Lo que ya se ha acuñado como el "Movimiento Núñez de Balboa" consiste en un grupo de forrados que viven en el Barrio más caro de este país y que no han salido jamás a manifestarse hasta que le han tocado sus vacaciones en Bali o Formentera y su derecho a pasarse por el forro sus deberes. Decenas de borjamaris han salido sin guardar la distancia social exigida, poniendo en peligro su vida, la de su familia, y la de los trabajadores y trabajadoras de la salud que tendrán que atenderles.
Con hashtag de una profundidad que harían palidecer al mismísimo Ricardito Bofill Jr. (#IglesiasaVenezuela #NoAlComunismo o #vivaEspaña) el movimiento se extiende en redes, impulsado principalmente por VOX.
Las consecuencias de esta irresponsabilidad son claras: un rebrote en una de las ciudades más afectadas por el coronavirus en todo el planeta, con la que la privación de todos derechos que reclaman pueden verse aún más dilatada en el tiempo. El objetivo es claro: hundir a un gobierno legítimo que, con sus claros y oscuros, ha gestionado una crisis que, de haber estado en manos de un gobierno PP+Cs+VOX, se habría encaminado al desastre con una desescalada centrada en la economía y no en las personas. Personas que, por cierto, siguen jugándose la vida en los hospitales de toda España, pero especialmente en Madrid. A ellos se la suda. Estarán en sus áticos de 200 metros cuadrados mientras los que ahora se parten el pecho, luego se manifiestan por una Sanidad más fuerte y más justa. No pueden dar más asco.
Van todos con banderas. Son los herederos de ese patriotismo que jamás tuvo que ver con el bien común, sino con la raza del privilegio y la ostentación de unos valores que no son más que superioridad de casta. Pocos países pueden sentirse más avergonzados de sus patriotas que España.
El coronavirus es igualador, no entiende de privilegios. Mueren ricos, mueren pobres. Y eso debe joder muchísimo. Lo del Barrio de Salamanca no es más que la expresión de una realidad que ni todo el dinero del mundo podrá cambiar.
Los don nadies, los que nos tragamos la crisis de 2008, ahora nos vamos a tragar una nueva crisis. Pero esta crisis es diferente, porque también va a afectar el porvenir de aquellos a los que los anteriores desastres tan solo les rozaron. Puede que no económicamente, pero si a nivel anímico y vital.
El problema no es solo que no puedan viajar a Formentera o ir a sus mansiones de campo. El problema es que no saben gestionar reveses, porque desde la gripe española que no se producía algo igual. Porque la guerra y 40 años de franquismo fueron viento a favor para ellos. Porque el paro, los desahucios, la inmigración, la emigración y la precariedad son solo hormigas que apenas se ven desde las altas torres de marfil del Barrio de Salamanca, Sotogrande, Begur, Pedralves o La Piovera.
Pero ahora un bichito ha llegado hasta la atalaya y ese bichito no se alimenta de euros. A ese bichito se la suda el capitalismo, los sobornos, la sanidad privada, los másteres en universidades privadas, los descapotables, las criadas filipinas y los retiros espirituales a Nepal. Se la suda tanto, como a ellos se la han sudado siempre los demás.
Me considero un recién llegado al mundo laboral español. He pasado la mayor parte de mis diez años como trabajador asalariado en Francia y Alemania. Hace unos meses decidí volver, a Madrid nada menos, y el panorama que me encuentro, aunque esperado, me resulta comparativamente asqueroso.
Lo voy a decir todo lo claro que puedo: yo trabajo por dinero. No busco ningún tipo de realización personal. No tengo ningún interés en alargar mi jornada laboral; mucho menos si esas horas no son remuneradas. Si con mi trabajo no se llega a realizar todo el trabajo, no es mi culpa. Mi empleador debe pensar en contratar a más gente. Con esto solucionaría varios problemas: rescata a un desempleado de las listas del paro, me libra de las indeseadas horas extraordinarias y por último, se cumple con todas las tareas del trabajo. Si no le llega el dinero, su negocio no es viable. No es de recibo sacar una empresa adelante a base de robar tiempo a los empleados.
Es así de sencillo. Así funciona en los países de nuestro entorno y les va la mar de bien. Pero el padefo español siente los problemas de su jefe como propios y se echa a la espalda la carga adicional con decidida resolución.
-En hostelería se sabe cuando se entra, pero no cuando se sale.
Vaya, se nos cuela un atrevido padefo. ¿En qué se basa usted para afirmar eso?
-Pues hombre, no vas a echar a un cliente del bar.
Cientos de veces me han echado a mí en otros países. En quince minutos se cierra, id pensando en acabar. Y punto, nadie rechista. ¿Qué le voy a decir al camarero? "Pues no, ahora te quedas hasta que yo quiera, hijoputa".
Sentimos un claro desprecio por el tiempo propio. Llego a ver como muchos amigos presumen de lo mucho que trabajan. Del esfuerzo desmedido que hacen para llevar a los niños a la guardería, ir a trabajar, volver tardísimo y apenas tener tiempo de hacer la cena, atender al hijo y meterse reventado a la cama. Me descorazona ver la vida de mierda que llevan y lo poco conscientes que son.
-¡Con mucho tiempo libre, te acabas aburriendo!
¡Me ha asustado usted! ¿Qué decía? ¿Que se aburre...? Perdone, ¿pero es usted idiota? ¿No es usted capaz de disfrutar de la vida sin un patrón que le diga lo que hacer?
-Pues a mí me gusta mi trabajo.
Y me parece fenomenal, oiga. A mí me gustan muchas cosas, y a ninguna le dedico más de 8 horas. Esta corriente es la más peligrosa, pues sugiere que todos los trabajos son susceptibles de ser disfrutables y sólo es cuestión de dar con el tuyo. Por tanto, tiene que haber gente que disfrute doblando el lomo para vendimiar, para limpiar retretes o trabajando en una línea de producción. Si no les gusta, mala suerte, amigos, han elegido mal.
Las 8 horas al día se implantaron por ley en Espana en 1919 (aunque con 6 días laborales a la semana) y se defendieron con el planteamiento: 8 horas de trabajo, 8 de ocio y 8 de descanso. Suena bien y en realidad para la época fue un triunfo. Pero que levante la mano quien disfrute de 8 horas de tiempo de ocio. Yo me canso de ver a gente que acaba llegando a casa a las 8 de la tarde. Lo más parecido al ocio es la hora de Netflix después de cenar.
