Tenemos miedo, miedo a no poder hacer las cosas bien, a no poder cuidar y amar como se lo merecen las personas que queremos, por envidia, como a ellas les enseñan desde que nacen.
Pero joder, ¡nos faltan herramientas! ¡No sabemos por donde empezar!. Desde pequeñas les enseñan a hablar con su madre de como se sienten, con sus amigas, a tener un diario donde expresarse, dudar y comprender, a cuidarse y cuidar…¡A AMAR! Y eso mas que rechazarlo hay que aprenderlo con todo lo que ello conlleva, ¡Ojalá me lo hubieran enseñado y no me hubiera comportado como lo hice y a veces hago!.
Ahora que muchos vemos que hemos dicho cosas horribles y gestos realmente repugnantes a las mujeres que respetamos o incluso amamos. Vemos algunos por fin, gracias al feminismo, que está mal, que no hay que hacer sufrir de esa manera. Pero nos sale de dentro, de manera "automática", y como hombres no sabemos eliminarlo de una vez por todas, por eso es algo sistemático, estructural.
Es duro cambiar, darte cuenta que haces las cosas mal, que no eres intachable y perfecto, y más que como hombres, en general, nos cuesta aceptar que nos equivocamos. El sentimiento que uno siente es dolor, y el hombre esconde el dolor porque no sabe gestionarlo porque así le han enseñado. Tiene que ser fuerte, pero como el cristal, eso le hace frágil.
El dolor no resuelto se amarga y se convierte en resentimiento que se perpetua y con el paso del tiempo se transforma en frustración para el que no entiende el porqué ni sabe como solucionarlo ni por donde empezar. Y como todo lo nuevo, y más si se trata de algo que nos replantea revisar lo que nos hace ser nosotros, crea miedo. Por su puesto, la respuesta del hombre al miedo y al dolor es la violencia, tambien atacar al que lo crea. Ya no solo de manera instintiva, que la mujer también, sino que de forma cultural nos han enseñado a responder así.
La incomprensión, la rivalidad, la competencia, la violencia... Son rasgos nuestros que ellas lo sufren de manera sistemática y a diario, ¡pero es que entre nosotros también nos hacemos daño de esta manera!. Y creo que por eso muchos dicen que la violencia no es sólo contra la mujer por ser mujer (que si que lo es), sino lo que es peor, ¡Contra todo el mundo!. La diferencia está en que el hombre responde ante ese tipo de ataque con más ataque y muchas mujeres, y que por suerte está cambiando, con sumisión. Y cuando esta sumisión desaparece es cuando nos estalla en la cara que estabamos equivocados y empieza el dolor que he comentado antes.
Como no comprendemos, y no nos enseñan a comprender y a abrir nuestros sentimientos, nuestra manera de entablar relaciones es mediante el poder y el fin último es la sumisión de lo que vemos como rival o en todo caso marcar el terreno de hasta donde puede llegar uno. Por eso, mediante la educación que tanto ataca los reaccionarios, debemos abrazar al feminismo como una forma de eliminar estas relaciones toxicas de poder que tanto daño producen y hacen de la sociedad una lucha eterna de quien debe estar arriba o abajo.
El problema lo tenemos nosotros y necesitamos ayuda, herramientas y educación para solucionarlo.