Yo llegaba contento y feliz. Viernes, ropa informal, poco curro y a las 15:00 a casa. Pero no. Y todo porque un imbécil ha decidido que hoy es un día de puta madre para tocarme los cojones pidiendo cosas que sabe que aún no están actualizadas en el ERP por lo que hay que picarse los datos a manubrio y además de perder toda la mañana en esta mierda que sería dar a un botón el lunes, no me dará tiempo a terminar lo que tenía programado para hoy. Por lo tanto, no olvidéis que un día perfecto, en cualquier momento puede ser estropeado por un gilipollas cualquiera.