Mi abuela nunca quiso que la grabásemos en vídeo. Siempre que lo intentábamos nos decía: "yo no quiero aparecer en esos videos y que me veáis cuando esté muerta". Siempre me había parecido una tontería hasta hoy.
Hoy en los medios han publicado la noticia del fallecimiento de Luis Eduardo Aute. Decían que ha muerto un gran cantautor, pero por lo que sé, la música era solo una de sus cualidades artísticas.
Esta noche, buscando una canción con la que hacerle una despedida interna, he entendido aquello que decía mi abuela, que estar viendo a alguien a la vez que te das cuentas que ya no está con nosotros, es un dolor totalmente innecesario.
Aute no era familiar mio, no era mi ídolo, y ni siquiera seguía de cerca su vida. Sin embargo, su obra ha tenido un gran significado en mi vida. Aute ha sabido escribir las cosas que pasaban por mi cabeza sin saber cómo materializarse en palabras, ha creado con su guitarra y su voz notas musicales que nunca han dejado de sonar en mi interior, ha narrado con canciones años de mi juventud.
Hace tiempo aprendí que morirse consiste en dejar un vacío a todos aquellos que nos quedamos. Te das cuenta cuando, un día, llegas a casa y echas de menos que esa persona salga a saludarte, cuando quieres abrazar o recibir un abrazo y no encuentras alguien especial que esté al otro lado, cuando, en tus fotos falta quien te saque una tierna sonrisa.
En su legado, el de Aute, encontramos obras que nos acompañarán durante nuestros días aunque su autor no esté (supongo que eso es algo parecido a trascender a sí mismo). Canciones que nos hablan del miedo a la muerte, o como decía, la noche más larga. Canciones sobre el cine, sobre la amistad, sobre el desamor, sobre el amor, sobre el sexo y sobre la levedad del ser. Prácticamente sobre cualquier cosa interesante que le puede a uno suceder.
Por tus canciones, por tus palabras, por tus notas. Gracias.