-Yo con eso soy feliz.
Voy a intentar no insultarle. Veamos..., yo no soy feliz así. No veo a mis amigos entre semana. No puedo dedicar tiempo a mis intereses personales. ¿Por qué iba a serlo?
¿No va siendo hora de disponer de nuestro tiempo?
¿De dejar de producir más para pasar a producir mejor?
¿De cubrir sólo aquéllas necesidades que no nos esclavicen?
¿De disfrutar de una vida que merezca tal nombre?
Hace tiempo hice un pequeño estudio en el que analicé muy someramente el número de empleados que España dedica a cada sector. Estimé los que harían falta en un escenario de vida más serena. Menos empleados en restaurantes, en industrias de procesados; nadie en casas de apuestas, ni en ETTs o cárnicas... cosas por el estilo. Repartiendo el trabajo sobrante entre toda la población activa, me salía unas 12 horas semanales por persona. Por supuesto que este escenario no es así de sencillo. No tenemos médicos suficientes para cubrir las necesidades, por poner un ejemplo. Pero me sirve como referencia para ver lo lejos que estamos de esa vida serena.
Un mundo en el que trabajemos 4 horas al día no sólo es posible, sino que es deseable y necesario. Lamentablemente la idiosincrasia laboral española está muy lejos de este planteamiento y parece que seguiremos décadas en este estilo de vida miserable que nos roba nuestro tiempo a cambio de muy poco.
Siempre que veo a la patronal o sus representantes políticos (PP-Vox) amenazando con el apocalipsis si se sube el SMI o se establece una renta básica, no puedo evitar reírme y pensar en mi trabajo cotidiano. Porque yo veo eso mismo todos los días en las negociaciones que mantengo con los abogados de las empresas cuyos trabajadores han sido despedidos injustamente o se les han negado derechos salariales que les pertenecían. La estructura de la negociación es siempre la misma:
Fase 1. Negación total. Aquí te dicen que es obvio que el trabajador no tiene derecho a nada y que pierde el tiempo demandándoles. O te dicen que la empresa está en números rojos y no tiene dinero para pagar ni la mitad de lo que les estás pidiendo, por lo que si sigues en tus trece se verán obligados a cerrar y dejar en la calle a muchos compañeros del cliente. O te dicen ambas cosas a la vez.
Fase 2. La suelta controlada de información decisiva. Aquí es donde yo les informo de que el trabajador tiene mails, grabaciones, whatsapp...que demuestran que su cliente miente descaradamente. A veces los tengo y otras veces me lo invento. Cuando me lo invento, me preocupo de citar frases textuales del empresario que el trabajador me cuenta, para que piensen que es obvio que las grabaciones están en mi poder porque si no no podría saber que el empresario dijo aquello.
Fase 3. Lo imposible empieza a ser posible. Aquí es donde te hacen una primera oferta que no es suficiente. Tu deber es rechazarla y decirles que vas a juicio sí o sí. Nunca debes darles cancha con los chantajes emocionales que puedan hacerte, del tipo "el empresario se irá a la ruina" o "para eso cierra la empresa y que pague el FOGASA, y se quedan en la calle un montón de inocentes". Yo siempre suelo responder de forma concisa "bien, si ayer no podía pagar nada y hoy puede pagar 1000, seguro que en unos días puede pagar los 10.000 que pedimos".
Fase 4. Alcanzamos los límites. Suele ser en la propia puerta del Juzgado 1 minuto antes del juicio, cuando tú te mantienes firme y dices que sigues adelante y vas a juicio. Ahí te hacen la oferta decisiva que, si sigues viéndola insuficiente, a veces puede mejorar cuando ya estáis delante del juez. Esa oferta siempre es infinitamente mejor que la que te hicieron el primer día. Yo siempre recomiendo mantenerse firme hasta el mismo momento del juicio, incluso cuando tienes muy pocas posibilidades de ganar, porque es ahí donde vas a conseguir la máxima oferta.
Con todo esto quiero deciros que la gente miente mucho. Yo también lo hago, pero siempre por una buena causa. Jamás mentiría para quitarle el pan a un trabajador, pero sí para conseguir que su jefe se lo dé. Y el jefe también miente, incluso mejor que yo. Amenaza con el apocalipsis, alega pruebas falsas, declara estar en la ruina aunque viva en un chalet de lujo y conduzca un porsche, dice que cerrará la empresa pese a que todos sabemos que le da suficientes beneficios para mantenerla aun pagando lo que debe...
Por eso nunca debéis creer las mentiras de los que quieren asustaros para que no exijáis lo vuestro. Esos cuentos de viejas son ya muy antiguos. Franco los usaba en los años 60, amenazándonos con otra guerra civil si llegaba la democracia pese a que todos los países de nuestro entorno ya la tenían y vivían en paz. Casado y Abascal los usan para amenazar con el hundimiento del país si se aprueban medidas sociales y de redistribución de la riqueza que ya disfrutan (y en mucha mayor medida que las que propone el Gobierno) otros muchos países de nuestro entorno. Todo en un contexto donde España es el país de la Europa de los 15 con mayor brecha entre ricos y pobres, estando nuestras vacas sagradas a un nivel de opulencia perfectamente equiparable al de los millonarios franceses, mientras que nuestros índices de pobreza son la vergüenza de la Europa civilizada. Por eso tenemos mucho margen para redistribuir y dar vidas dignas a quienes se les han negado desde su nacimiento.
Cuando os digan que no se puede, no tengáis miedo y estirad la cuerda al máximo. Con huelgas, movilizaciones, presión social, con vuestro voto...hasta colocar al pez gordo en la misma tesitura que cuando quedan 30 segundos para el juicio y el abogado del trabajador le está diciendo que tiene una grabación donde se demuestra la falsedad de la carta de despido. Conseguiréis lo que es vuestro y el país no se hundirá, igual que no se ha hundido ninguna de las empresas cuyos titulares me decían que irían a la ruina si pagaban lo que les exigía. Os lo garantizo.
En primer plano y de izquierda a derecha, Juan Cruz Alli y Miguel Sanz (UPN-PP); y al fondo, Mauricio Olite, Patxi Zabaleta y Adolfo Araiz (Herri Batasuna) durante una reunión para negociar los Presupuestos de Navarra de 1993. XABI VENTURA
La sesión de investidura celebrada este domingo quedó marcada por una contienda entre PSOE y Navarra Suma –PP, UPN y Ciudadanos– por un acontecimiento sucedido hace casi 29 años: los contactos entre Herri Batasuna (HB) y Unión del Pueblo Navarro (UPN) para la investidura de Juan Cruz Alli como presidente navarro en 1991.
