita el parecido razonable. La misma estrategia, el uso de la fuerza, del miedo y del odio para alcanzar los malévolos fines. ¿Y qué decir de los esbirros?
Los manifestantes de VOX se estaban comportando igual que los merodeadores que tratan de destruir a los pacíficos colonos, robarles sus reservas de gasolina, violar a sus mujeres, matar a quien se ponga delante. Agitando las banderas de la ley del más fuerte entre el humo de tubos de escape, haciendo sonar las bocinas y los motores. Sin más discurso que ese. Los motores, y la violencia.
Incluso las pocas frases que pronuncia Humungus en la película han sido copiadas por VOX:
Me habéis desafiado, ahora conoceréis la ira de Humungus
Estoy gravemente decepcionado. De nuevo habéis hecho que tenga que soltar a mis perros de la guerra.
Hay ocasiones en que el cine es revelador, y hay que reconocer que Mad Max II es una obra de arte que sigue inspirando tanto a los Max Rockatansky que se mueven libres por el mundo, y no dudan en prestar su ayuda a los necesitados, ganándose el apodo de Mad Max, como a los Humungus cuya ira amenaza a las personas razonables, y que con su cultura terrorífica mantienen una horda de esbirros cuyas únicas habilidades son conducir y gritar.
Pero el elemento principal estético que me recordó la película fueron sin duda los vehículos de combustión, el olor a humo de tubo de escape, el desenfreno de las bocinas y los motores, los gritos, y las amenazas a todos los que no participaban en la orgía automovilística y distópica.
Habrá que ver otra vez esa obra de arte llamada Mad Max II, el guerrero de la carretera.