Hay realidades que pueden no gustar pero existen: La venta de armas, de drogas, el aborto, la gestación subrogada, la prostitución... Van a continuar aun prohibiéndolas, enriqueciendo a las mafias.
El estado tiene la obligación de regularlas como ya hizo con las armas o el aborto, y proporcionar los recursos adecuados para disuadirlas. Si no, seguirá el mercado negro, la explotación y con ella las ganancias ilegales de unos indeseables.
Todas las decisiones que sean tomadas por mayores de edad en consenso y libertad, y que no afecten a terceras personas, deben estar legisladas para que no siga ocurriendo lo de hasta ahora, criminalizar un hecho, la gestación subrogada por ejemplo, que ya es legal en países como Canadá o Reino Unido.
La legalización de la marihuana, o de la ya nombrada gestación subrogada, es cuestión de tiempo. Una cosa son nuestros valores ante la vida y otra es como avanzar en sociedad. Evitar la explotación y el enriquecimiento indebido, y si conseguir un mundo más libre, justo y solidario, aunque sea con realidades con las que estemos de acuerdo mucho, poco o nada.
Con nuestro testimonio o ejemplo de vida podremos inspirar nuestros valores a los demás, o incluso llegar a influir para tomar la decisión a nuestro juicio más acertada. Por ejemplo yo estoy en contra del aborto al estar a favor de la vida, todos fuimos un óvulo fecundado, pero no puedo imponer mi forma de ver la vida, solo sugerir de forma abierta y optimista.
Tenemos que tener políticos valientes que miren todas estas realidades de frente y que actúen de forma realista y progresista, aunque habrá que empezar por cosas más básicas como el no robar y cómo actuar en caso de hacerlo.
En poco tiempo vendrán más debates de este tipo y la solución no puede ser el camino fácil, la prohibición. Ante fenómenos como éstos todos los países desarrollados tomarán las medidas oportunas a favor de la libertad, de la solidaridad y la igualdad. España no puede quedarse atrás.