Sergio Sayas, diputado de la coalición conservadora, defendió en tribuna que la forma en que Pedro Sánchez accede al poder puede ser "legítima, pero otra cosa es que sea moral". Que los pactos con EH-Bildu, conjugó, sólo sirven para "blanquear" al partido. Y a EH-Bildu "no se le puede blanquear porque no hay nada más negro en la historia de nuestro país". El diputado navarro reprochó con especial énfasis que los socialistas se esforzaran por alcanzar puntos de encuentro con los líderes de la izquierda abertzale. Una actitud que, escudándose en la hemeroteca, el líder socialista tachó de contradictoria: "En septiembre de 1991, UPN accedió por primera vez al Gobierno de Navarra" tras "aliarse con HB en el 'no' al Partido Socialista". Sayas lo negó tajantemente y señaló que se había elegido "presidente al candidato de UPN por ser la lista más votada". Hay que tener en cuenta que, entre marzo de 1991 y octubre de 2008, el PP disolvió su organización en Navarra y sus miembros se integraron en UPN.
Poco después, la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, añadiría que UPN "no tenía ningún problema en hablar, negociar y buscar el acuerdo con HB cuando les hacía falta, como hicieron en Navarra", aunque "no en 1991" sino en el año 1993, durante la negociación presupuestaria. Todo ello, remacharía Lastra, "cuando ETA existía y mataba a 20 personas al año". En 1991 ETA asesinó a 46 personas; en 1992 la cifra alcanzó los 27 y en 1993 las víctimas mortales fueron 14.
¿Qué fue exactamente lo que ocurrió en Navarra a principios de los noventa? infoLibre habló con Patxi Zabaleta, entonces diputado por HB y uno de los interlocutores con UPN-PP. ¿Negociaron los conservadores regionalistas con la izquierda abertzale en 1991 o en 1993? "Ambas cosas son ciertas", dice al otro lado del teléfono.
Más allá de las palabras del propio Zabaleta, lo cierto es que una de las dos cuestiones no admite dudas: en 1993, HB y UPN se reunieron y así quedó plasmado en varias imágenes tomadas por los medios de comunicación. Entonces, el Ejecutivo de Navarra trabajaba por sacar adelante sus Presupuestos. Es ahí, tal y como apuntó Lastra, donde la relación entre UPN y HB se hizo más estrecha. La portavoz socialista, de hecho, mostró este domingo una de las fotografía que inmortaliza a Juan Cruz Alli, ya presidente del Gobierno navarro, Miguel Sanz (vicepresidente) y los parlamentarios de HB Mauricio Olite, Patxi Zabaleta y Adolfo Araiz, reunidos en el Palacio de Navarra. Una reunión celebrada, tal y como publicó en su momento Navarra Hoy, el 23 de febrero de 1993. Un mes antes, el 22 de enero, ETA había asesinado a tiros al funcionario de prisiones José Ramón Domínguez Burillo.
"Un encuentro que el propio Ejecutivo de Alli negó que se fuera a producir, pero que finalmente tuvo lugar con presencia de los medios de comunicación", como recuerda 25 años después noticiasdenavarra.com. "Gobierno y HB volverían a reunirse después en víspera del Pleno que debía debatir las enmiendas a la totalidad, también de forma pública y oficial. No hubo acuerdo, y PSN, HB, IU y EA acabaron tumbando el Presupuesto", expone el medio.
Así lo cuenta también Zabaleta, quien mantiene un recuerdo nítido de lo ocurrido. "Tuvimos muchas reuniones, propuestas y contrapropuestas, pero no llegamos a un acuerdo", explica. "La divergencia era fundamentalmente muy de fondo", pero además la "situación política no era nada fácil, tampoco en HB". Se da la circunstancia de que Miguel Sanz, presente en las negociaciones hace más de dos décadas, publicó el pasado 15 de diciembre una tribuna en el Diario de Navarra titulada Una imagen vale más que mil palabras, donde asegura que "UPN jamás negoció con Bildu ni con sus franquicias, ni pactó política alguna y mucho menos la presupuestaria o fiscal, fundamento de la gobernabilidad". Las imágenes registradas demuestran lo contrario.
Retrocediendo unos años atrás, ¿qué pasó con la investidura de 1991? El PP de Navarra acordó en marzo de 1991 su disolución, con el propósito de abrir una nueva etapa de la mano de UPN. Sus militantes y dirigentes quedaban integrados de esta manera en el partido regionalista. Dos meses después, el 26 de mayo de 1991, Juan Cruz Alli salió victorioso de las elecciones autonómicas celebradas en el territorio, como candidato de UPN-PP. Lo hizo con un margen muy estrecho: obtuvo 20 escaños, frente a los 19 que cosecharon los socialistas con Gabriel Urralburu. HB se consolidó como tercera fuerza, con Patxi Zabaleta al frente y seis escaños. El Parlamento navarro se completaba con tres escaños de Eusko Alkartasuna (EA) y dos de Izquierda Unida.
En aquel año, la izquierda abertzale fue decisiva: votó en contra de los candidatos propuestos por UPN y PSN, imposibilitando una investidura. En consecuencia, el bloqueo de HB facilitó la entrada en el Gobierno de Cruz Alli. El motivo es el siguiente: a principios de los noventa todavía funcionaba en Navarra el procedimiento automático que posibilitaba el acceso de la lista más votada al poder, en este caso UPN, si nadie lograba una mayoría simple en la investidura. Así había ocurrido con anterioridad, en las dos legislaturas previas, con el socialista Urralburu. Tiempo después, en el año 1998, Urralburu sería condenado por el cobro de comisiones ilegales. Y ahí está la clave.
"En 1991 los que estábamos en HB teníamos la convicción, y algunas pruebas incompletas, de la corrupción de Urralburu", detalla Zabaleta a este periódico. El político recuerda que incluso los diputados abertzales llegaron a recibir "presiones indirectas y directas, con llamadas y amenazas, de [Luis] Roldán", el exdirector de la Guardia Civil condenado a más de treinta años de prisión por delitos de corrupción. La situación llevó a que los miembros de HB tuvieran "contactos numerosos con Cruz Alli y otros miembros para cambiar la situación". Lo cierto es que "no se llegó a negociar un programa, pero sí sacar del poder a Urralburu".
