Todos somos frikis. En secreto. Bajo la piel. En la cama. Tras las puertas cerradas. Cuando nadie mira. Pero cuando alguien está mirando, o cuando alguien lo sabe, entonces es cuando hay un precio que pagar. Un precio que se nos pone a nosotros, como si fuéramos un kilo de carne. Y ese precio podría llamarse de muchas maneras, pero en realidad solo tiene un nombre. Vergüenza
Por Sasha Grey