Ese contraste entre la persona que piensa pesimista y el que tiene una visión más o menos moderada sobre la vida, es el mismo, pero apuntando hacia el optimismo, que tendría esta última persona si el que tuviera al lado no fuera este pesimista, sino su pasado.
Esto es, no puede existir otra historia detrás de cada pesimista, una forma de ser, un pasado que no sea el de creer en la existencia de aspectos en la vida, que den motivos por los cuales la palabra "belleza" tenga algún sentido trascendente y que sorprenderían también al moderado, pero esta vez por pecar de maravilloso.
Opino que si en un mismo contexto, hay dos cosas que no cuadran, es que están relacionadas entre sí. Si no encaja cómo es que existen estas personas que se hacen llamar espirituales o genuinas, y estos que van con los ánimos por los suelos, es porque estos no son más que los otros + el tiempo.
Sólo un crédulo sensible tiene el exclusivo don -o desgracia- de llegar a ser un pesimista convencido. Hablando en general, no estoy seguro, quizá solo esté hablando por mí mismo.