El sistema que existía en Navarra, se detiene Zabaleta, "consistía en que, si un candidato no salía con mayoría, era presidente el de la lista más votada y así fue investido Juan Cruz Alli: no votado por nosotros, sino gracias al 'no' a Urralburu. Ese fue el acuerdo". Un pacto, continúa el exparlamentario, que se asentaba sobre dos bases: mantener una actitud crítica "contra la corrupción, personalizada en Urralburu y Roldán", además de un compromiso para mantener el "contacto por temas políticos, algo que no llegó a ser muy fructífero". El político abertzale lo recuerda como "un acierto". "Sinceramente lo creo, al margen de las vueltas que ha dado la historia. En aquel momento era lo que se tenía que hacer en la lucha contra la corrupción", reflexiona casi 27 años después.
El 8 de agosto de 1991, Urralburu se sometió a la votación para ser presidente navarro. Obtuvo 22 votos a favor (19 del PSN y 3 de EA), una abstención y un voto en blanco (IU), y 26 votos en contra (20 de UPN-PP y 6 de HB). Si la izquierda abertzale se hubiera abstenido, el candidato socialista habría sido elegido presidente por mayoría simple, pero como el entonces brazo político de ETA unió sus votos a UPN-PP, la candidatura de Urralburu fue rechazada. Y eso abrió paso a la posterior elección de Cruz Alli como líder de la lista más votada.
Así que, en relación con la pelea en el pleno de investidura de este domingo en el Congreso, la verdad es la siguiente: como aseguró Sergio Sayas, el candidato de UPN-PP llegó a la Presidencia en 1991 por ser el número uno de la lista más votada. Pero lo que Sayas olvidó decir es que, si HB no hubiese votado en contra del candidato socialista, Urralburu habría obtenido una mayoría simple y sería el presidente en vez de Allí. En definitiva, el sentido del voto de HB fue tan decisivo entonces en Navarra como lo es ahora el de EH-Bildu en Madrid a la hora de decidir el presidente. Eso sí, hay una diferencia muy relevante: en 1991, la banda terrorista ETA asesinó a 46 personas, mientras que ahora está disuelta y hace casi diez años de su último crimen mortal.
www.infolibre.es/noticias/politica/2020/01/06/upn_trataron_alcanzar_ac
NOTA: Publico el articulo de Infolibre aquí ya que en noticias de actualidad, como me ocurre siempre, las primeras 24h lo podemos leer solo los socios de Infolibre y no llegará a casi nadie.
Dejo el enlace a la fuente por si se quieren leer los comentarios: www.elmundo.es/blogs/elmundo/dragolandia/2018/08/02/asi-las-gasta-la-i
Así las gasta la izquierdaSí, ésa que tanto presume de pluralismo, tolerancia y libertad de expresión.
Mi blog es hoy una correa de transmisión entre mi viejo amigo, a mucha honra, Jorge Verstrynge, y los lectores, si los hay, de Dragolandia. En este territorio libre y exento de jurisdicción, sin más fronteras ni leyes que las derivadas de mi albedrío, el buen gusto y la buena educación, siempre se concede derecho de asilo a quien, solicitado o no, lo necesita.
Anoche me llamó Jorge, visiblemente divertido y algo soliviantado, por no decir indignado, para informarme de que en diario.es, cabecera digital aquejada de crónica cojera del pie izquierdo, le habían encargado una serie de artículos y de que, una vez enviado el primero, había recibido la sorprendente (o no) noticia de que la censura ideológica se había abatido sobre él y de que no lo publicarían porque los lectores habituales del periódico no soportarían (sic) su contenido.
Esto es exactamente lo que Jorge me dijo, a lo que yo, de bote pronto, le ofrecí la posibilidad de colgar ese artículo en mi blog. Accedió, le pedí que me lo enviara y aquí lo tienen. Sobra añadir que suscribo plenamente lo que en él se dice, pero que si no fuera así y disintiera yo de la opinión que su autor expresa, también lo publicaría.
Et voilà, mon cher George...
HIPOCRITAS SON....
1. Los franceses, que, habiéndose comprometido a acoger 30.000 migrantes procedentes de Italia y Grecia, cerraron sus puertos ante los barcos cargados de personas y a la deriva...
2. Los que ocultan la verdad ("ongs", tertulianos, "periodistas"...) que saben, pero no lo cuentan, que subirse a una barcaza le cuesta a cada migrante un mínimo de 3.000€. Ese dinero al sur del Sáhara, es una cantidad más que suficiente para montar una empresa o hacerse con una explotación agraria o ganadera...teniendo en cuenta que aquí no vienen cabreros, sino gente emprendedora, valiente, y con formación profesional como mínimo. Se trata de una gran sangría injusta para el país emisor.
3. Los que miran para otro lado, cuando saben que las personas dedicadas a la nueva trata de negros son las mismas que controlan el tráfico de armas hacia el sur y hacia el norte.
4. Los que ocultan que estamos ante unos traficantes que "trabajan con todas las garantías". Sólo beneficios: una vez subidos a las barcazas y llevados a cierta distancia de la costa, a los migrantes se les abandona, y se les confía a las fuerzas de la marina europea, llamadas al rescate, vía llamada de móvil (muy barato); si llegan a tiempo, bien y si no... Desembarcados en las costas europeas, si no se les da asilo, tampoco (o muy difícilmente) se les puede echar.
5. Y ahora Alemania ofrece (porque Grecia e Italia ya no pueden más) erigirnos en nuevos campos de concentración a cambio de plata (cuando la magnitud del nuevo fenómeno migratorio para los europea, es ya una cuestión de identidad, mucho más que de dinero). Y por cierto, a Marruecos, Argelia, Túnez y Libia habría que darles medios suficientes, para que controlen sus costas y las nuestras.
6. Nuestra responsabilidad como blancos descendientes de negreros (cuando eran los propios negros los que vendían negros a los árabes con fines de esclavitud): ¡nula! Ninguna responsabilidad. Nuestros antepasados hicieron la revolución francesa, ahora les toca a los "subsaharianos" (que vocablo más púdico); no debería ser tan difícil, en un continente (el africano) ahora mismo en la cresta del crecimiento económico.
7. Afirmar que acoger a estos a estas personas masivamente no creará efecto llamada es, sencillamente, insultar la inteligencia humana.
Fdo. Jorge Vestrynge.
