Pregunta: Buenas tardes y bienvenidos a Pregúntame, la sección de entrevistas de Menéame, en la que los usuarios mandan las preguntas. Hoy nos acompaña Daniel Guillén, más conocido en redes como Manuel de Barcelona. Con experiencia como periodista en distintos medios (RNE, EFE…), hace años que centró su carrera profesional en el ámbito de la comunicación corporativa y, más recientemente, en la creación de contenidos digitales.
Miles de personas siguen el perfil del camarero del Hotel Fawlty y sus hilos #MakeEmLaugh en Twitter (ahora X), Bluesky e IG. Algunas incluso lo consideran un referente; otras, ¡un mito! Allá ellas… Gracias a su tarea de recuperación de las grandes historias de la comedia ha podido acercarse un poco más a un mundo que siempre ha admirado. ¡Bienvenido, Daniel!
La primera pregunta siempre es obligatoria para todos los entrevistados, en esta ocasión la manda Ergo. La pregunta es: “¿la tortilla con cebolla o sin cebolla?”
Respuesta: Entiendo que hablas de la tortilla de patatas.
P: Responde con cuidado porque tenemos un ranking de los que responden bien y los que responden mal.
R: Ah, porque hay una respuesta correcta y otra incorrecta.
A ver, yo la tortilla de patata la como tanto con cebolla como sin cebolla. Las dos están muy buenas. No soy talibán ni de los anti-cebolla ni de los pro-cebolla. Me valen ambas mientras estén bien hechas.
P: Apuntamos: equidistante. Vale, sigo con la siguiente. La manda Sisebuto y dice: “Hola, Daniel o Manuel. Tengo un par de preguntas, te las haré de una en una para que no sea un follón. La primera: ¿nos puedes contar el origen de tu nick en redes?”
R: Sí, el nick viene de Manuel de Barcelona. De hecho, Manuel de Barcelona no existe como nombre real. Lo puse porque el personaje de la serie se llama Manuel. No sabemos ni su apellido.
Es un personaje de Fawlty Towers, una serie mítica de los años 70 en Reino Unido. Los británicos incluso la consideran el mejor programa de televisión del siglo XX.
Manuel es como el alien dentro de ese entorno británico tan alocado. La serie la creó y protagonizó John Cleese cuando dejó Monty Python para hacer The Flying Circus.
En la versión original, Manuel es español. Pero en las traducciones y adaptaciones que hicieron en España le cambiaron la nacionalidad para mantener los equívocos lingüísticos que funcionaban en la serie original.
Manuel era, ya te digo, como un alien: apenas hablaba inglés, casi nada. Todo lo que decía era “¿Qué?” o se quedaba perdido cuando le preguntaban algo, porque no sabía ni dónde estaba.
Aquí en Cataluña, en Barcelona, de donde soy, el personaje tuvo mucha repercusión. Aunque tardamos en enterarnos de que era de Barcelona, porque en su momento pensábamos que era mexicano. Así nos lo vendieron cuando TV3 adaptó la serie.
Siempre me gustó ese personaje. Cuando empecé en Twitter, allá por 2012 o así, quería usar un avatar, un personaje que no fuera mi cara ni mi nombre. Elegí a Manuel porque, aunque no se llamara como yo (me llamo Daniel), lo sentía cercano por lo de Barcelona.
P: Bueno, pasemos a la siguiente pregunta. El mismo usuario dice: “¿Cuál es tu historia favorita de las que has contado?”
R: Hay muchas. Lo que más disfruto al contar estas historias de comedia es que descubro muchas cosas que no sabía. Normalmente, parto con algo de conocimiento del personaje o del tema que quiero contar, pero al investigar, encuentro detalles nuevos que luego comparto. Es un proceso muy enriquecedor, tanto para mí como, creo, para la gente que lo lee.
Entre mis favoritas, hay varias que me sorprendieron mucho mientras las investigaba. Una que recuerdo con especial cariño, y que fue de las más exitosas en Twitter, es la historia del pique entre Matt Damon y Jimmy Kimmel.
Esa rivalidad ficticia, llevada de manera brillante durante casi dos décadas, tenía muchísimo jugo. Fue genial de contar porque había mucho material: clips, bromas… todo muy original y muy divertido.
En el libro, creo que he conseguido trasladar bien la idea. Al menos, para mí el resultado ha sido bastante satisfactorio. Espero que la gente que lo lea también lo encuentre interesante, o que al menos les motive lo suficiente como para investigar un poco más sobre la historia. Tiene un montón de episodios y momentos épicos de una comedia que no es la típica. No es un especial ni algo convencional, sino parte del contenido de un late night. Aun así, creo que tiene un valor cómico brutal.
