Inmersos en la vorágine de la batalla de Ayuso contra Casado, uno se sorprende al escuchar según qué cosas.
Por ejemplo, al líder del principal partido de la oposición, Pablo Casado, declarar en una entrevista en la COPE que "no es ejemplar que un hermano cobre de un contrato adjudicado por mi gobierno", poniendo en tela de juicio no la legalidad de la actuación de un político, sino su moralidad.
Es curioso que sea Casado quien reclame ejemplaridad y moralidad en la actuación de sus compañeros de partido, cuando no hace mucho era él el que evitaba una cuestión peliaguda sobre la legalidad de sus títulos universitarios. La jueza que lo investigó en primera instancia concluyo que habían clarísimos indicios de que a Casado le habían regalado los títulos por su posición política, pero, al ser Casado una persona aforada, pasó el caso al Supremo, que determino que no era un hecho perseguible, un delito, pero que sí habían indicios claros de que Casado había recibido un evidente trato de favor. Casado apareció triunfante en TV, sosteniendo que los jueces lo habían absuelto, dando por zanjado el asunto…… pero lo habían absuelto de la cuestión legal, que es a lo que se dedican los tribunales de Justicia, no de la moral, eso se le olvidó mencionarlo, la ejemplaridad no le pareció un asunto importante en ese momento, parece ser.
Comentando la discrepancia entre ambos casos con mi esposa, me dice, refiriéndose a Casado:
-Es que vemos la paja en el ojo ajeno, no la viga en el propio.
Y eso es lo que me hace reflexionar sobre el tema de este artículo: no es no ver la viga en ojo propio, es la existencia de intereses: el interés del momento, el interés partidista, el interés cortoplacista de atacar a la oposición, el interés personal por mantener el cargo, el interés de salvar una situación jurídica (y ética) complicada. Y todos esos intereses se sitúan por encima de los principios. Como decía Marx, el bueno, "estos son mis principios, y, si no le gustan, tengo otros". En realidad, lo que tienen son intereses.
Por ejemplo, el PP se distancia de Vox en campaña. ¿Lo hace porque Vox es un partido de ultraderecha con el que, por principios, no se debería pactar? No, lo hace por interés, igual que lo hacen el resto de partidos con sus rivales electorales, con partidos que, aunque pueden ser cercanos ideológicamente, les restarían votos. Yo diría que es un interés legítimo durante una campaña electoral. La diferencia del PP es que esa prevención se le acaba una vez acabada la campaña, y no le importa pactar con Vox, por interés, a la hora de conseguir gobiernos, sean municipales o autonómicos, y ya veremos si nacionales.
Otros dirigentes que sí tienen principios sencillamente no pactan con la ultraderecha, con partidos xenófobos, racistas, machistas y que van en contra de avances sociales que han costado, literalmente, décadas conseguir.
Un ejemplo de esto es Markel, la ex-canciller alemana, que llegó a truncar, a revertir, el nombramiento de un presidente de la región de Turingia cuando éste salió elegido con los votos de su propio partido (FDP), los del partido de Merkel (CDU) y los del partido de ultraderecha alemán, afD. Merkel declaró, estando de visita oficial en Sudáfrica:
"Hay que decir que es un acto imperdonable y que, por consiguiente, el resultado debe ser anulado"
El asunto supuso tal escándalo que propició la dimisión de la presidenta del CDU y candidata a suceder a Merkel, Annegret Kramp-Karrenbauer.
ESO son principios.
Y si nuestros políticos aplicaran un poco más de principios y un poco menos de intereses (he puesto a Casado de ejemplo por la cercanía del caso, pero se puede aplicar a políticos de otros partidos e ideologías), igual no tendríamos que estar escuchando cada dos por tres sobre casos de corrupción o sobre pactos vergonzantes. E igual veríamos un poco más de dimisiones cuando toca y un poquito menos de aferrarse a la poltrona y de echar balones fuera cuando te han pillado con el carrito del helado.
Llamadme loco, pero igual es porque en España (y no lo digo como si fuera un caso excepcional, sino como un país en el que se da, uno más), los políticos no entran en la política con vocación de servicio público, con vocación de mejorar su país, de mejorar la vida de sus ciudadanos, sino con la intención de llenarse los bolsillos, de vivir del cuento, y si te he visto no me acuerdo. Principios vs. Intereses.
Afortunadamente, no son todos.
Lo que igual deberíamos plantearnos es qué se puede, qué podemos, hacer para cambiar esa situación. Call me Ishmael fool…