(Addendum: me dice también Verstrynge que el multimillonario Soros -horresco referens- ayuda con subvenciones, donaciones, becas y cosas así al diario de marras. Le pregunto si ha verificado esa información y me dice que es el propio diario quien lo reconoce. Todo cuadra. A Soros, Sumo Hacedor de la decadencia del mundo occidental y de la Europa buenista, entreguista y oligárquica, le interesa, como a todos los de su casta y los de su cuerda, la importación masiva de mano de obra barata).
Naces, tu familia te da cariño y eres un niño más o menos feliz, tu infancia se desarrolla normal durante los primeros años. Quizás tengas algún gusto diferente, pero hay más niños y niñas que lo tienen, no parece haber ningún problema. Pasas a la Educación Primaria, sigues siendo inocente y feliz, juegas y empiezas a desarrollar una personalidad propia.
Llega el momento, mucho antes de lo que nadie piensa. Pongamos que en 2º o 3º de Primaria. Alguien te lo dice. Por lo visto tienes unos gustos que no son tan comunes, o juegas con juguetes que los otros no juegan, o simplemente actúas de una manera ligeramente distinta. Te llaman "maricón" y la primera vez no lo entiendes. Irás entendiéndolo conforme creces, porque te acompañará toda la vida.
Tu infancia continúa, preguntas a tus padres qué significa eso de "maricón", te explican lo que es con miedo de que te lo hayan llamado, de que lo seas. Los comentarios no son constantes, pero sí su impacto. Empiezas a comprender que nadie que te quiera quiere que lo seas. Empiezas a tener miedo de que quizás lo seas. Antes de entender del todo lo que es, empiezas a configurar tu personalidad para ocultar cualquier rasgo que pueda hacer a los demás ver que eres eso que no entiendes.
Llega la adolescencia, llega el despertar sexual. Empiezas a saber lo que eres y dedicas todos tus esfuerzos a ocultarlo. Deseas con todas tus fuerzas cambiar, no ser así, no quieres decepcionar a tu entorno porque sabes que ser maricón es algo malo, porque poco a poco así te lo han hecho ver. Dejas de hacer lo que te gusta o actuar como quisieras como método de supervivencia. Renuncias a tu despertar sexual, renuncias a la adolescencia en sí, no lo sabes aún pero tu adolescencia sucederá mucho más tarde que la de tus amigos y en la absoluta clandestinidad.
Empiezas a madurar, muy lentamente, y empiezas a entender lo que eres y que no depende de ti cambiarlo. Para dentro, contigo mismo, no te permites ni pensarlo hasta que ya no puedes enterrarlo más. La sexualidad y el afecto son una parte demasiado importante de la vida como para renunciar a ellos. Vienen los años de secretismo, de que tus amigos y familiares quieren al personaje que has tenido que crear en vez de a quién eres.
Llega la juventud, tus relaciones cercanas cada vez se sienten más cercanas, confías en alguien, ves que no es el fin del mundo pero que les choca, a algunos les duele. Tu círculo cercano te quiere, los que no lo son, cuando saben lo que eres, a veces lo utilizan como ataque. Empiezas a desarrollar mecanismos para ser ajeno a esos ataques porque han sido una losa demasiado grande toda la vida. Tu familia no puede ocultar la decepción cuando se lo cuentas, pero tardan poco en aceptarlo y lo intentan disimular porque te quieren, pero no puedes evitar sentirte culpable por ser lo que eres.
Parece que comienzas a tener una vida plena, te construyes círculos en los que los ataques son muy infrecuentes, te rodeas de una burbuja de confianza que te hace ver los ataques como algo muy externo, porque egoístamente ya no van dirigidos a ti. Tu familia te muestra su apoyo, pero siguen sin hablar de ello con otra gente. "No hay por qué ir diciéndolo, tú eres como eres y ya está". Esa privacidad no la aplican a las vidas de tus otros familiares, casualmente, pero qué vas a hacerle tú.
Llegas a una edad en la que tienes tus convicciones políticas y te gusta estar informado, llevas años siendo independiente y años de lecturas y conocimiento a tus espaldas. Tienes tus reservas acerca del activismo y de la situación política en general, no comulgas con todos los mensajes que dicen defender tus derechos, eres escéptico pero valoras su trabajo. Vuelves a escuchar comentarios por la calle que antes no escuchabas, pero a tu burbuja le siguen dando el mismo asco que a ti.
Tienes 30 años, te despiertas un domingo y ves que un chico de 24 ha escuchado la palabra "maricón" mientras le mataban de una paliza. Te quedas seco. Llevas años discutiendo las políticas identitarias y defendiendo que todo el mundo tiene derecho a opinar sobre los derechos humanos. Pero te das cuenta que el resto no sabe lo que pasó por la cabeza de Samuel, pero tú un poco sí. Este "maricón" vuelve a estremecerte.
El "maricón" que te soltaban en primaria por saltar a la comba un día en el recreo, el "maricón" de adolescente por llevarte con las niñas, el "maricón" de la universidad por atreverte a tener un lío en público, el "maricón" de tu juventud por darle un beso a tu pareja. El mismo "maricón" que gritaban mientras mataban a Samuel y que tantas veces habrá escuchado durante su vida.
De repente te ves en un acto de rechazo, y te sientes egoísta por haber tenido que llegar hasta aquí para llegar a darle consideración al activismo. Y ves como tu existencia es sujeto del argumentario político de aquellos que dicen que no hay que politizar esta muerte. Aquellos que quieren que a los niños no se les enseñe a ser tolerantes desde pequeños, a que haya una disrupción contra la intolerancia que sigue siendo el status quo.
Y te das cuenta, de sopetón, que tu burbuja es un espejismo. Lees redes sociales y entiendes los DDHH no son algo de consenso, en absoluto. Te das cuenta que habrá niños en Primaria ahora mismo a los que llaman "maricón", y que a lo mejor todo no ha cambiado tanto como tú pensabas, solo que tu relativa paz ha usado el olvido como mecanismo de supervivencia.
Pero, sobre todo, te das cuenta que se acabó. Que ni identitarismos ni hostias, no vas a dejar a nadie, jamás, que en tu presencia profiera algo que te hubiese hecho desear no ser lo que eres cuando eras niño. Que igual tenías que haberte dado cuenta antes, pero que se acabaron las excusas, que solo los maricones sabemos lo que sentimos al escuchar esa palabra.
Que por muy empático que seas, no puedes ni imaginarte la vida de trauma que se te pasa por la mente al saber que un pobre chico pudo morir escuchando "maricón". Que si alguien se cree con derecho de defender que no es un insulto homófobo, ya estás tú para ilustrar con tu experiencia las miles de razones por las que sí lo es.