P: ¿Cómo es tu proceso para crear un hilo?
R: Todo empieza con la elección del tema: pienso en un personaje o una historia que me gustaría contar. A partir de ahí, busco información y trato de encontrar un hilo argumental que permita explicarla bien.
No intento ser súper exhaustivo. Mucha gente, cuando lee los hilos, me dice: “Te faltó este episodio” o “No mencionaste tal anécdota”. Y lo sé, pero mi intención no es explicarlo todo. Por ejemplo, si hablo de Robin Williams, no pretendo contar toda su vida. Eso me llevaría días de escritura. Lo que hago es seleccionar un momento, un segmento de su carrera, o, si es un sketch, contar ese sketch y darle contexto.
El proceso es ese: elegir, investigar, recopilar información y decidir qué es lo más interesante o representativo. Muchas veces, un mismo personaje da para varios hilos porque tiene muchísimo material. Pero en cada uno intento enfocarme en un aspecto concreto.
Además, durante el proceso aprendo un montón. No soy historiador de la comedia (si es que existe esa figura), simplemente soy un apasionado. Cuando encuentro material que me llama la atención, me pongo a buscar más para compartirlo con otros.
P: ¿Y cuánto tiempo te lleva hacer un hilo?
R: Depende, claro. Algunos son más complicados, sobre todo si requieren mucho material audiovisual, como clips extranjeros que tengo que traducir y subtitular. Eso lleva más tiempo.
De media, diría que me lleva cuatro o cinco días, dedicando unas tres o cuatro horas al día a recopilar información y darle forma.
Cuando pasé ese trabajo al formato del libro, fue más sencillo porque ya tenía un esqueleto de lo que quería contar. Sin embargo, no todos los capítulos tienen un paralelismo directo con los hilos. Muchos mezclan varias historias o parten de una idea que conté en redes, pero la desarrollo de forma diferente. La base ya la tenían más o menos clara de lo que quería explicar en cada uno de los de los episodios o de los capítulos, vaya.
P: Vale, te paso la siguiente pregunta de este usuario que dice si hay alguna historia que pensaras, esta es más floja y luego lo petó a lo loco.
R: Me sorprende cuando hablo de gente que no es tan conocida en España y aún así tienen una buena recepción. Por ejemplo, al hablar de cómicos como Chiquito de la Calzada o Faemino y Cansado, ya sabes que a la gente les va a gustar porque están ligados al efecto nostalgia. Pero cuando me centro en figuras menos conocidas aquí, y esas historias también generan interés, es algo que me motiva.
Me gusta ver que quienes siguen mis hilos en Twitter (o X, como se llama ahora) y en Bluesky confían en esa capacidad de prescripción que intento aportar. Aunque no sean nombres nuevos, porque suelen ser figuras con 20, 30 o 40 años de carrera en la comedia, creo que ayudan a descubrir historias que merecen ser revisitadas.
De cómicos estadounidenses, por ejemplo, hay algunos que son auténticos dioses allí pero bastante desconocidos aquí. Cuando explico sus historias y veo que tienen buena recepción, me sorprende, porque esperaba que el impacto fuera menor entre los usuarios.
P: Pasemos a la siguiente pregunta, de Skaworld:Como creador q la verdad te conozco por la red social anteriormente conocida como tuiter y q ahora es "X", el antro de un aspirante a villano de James Bond que se ha comprado un carguito en los USA... ¿Como ves esa polémica? ¿La fuga de usuarios a Bluesky es un hecho?
R: La fuga hacia Blue Sky es evidente. En las últimas semanas, muchos usuarios han cerrado sus cuentas de Twitter y se han pasado al "cielito", como lo llaman. Lo veo normal. Yo soy defensor de Twitter porque me ha aportado mucho, pero entiendo que la gente esté harta del Twitter actual.
Cada vez es más complicado encontrar lo que buscas. Ahora llevo un mes o unas tres semanas más activo en Bluesky, y se respira algo parecido al Twitter de hace 10 años. Allí, interactúas más con la gente que sigues porque realmente los ves.
En cambio, en Twitter sucede lo contrario: sigues a alguien y no aparece en tu feed, mientras que posts de usuarios con el check azul se cuelan constantemente. Eso quita interés y hace que se pierda el incentivo por participar, más allá de seguir las tendencias.
Twitter se ha enfangado mucho. Hay demasiados conflictos y falta de sensatez o buen gusto en los posts. Es algo que yo siempre he intentado evitar desde mi cuenta. Cada cual que haga lo que quiera, pero yo prefiero no buscar enfrentamientos. Si alguien dice algo que no me gusta, lo silencio o lo bloqueo según el caso, y sigo adelante con la gente que realmente me aporta algo.
