Como cada año desde que en 2009 se celebrase por primera vez, hoy llega a los cines de España la promoción "La fiesta del cine", 3 días en los que el precio de las entradas baja a 3,5€ para así darles un empujón a las arcas de los cines con unos cuantos días en los que las salas están prácticamente llenas.
En la teoría la idea no podría ser más perfecta: Mejor una sala llena con 300 entradas a 3,5€ que no una con 50 personas a 7€ (Lo admito, tengo la suerte de vivir en una ciudad pequeña donde una entrada todavía cuesta menos de 10€), y ya de paso, al hacer asequible el cine durante un par de días, puede ser que consigan "enganchar" a disfrutar de una peli en pantalla grande a gente que desde que tiene VOD no se despega del sofá para tener una experiencia audiovisual con el Séptimo arte, haciéndolos futuros clientes habituales.
En la práctica es todo bastante más distinto. Os advierto, este párrafo va a ser brutalmente honesto y clasista, avisados estáis: Hacer asequible el cine es uno de los mayores errores de la industria y una forma de llevarlo a la autodestrucción más rápido que el alto precio de las entradas. El cine no es para todos porque no todos saben ir al cine. Perdonadme la pedantería, pero ir al cine es una EXPERIENCIA, así, en mayúsculas. La pantalla gigante, el sonido envolvente, la oscuridad absoluta, el asiento cómodo... Todo está pensado para que la inmersión sea absoluta, te abstraigas de la realidad durante la duración del metraje y te sientas dentro de la peli, imbuido por la atmósfera de la misma. Pues hay gente que no sabe eso. O lo sabe, pero le da igual. Creen que están en el salón de su casa y que pueden hacer constantemente comentarios con la parienta, que a los demás espectadores les pueden interesar sus graciosas ocurrencias en voz alta, o que si se aburren, todo el mundo debe ser informado de ello.
Afortunadamente, porcentualmente este tipo de gente es minoría, pero en una sala en completo silencio, con una tensión en el ambiente perfecta, y una escena en la que hasta contienes la respiración para no perder detalle, que de repente oigas un "Me abuuuuurro" o "Pues ahora te va a matar, por tonto" o un "¿Ah pero que este es el hermano del que había desaparecido?, hace que te quieras levantar de la butaca y convertirte en el asesino en serie protagonista y acabar con ese personaje de dos filas más atrás. Con suerte, después del primer o segundo "Tchhhhsssssss", los maleducados se controlan. A veces, cuando son tocapelotas de alto rango, hasta hace falta levantarse y decirles un "¿Os podéis callar? Sí queréis hablar en voz alta podéis bajaros la peli en casa o iros a un bar", pero hay ocasiones en las que hay un grupo grande, o varios grupos pequeños, y sabes que has perdido la guerra, porque los maleducados cuando se ven rodeados de gente como ellos, asumen que su comportamiento es normal y hasta lo disfrutan, compitiendo con los demás para ver quien hace el comentario más gracioso.
Este fin de semana cometí el grave error de ir a ver Smile en uno de sus primeros pases en un centro comercial. Las prisas por ir a ver la que los críticos tildaban de la mejor película de terror de lo que llevamos de año (Spoiler: NO) me hizo no caer en mi error hasta que ya estaba sentado: Sábado a las 19:30, el cine estaba lleno de quinceañeros que todavía no tienen edad o dinero para salir a emborracharse. Fueron las dos peores horas de mi vida. Varios espectadores tuvieron que ir a llamar a los acomodadores (Aunque ese trabajo ya no existe, eran los taquilleros) para que les llamasen la atención en vano. Así que la atmósfera, en vez de la apropiada para una película de miedo y tensión, eras más propia de la de un autobús durante la excursión de fin de curso. Una verdadera pesadilla, no como la que vivía la protagonista del film.
Así que ahora imaginaros durante estos 3 días de Fiesta del cine, una sala LLENA de gente que va al cine no por disfrutar de la peli, si no porque es barato. Ese grupo de ocho quinceañeros multiplicado por doce. Puede ser que los dueños de los cines estén consiguiendo que vaya más gente al cine, pero también que más gente no quiera volver. Así que yo estaría encantado de que hiciesen sesiones "antipopulares", con precios 4-5€ superiores a la media para disuadir al espectador no educado y que no va a disfrutar de la película, si no a pasar el rato.