"El día que sean mayoría los ignorantes y reaccionarios entre los que portan, orgullosos, la bandera de nuestro país, ese día, sera el momento de hacer las maletas y largarse muy lejos"
Tom Sharpe
Patriota en este país es aquella persona que considera normal salir a la calle a manifestarse, no por la corrupción, no por la defensa de la Sanidad y la Educación públicas, no por la igualdad de hombres y mujeres, no por los derechos LGTB, no contra la guerra por el petróleo, sino para echar a un gobierno que pacta con independentistas.
Patriota es hacer uso de las muertes para convertirlas en armas arrojadizas. Patriota es llevar décadas votando a los que esquilman a esos "héroes" para ahora poner a parir a los que acaban de llegar y no pueden cuidar a esos "héroes".
Patriotas que se entregan a un orgullo que antepone los colores de una bandera y un escudo a los valores democraticos más básicos que deben sustanciar el concepto de patria. Patriotismo para obtusos, para idiotas sin capacidad crítica, para aquellos que no entienden el concepto más esencial de la democracia, para los que hablan de no abrir las heridas del pasado pero no ven con malos ojos pactar con ultraderechistas.
Patriotas que comparten bulos que atentan contra la seguridad y la calma de millones de personas, que jalean y votan entre espumarajos a la única oposición del mundo occidental que no está prestando el más mínimo apoyo a un gobierno frente al mayor drama social de los últimos 80 años.
Patriotismo de lacayo, de milana bonita, de ese que es incapaz de sumar dos más dos porque quién quiere matemáticas, teniendo a un empresario de éxito que recurre a la ingeniera fiscal como el que va a comprar el pan.
Patriotismo que renuncia al legado cultural, pero jalea a tenistas y futbolistas, patriotismo de pulsera y pegatina en el coche y de mascarilla para transformar muerte en votos, patriotismo de viva el Rey. Patriotismo de desfile de las fuerzas armadas, de espumarajos e himnos, patriotismo hueco, desustanciado, casposo, sin alma, sin sentido. Nación y bandera, como el toro que ataca la muleta roja sin saber cuál es la razón de tal impulso. Patriotismo, en resumen, ESPAÑOL.
A día 9 de abril, la malaria, el SIDA, el hambre (ojo a esto, EL HAMBRE) han matado al doble, el triple y el cuadruple de personas que el coronavirus. Nuestra reacción frente a la epidemia, revestida de una solidaridad intachable en muchos sectores de la sociedad, tiene también un fondo de egoísmo sonrojante, que solo puede ser explicado en base al capitalismo y su influencia cultural. Los males solo son graves cuando tocan a la puerta de nuestras casas y cuando ponen en riesgo nuestro modelo económico. El hambre o la malaria son solo pequeñas noticias al lado de un terremoto en Katmandú o de los resultados de las elecciones en Namibia.
El liberalismo imperante, una ideología y teoría económica basada en la competitividad, se ha mostrado incapaz de hacer frente a un virus igualador, que sesga vidas sin tener en cuenta clases sociales, religión o raza. Y ahora el velo comienza a caer.
Milton Friedman es considerado el economista más influyente del siglo xx. Friedman fue asesor para los gobiernos de Ronald Reagan en Estados Unidos y Margaret Thatcher en el Reino Unido.
El sentó las bases del liberalismo, su visión de la macroeconomía domina todas nuestras vidas, cada cosa que compramos, cada cosa que contratamos, cada empleo que aceptamos, pero también cada cosa que ansiamos o por/contra la que luchamos. En el documental Chicago Boys, donde se analizan las desastrosas consecuencias que tuvieron las teorías de Friedman aplicadas por sus discípulos en Chile, podemos ver a Friedman definir su teoría económica con estas palabras:
“Cada día todos tomamos decisiones que involucran riesgos. A veces son riesgos grandes, como cuando decidimos que profesión seguir, o con quién casarnos. Más frecuentemente son pequeños riesgos, como cuando decidimos cruzar la calle si hay tráfico. Pero cada vez, la pregunta es: ¿Quién debe tomar la decisión, nosotros o alguien más? Nosotros podemos tomar la decisión solo si nosotros asumimos las consecuencias. Ese es el sistema económico que ha transformado nuestra sociedad”. Prestemos atención a esta parte: Nosotros podemos tomar la decisión solo si nosotros asumimos las consecuencias.
Ahora bien ¿qué consecuencias reales pagaron Goldman Scahs o AGS tras provocar la mayor crisis económica de la historia en 2008 más allá de ser rescatadas gracias a una política marcadamente liberal de desregulación de los mercados? ¿Qué consecuencias pagaron las entidades financieras en Europa tras la crisis de la pasada década merced a esa misma desregulación liberal que les permitió hacer y deshacer en los años de bonanza? ¿Acaso alguna vez, bajo los parámetros del liberalismo, ha asumido realmente alguna empresa financiera "las consecuencias de sus riesgos"? ¿Alguien cree que desaparecerá la sanidad privada de este país cuando todo esto termine? ¿Cómo podemos asumir como normal que tengamos que pagar con nuestros impuestos el sueldo de futbolistas millonarios? ¿Desaparecerán los sueldos indecentes de todos aquellos que ahora claman por la ayuda estatal en todas las partes del globo después de haber hecho de su vida y trabajo, una causa contra el estado del bienestar?
Llega una nueva tipología de crisis y vemos a patronales de todos los países de la UE recurrir a ERTES y fórmulas similares. Los grandes empresarios, grandes defensores de las teorías económicas de Friedman, basadas en reducir la tarea del Estado a la mínima expresión, los grandes haters del keynesianismo, ahora piden entre lágrimas la intervención de Papá Estado. Su Arcadia perfecta les ha vuelto a fallar. Y nosotros, los currelas, los que de verdad tenemos que asumir cada día las verdaderas consecuencias de nuestras decisiones, seguiremos tragando, como auténticos gilipollas.
"El mercado sabe más que cualquier gobierno. La avaricia de los consumidores promueve el bienestar a largo plazo." , otro de los mantras de Milton Friedman, una barbaridad, de una sociopatía enfermiza, que ha guiado durante casi 50 años la economía de la inmensa mayor parte de los países y, lo que es peor, que millones de ciudadanos hemos asumido como lógica.