Entiendo que muchos se hayan hartado y piensen que Twitter ya no vale la pena. Aunque todavía quedan cosas buenas, es normal que mucha gente busque alternativas, sobre todo viendo cómo está creciendo Blue Sky. Creo que puede convertirse en una opción muy válida.
P: ¿Cómo notas la diferencia entre Twitter y Blue Sky?
R: Tengo perfiles en ambas plataformas y sigo haciendo lo mismo en las dos, como con los hilos. De hecho, las últimas dos semanas los he posteado a la vez en ambos sitios. Sin embargo, estoy notando mucho más crecimiento e interacción en Blue Sky.
Lo que decía antes: allí ves más gente que realmente te interesa. No aparecen usuarios porque pagaron una cuota, tienen pocos seguidores, pero sus posts aparecen como si fueran lo más relevante. En Twitter, eso era común antes, y encima sumado a una avalancha de publicidad que termina cansando.
Blue Sky, en cambio, tiene esa pureza que recuerda al Twitter de hace años, donde veías a las personas que seguías porque te aportaban algo. De momento, esa esencia es lo que más aprecia la gente, y por eso muchos se están mudando allí. Invito a quien pueda a probar Blue Sky. Allí encuentras a la gente que te interesa, sin tanto ruido.
Claro, habrá que ver cómo evoluciona, pero por ahora funciona así.
P: Pasemos a la siguiente pregunta, de Itineratur: “Hola, Manuel. ¿Quiénes fueron los pioneros del humor en España? ¿A qué años hay que remontarse?”
R: Uf, buena pregunta. Aquí toca sacar al historiador que llevo dentro. El humor abarca muchas disciplinas, así que depende de por dónde lo enfoques.
Por ejemplo, si hablamos de literatura, podemos remontarnos al Siglo de Oro y nombres como Lope de Vega, con su comedia clásica.
Hablando de pioneros del humor en España, podemos mencionar figuras clave en el teatro como Valle-Inclán y su esperpento. Más adelante, ya en el siglo XX, tenemos a los hermanos Álvarez Quintero, y luego, en la posguerra, nombres como Gómez de la Serna, Miguel Mihura y Jardiel Poncela, que marcaron una época. Este tipo de teatro ha sido fundamental en la comedia española.
Por ejemplo, Mihura y los colaboradores de La Codorniz fueron grandes referentes. Gila, por ejemplo, tomó mucha inspiración de ese estilo porque participó en La Codorniz y se empapó de ese tipo de humor.
P: ¿Y en cuanto a pioneros?
R: Hace un tiempo investigué sobre una figura fascinante: Marcelino, un payaso español considerado el mejor del mundo a finales del siglo XIX. Incluso figuras como Chaplin y Buster Keaton lo reconocieron como una influencia. Era aragonés, creo que de Jaca. De hecho, su nombre completo era Marcelino Orbes, aunque artísticamente era solo “Marcelino”.
Tuvo una carrera impresionante, actuando en Londres, en Estados Unidos e incluso en películas. Sin embargo, su vida fue bastante azarosa. Hace poco su figura fue rescatada con un libro y un documental, aunque queda muy poco material gráfico de él. Esto dificulta valorar plenamente su impacto, pero sí sabemos por críticas y reseñas de la época que fue considerado el mejor payaso del mundo.
Si tuviera que señalar un "Chaplin español", creo que Marcelino sería un gran candidato.
Además de él, en Cataluña destacaron figuras como Josep “Mari” Sampere. Fue un gran cómico y también un empresario teatral clave en el desarrollo de la escena del Paralelo en Barcelona, a finales del XIX y principios del XX.
A partir de ahí, hemos visto cómo otras generaciones han ido bebiendo de estos referentes. Desde Gila hasta Tip y Coll, Eugenio y muchos otros que han enriquecido nuestra comedia y han marcado a quienes vinieron después.
P: Pregunta de Pozik desde YouTube: “¿Crees que la humanidad está con creencias obsoletas? En caso afirmativo, ¿crees que creer lo que otros han creído es increíble?”
R: ¡Hostia, esta no me la esperaba! No sé si es un trolleo o una pregunta seria, pero lo intentaré.
Sobre si las creencias están obsoletas, creo que depende de a qué nos refiramos. Las creencias son personales y no tienen que estar necesariamente basadas en algo práctico o real. Cada uno elige qué creer según su contexto, sus experiencias o incluso lo que le resulta más cómodo.
Ahora bien, creer lo que otros han creído... eso ya es otra cosa. Puede ser increíble en el sentido de sorprendente, porque heredamos muchas creencias sin cuestionarlas. Pero también puede ser simplemente un proceso humano: tomamos ideas del pasado y las adaptamos a nuestro presente.
