¿A qué edad se inicia el putero español? ¿Busca algo más que sexo? ¿Mantiene en secreto su actividad? La última encuesta entre usuarios al sexo de pago de SexoMercado nos da pistas para resolver estas dudas.
Empezaron jóvenes, pero no tanto
Casi el 55% de los encuestados que pagaron por primera vez para tener sexo estaban en la franja de edad de 16 y 25 años. Una franja donde, como sabéis, los hombres desarrollamos nuestro mayor deseo sexual. ¿Consideramos que se trata de una edad de iniciación temprana? Para nada. Temprana sería a los 9 años cuando eres un crío y el concepto de “sexo” es tan familiar para ti como el de “trabajar” para Santiago Abascal: sabes que eso existe por ahí pero no sabes de qué va. Ahora bien, si tenemos que la primera vez que pagas por follar coincide con la edad biológica en la que más deseo sexual tienes, parece bastante coherente.
En cambio, sólo un 11% de nuestros votantes reconoció haber pagado por primera vez con más de 41 años. Hombres que, ante una sobrevenida soledad (divorcios, separaciones, viudedad... ), deciden pasar a la acción y no quedarse sin darle a su cuerpo un poco de alegría, macarena.
El famoso cliché, roto.
Está bastante asumido socialmente el mito que la primera vez que un hombre se va de putas es porque sale de fiesta con amigos y deciden culminar la noche en un burdel como si fuesen allí a jugar al paintball. Pues bien, esto existe pero solo representa el 20% de los casos. La gran mayoría nos dice que optó por follar pagando porque tenía dificultades para ligar (28%) o para intimar con chicas de un aspecto determinado (21%). Sumando ambas cifras, concluimos que casi la mitad de hombres empezó a tener sexo de pago porque no encontraba lo que buscaba de forma natural y gratuita.
Evidentemente, todo depende de las expectativas que se fije cada uno: tías para follar de forma gratuita, sí hay. Ahora bien, si lo que estás buscando es una chica exótica con una bonita silueta pues amigo mío: o bien tú también le llamas físicamente la atención o casi ninguna buenorra se va a ir contigo a la cama sin conocerte de nada.
Y después de follar, ¿qué?
Después de pagar por el servicio tenemos que un 47% ha tenido una relación posterior con una escort o masajista. Eso sí, la gran mayoría de ese 47% entiende como “relación posterior” al hecho de cruzarse mensajes con el móvil y alguna cita esporádica. En definitiva, lo que sería un encoñamiento pasajero con la profesional. Sí, porque la gran mayoría (76%) se reconoce capaz de enamorarse de una de estas trabajadoras sexuales.
Solo un 9% de los clientes tuvo con estas mujeres una relación estable. Una relación donde, curiosamente, solo 1 de cada 5 hombres que la iniciaron exigió a la mujer abandonar su trabajo. El resto le permitió seguir ejerciendo, lo que deja entrever un perfil de hombre maduro y nada celoso.
Podemos extraer así a luz de estos datos que el gran bloque de clientes, aparte de necesidades sexuales, tienen otras afectivas y buscan satisfacerlas con las escorts o masajistas. Sin duda, un perfil que se aleja completamente del cosificador, un hombre para quien estas mujeres son fundamentalmente cosas e instrumentos a su servicio.
Los puteros, un grupo semi-secreto
Los puteros son un poco como los masones, un grupo secreto que si bien entre ellos saben quienes son miembros, de puertas para afuera guardan con recelo su existencia. Ahí tenemos los datos, que una gran mayoría de los votantes (62%) conoce a más puteros como él pero solo un 35% ha revelado en su entorno que paga por follar.
Seguimos pues inmersos en una sociedad donde el sexo de pago es aceptado con normalidad entre los propios usuarios pero que da vergüencita contárselo a tus amigos y familia por el qué dirán. Un recelo que termina, sin duda, el día que encuentras a tu cuñado en un pisito y el tema ya se hace para todos más “familiar”.