A día de hoy, si sumamos todo el valor de los mercados mundiales, estos son casi 300 veces la suma de los PIB de todos los países del planeta. En 1950, esa cifra era prácticamente antagónica: el valor de los PIB de todos los países era 270 veces mayor que el valor de todas los mercados del mundo. ¿Cómo podemos creer que realmente el poder está en las manos de la democracia? ¿Cómo hemos podido permitir esta barbaridad?
Pero el gran mérito de Friedman no es solo cuantitativo, es también cultural. La gente, sobre todo los anglosajones, protagonistas esenciales de la economía mundial desde hace más de un siglo, aceptaron esta transición abyecta e indecente. Friedman asesoró a Reagan y Tatcher y consiguió cimentar la idea del éxito en el imaginario de la clase media de todo Occidente. No hay que irse muy lejos para ver a personas de extracción social baja aplaudir las donaciones de un millonario que recurre a ingeniería económica para pagar menos impuestos. La semilla del liberalismo impera en nuestras vidas, en nuestra sanidad, en nuestra forma de concebir el presente y el futuro y lo que es peor, en nuestra forma de educar y concebir el éxito.
Y ha tenido que llegar una nueva tipología de crisis para hacernos entender que el éxito no es mas que un intangible estúpido. Una crisis que trasciende a lo económico y afecta al ámbito de lo humano y de lo moral. El coronavirus debería devolvernos a esa reflexión humanista bajó la que se construyó la Comunidad Europea: la defensa de los derechos de la ciudadanía y un Estado del Bienestar. Hoy, vemos como todo ha fallado. La UE se fractura por el egoísmo del Norte y los ciudadanos del Sur comienzan a entender que la UE no es más que una pútrido nido de neoliberales decadentes, dominados por lobbys, por el peso de los datos macroeconómicos y por el balance de esas empresas a las que compramos móviles, coches y productos farmacéuticos. Cada paso que damos va encaminado a aumentar las libertades y derechos de los que tienen más, robándoselas a los que tienen menos. Un virus ha tenido que llegar para democratizar el miedo y tocar a las puertas de todos, absolutamente todos. Una epidemia para darnos cuenta que este sistema es solo un atrezzo, que nuestras ambiciones vitales, gestadas durante décadas de educación capitalista, son ridículas frente a lo realmente importante. Que la solidaridad no puede ser una forma de agradecimiento, un aplauso a una hora dada, sino que debe ser la columna vertebral de todo estado y sistema económico.
Ayer escuché a Anguita decir que vivimos "un pequeño infierno que podría ser mucho peor, sino fuese por los resquicios que el socialismo dejó en nuestro sistema".
Gramsci dijo: "Si el peor de los infiernos puede salvarnos de la mayor de las mentiras, preparémonos para el infierno". Pues venga, tal vez esté pecando de optimista, pero preparémonos.
Por razones de curro, he tenido que tragarme la entrevista a un "escritor" llamado Albert Espinosa. Un tío que titula sus libros, de ventas millonarias, con frases que parecen eslogans sacados de las puertas de un cuarto de baño de un bar de esos donde pinchan Mago de Oz y Manu Chao ("Lo mejor de ir es que hay que volver" o "Brújulas que buscan sonrisas perdidas"). La entrevista, que parecía una liturgia evangelista, ha empezado con la siguiente declaración por parte del invitado:
“Soy un chico que tuvo de los 14 a las 24 años tres cánceres, pero no perdió una pierna, gané un muñón; no perdí un pulmón, aprendí que con la mitad de lo que tienes puedes vivir y como el hígado me lo quitaron en forma de estrella pues siempre digo que llevo un sheriff dentro de mí”
Luego todo ha sido una sucesión de frases huecas de superación que iban acompañadas por fuertes aplausos del público, como si fuesen las pausas de un cantautor en un acto lleno hasta los topes:
"Todo en la vida es posible. Si crees en los sueños se harán realidad"
“Hubo una desconocida de 96, una mujer maravillosa, me regaló una frase que decía ’nunca tires la toalla y para eso nunca has de tener toallas”
Y un largo etcétera de mantras huecos que pretenden culpar a las personas de sus miserias sin hacer distinción en la individualidad.
Fue Sampedro el que dijo que el capitalismo neoliberal tiende a individualizar la infelicidad y a colectivizar la felicidad. Es decir: somos responsables individuales de nuestras miserias, pero en cambio, la felicidad es un método, una fórmula global, a la que podemos aspirar todos.
Me parece terrible que se de comba a esta gente, personas que se creen en la posesión de la verdad por haber pasado un cáncer o algún drama. Superarte no te llena de verdad. Morirte no te hace mejor persona. La enfermedad no te convierte en un sabio o un héroe.
Que este señor haya vendido 7 millones de libros no es más que el reflejo de aquello en lo que nos hemos convertido: una sociedad adocenada y sin capacidad crítica, que no quiere saber nada del dolor, el miedo o la verdad y que pretende alcanzar la belleza o el valor a través de frases huecas y bonitas.
Cuando le preguntaron a Saramago que pensaba de, lo que por aquel entonces era un nuevo fenómeno editorial, los libros de autoayuda, este contestó: "La felicidad es, probablemente, la cualidad que más nos diferencia a unos de otros. Estos libros pretenden algo terrible: homogenizar el sentimiento que nos hace únicos". Pues bien, a esto se dedica Albert Espinosa, a mostrar qué es la felicidad a gente que cree que la felicidad es saber conformarse.
Cuando se declaró la pandemia en nuestro país hubo una reacción instintiva de solidaridad. Un conocimiento automático y natural de que una acción común ante tal peligro era la apropiada y necesaria. Una reacción insultante, por el contrario, para quienes habían decido, ‘racionalmente’ y en contra de la observación de la realidad, que la sociedad en sí misma es un mal, y que solo el egoísmo individualista es motor de nuestro progreso y evolución como humanidad. Se llaman a sí mismos ‘objetivistas’. Giran en torno a una ideología alucinada inventada por Ayn Rand y que en el ámbito económico derivó en lo que hoy llamamos ‘neoliberal’. Alan Greenspan, cuya presidencia de la Reserva Federal llevó a la profunda crisis económica de 2008, era un destacado discípulo de la secta. Cuando el Congreso de los Estados Unidos le interrogó sobre aquel cataclismo, tuvo que reconocer que las ideas ‘neoliberales’ en que basó su gestión eran equivocadas (www.nytimes.com/2008/10/24/business/economy/24panel.html). La desregulación de la avaricia fue entonces, y sigue siendo ahora, un profundo error.
