Uno de los recursos más llamativos rescatados por el márketing actual es sin duda el del "Carpe Diem". Es cuanto menos curioso ver cómo cientos (o miles) de años después de su nacimiento, las empresas han estado usando el "Vive el momento" para educar a toda una generación. Siempre lo han hecho, y ahora más que nunca. No lo pienses más suscribete, o compra esto que quizás te interese, lo que sea. Paga en un click. En 40 segundos tu sueldo de todo un día estará en manos de otra persona, probablemente más rica que tú.
Esa generación que "no compra bienes sino experiencias", que "prefiere alquilar a comprar" o cualquier otra cosa que nos dicen que hacen por gusto y no por necesidad, ha sido machaconamente adoctrinada en el Carpe Diem en su peor vertiente. La búsqueda de la inmediatez egocéntrica es lo mejor para evitar fijarse en un futuro poco halagüeño.
Y es que, en esencia, pensar en el futuro es de carrozas y para carrozas. Vive el momento, decían, pero ahora que el momento son eternos días de pijama y streaming a trompicones ¿Qué vas a vivir?
Ne carpe diem, posterum meditati.