El instinto probablemente tiene un componente de experiencia acumulada por generaciones que en todas las culturas y civilizaciones ha identificado a la avaricia como un defecto cuando no un vicio. Por el contrario, la ideología ‘objetivista’ de Ayn Rand la consideró una virtud, pero no lo hizo en función de una observación objetiva de su funcionamiento real, sino que lo ‘decidió’ desde un impulso subjetivo, el de liberarse de la restricción moral, eso que llamamos ‘hacer lo que te de la gana’, vamos. Los argumentos se construyeron después, para justificar lo previamente decidido, y así se definió como malvada a la sociedad, y a la moral como un artificio, dolosamente establecido para restringir la libertad individual de… de esos seres superiores que eran ellos mismos. ¿Pruebas? Bueno, inventó la ‘filósofa’ unas novelas cuya ficción ‘demostraba’ con contundencia esa dualidad: la sociedad –envidiosa- y los individuos de éxito a los que intentaba, precisamente por eso, limitar.
La afirmación de que el individuo no debe estar restringido por ningún condicionamiento de orden moral no carece completamente de interés. Pero es el hecho que su aplicación práctica se ha demostrado, reiteradamente y por decir lo menos, disfuncional. Objetivamente, aunque no ‘objetivísticamente’. No ha sido nada nuevo ese imperio del egoísmo de seres pretendidamente superiores, sino por el contrario una maldición históricamente recurrente.
El neoliberalismo a que dio lugar su versión particular, como las versiones anteriores transformó a las sociedades a las que se impuso en agresivas e ingratas causando, no solo un tremendo sufrimiento, sino la reversión del progreso: nuestras sociedades neoliberales no son capaces de resolver ninguno de los grandes ni de los pequeños problemas que debe afrontar hoy el Hombre. No hablo solo de cambio climático, contaminación, agotamiento de recursos, esquilmado de selvas y océanos, o la pérdida de la biodiversidad del ámbito natural; ni de la pobreza, la ignorancia, y la violencia del abuso del ámbito social. Hablo también, y especialmente ahora, del simple control de una plaga.
Pese al instinto social que espontáneamente nos conducía a colaborar, la posterior racionalización ‘objetivísta’ pretende imponer, desde su limitada realidad, su pretendido derecho, su suprema libertad para esclavizar. Que el coro de monaguillos repita los eslóganes como se le ha pedido no significa que los entienda. De hecho, la mayoría ni sabe quién es Ayn Rand. Pero están totalmente seguros de ser distintos, y mejores, a ese populacho indigno que debería servirlos, según el verdadero plan natural que ha establecido presas y depredadores, comedores y comidos. Es la ley de la evolución, o el designio de Dios que siempre haya habido pobres y ricos. Que unos deban obedecer y otros deban ser obedecidos. Que unos deban servir, y otros servidos. Y les resulta insultante, frente a esa seguridad en su propia superioridad, que se hable de la igualdad de todos los hombres. Es… disminuirles… robarles… igualarles a esa odiosa chusma inútil, envidiosa y cobarde…
¿Os acordáis del 'que se jodan'?
Gustav Aklin
Año 2015, en la terraza de una casa del lujoso barrio londinense de Belgravia, tres personas comparten mesa: Corinna, desde hace ya tiempo ex-amante (aún secreta) del Rey Juan Carlos; Villalonga (presidente de Telefónica y amigo declarado del Rey) y el comisario Villarejo.
Villarejo lo graba todo, como ya es sabido, y la conversación se hace pública en 2018, al verse el ex-policía acorralado en la cárcel como forma de ejercer presión para la reducción de sus penas.
El contenido de la conversación es de un repugnante delirante y es el germen de todo el escándalo que acaba de estallar. En ella, entre risas y copas, podemos ver como Corinna revela que el Rey es un hombre desesperado, postrado a sus pies, que trata por todos los medios de recuperar la casi totalidad de su fortuna que ha puesto a nombre de ella. Corinna también suelta la bomba que activa la investigación que hoy actualmente realiza la Fiscalía de Ginebra: que el Rey cobró un pastizal no declarado a Hacienda por comisiones de la construcción del AVE a La Meca. Pero lo indignante de la conversación es escuchar a Villalonga, presidente del exclusivo grupo de los IBEX35 y supuesto amigo del Rey, cachondearse a mandíbula batiente, de las desgracias de un anciano encoñado, decadente, infantil e inmoral. Comienzas cabreándote por las tropelías del emérito y acabas sintiendo una mezcla de estupor y asco de ver en qué manos estamos. Un comisario corrupto, una aristócrata cazafortunas fría como el hielo y el presidente de la principal empresa de telecomunicaciones de este país manejando los hilos del Jefe de Estado.
Gracias a la investigación de la Fiscalía suiza, hoy sabemos que todo el dinero no declarado de Juan Carlos está en dos fundaciones. En ambas figura como testaferro Alfonso de Orleans, el primo del Rey, un pijazo de bandera que, al ser entrevistado por medios españoles, responde entre risas que él sólo se dedicó a gestionar y que ese dinero era suyo, de unas bodegas y negocios inmobiliarios. Señala además, que él le puso el nombre a las dos fundaciones: a una la de un caramelo turco y a la otra "Enigma", en ruso. Con dos cojones.
Pues bien, la Fiscalía suiza descubre que Juan Carlos pagó viajes, safaris, casas y estancias en hoteles de lujo durante dos décadas con el dinero de esas dos fundaciones y que en la segunda, OJO A ESTO, el Rey Felipe VI también figura como beneficiario.
Estas Fundaciones, reciben su primer gran ingreso de la mano de los Albertos, el mismo día que el Banco Zaragozano es vendido al Barclays. Con ellas el Rey paga a una amante mallorquina un millón de euros para tenerla callada.
Para terminar con todo este nido de putrefacción, hipocresía, indecencia, inmoralidad y asco, al Rey no se le ocurre contratar a otro abogado para su defensa que al Fiscal que mandó a Mario Conde a la cárcel. Pero esto daría para otro artículo y no es el momento.
La síntesis más sencilla y simbólica que se puede hacer de todo esto y que puede ayudarnos a "entender" está sucesión de corruptelas propias de un Luis XIV, se puede resumir con una carta que Juan Carlos envía a su testaferro y primo, que en 2018 le pide que baje el ritmo de gasto con las fundaciones. El Rey le contesta: "acabo de revisar el desglose y el gasto es descomunal, ¿por qué no me paraste los pies?".
Nada más se puede añadir.
menéame