En fin, una pregunta para filosofar un rato más. Son creencias, y habrá gente que cree en dioses imposibles y otros que solo creen en lo que ven, en cosas más palpables. Pero me gusta mucho esa frase de "¿Creer lo que otros han creído es increíble?". De la pregunta no sé bien qué responderte, pero sí, me quedo con esa frase porque me ha gustado bastante.
P: La siguiente pregunta, de Batallitas, dice: "Hola, Dani. ¿Cómo abordaste el reto de convertir el contenido creado específicamente para Twitter, con textos cortos, imágenes y vídeos, en un libro?"
R: Ahí estaba el reto. Claro, cuando empecé a escuchar a la gente decirme: "Oye, ¿por qué no haces un libro? Sería genial tener algo físico para guardar los hilos que haces." Era una especie de necesidad, ¿no? Coleccionar algo que te gusta. A mí esa idea me llenaba mucho.
El problema es que los hilos dependen mucho del material audiovisual, como imágenes y vídeos. Pensé al principio en incluir códigos QR que enlazaran a los clips, pero lo descarté porque preferí que el libro tuviera vida propia. Así que opté por convertir los hilos en pequeños cuentos. Son 30 historias sobre la comedia, y las estructuré siguiendo una narrativa clásica: inicio, nudo y desenlace.
No pretendía hacer algo súper exhaustivo sobre cada personaje, sketch o película de la que hablo. Mi idea era encontrar una anécdota que sirviera de punto de partida para contar el resto, como si fueran pequeños relatos que navegan por esos capítulos de la comedia.
El resultado, al final, fue un libro que me permitió seleccionar los hilos que veía más fáciles de trasladar al papel. Por ejemplo, el que mencionaba antes, el de Matt Damon y Jimmy Kimmel, fue muy desafiante. Dependía mucho de los clips que formaban parte del hilo, y ahí tuve que añadir un valor narrativo para que funcionara.
No quería hacer un libro de consulta, como una enciclopedia llena de datos, aunque los datos están ahí. Prefería enfocarme en historias, en pequeños cuentos sobre personas que se dedican a ese noble arte de hacer reír.
El libro se llama "Hazme reír". Recoge momentos inolvidables de la comedia, con una portada que incluye a algunos de los personajes que aparecen. Además, está también en catalán, con el título "És marrieura", y un diseño que recuerda un poco a los gráficos de La vida de Brian.
P: La siguiente pregunta viene de PaleBlueAtom: "¿Podrías crear un Frankenstein del humor patrio histórico? ¿Qué tendría que tener y de quién para ser el más gracioso al estilo español?"
R: Uf, aquí te puedes dejar un montón, pero a ver, pensando en referentes recientes que tengo más frescos... Por ejemplo, el carisma de Chiquito o de Eugenio. Esa capacidad que tenían de tener una personalidad tan marcada que un chiste suyo solo puede contarse como ellos lo hacían. Puedes intentar imitar a Chiquito, pero nunca serás él.
Luego, de Gila, la habilidad de hacer normal el absurdo más grande. Por ejemplo, ese chiste en el que decía que nació un día que su madre no estaba en casa, así que bajó a la portera y le dijo: "Señora Encarna, que ya he nacido." Esa capacidad para convertir lo más absurdo en algo cotidiano era increíble.
Creo que por eso Gila es uno de los grandes dioses de la comedia.
¿Qué más? A mí me gusta mucho, porque lo he disfrutado mucho, la complicidad de los dúos cómicos. Por ejemplo, Berto y Buenafuente, que se entienden solo con mirarse, como cuando hacen un programa de improvisación como Nadie Sabe Nada.
Luego está la locura, que parece muy improvisada, pero en realidad está muy medida, de alguien como Ignatius Farray. Cuando lo ves en un show, parece que todo fluye como un torbellino, pero si te fijas bien, te das cuenta de que es algo súper preparado.
Otro elemento a destacar es el magnetismo que tienen desde el primer momento en el escenario personas como Faemino y Cansado, o la rapidez y la genialidad de figuras como Mary Santpere. Más recientemente, gente como Ana Morgade o Silvia Abril, que tienen ese desparpajo para convertir una pequeña anécdota en un momento cómico e hilarante.
También está la gestualidad del Tricicle, o el desparpajo que tenía Rubianes para contar sus historias, combinando sonidos, insultos o lo que hiciera falta.
No podemos olvidar a los chanantes: Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla, Raúl Cimas, etcétera. Su capacidad para crear un universo tan particular, donde todo lo que hacen y cómo lo hacen parece formar parte de un mismo mundo, es algo único.
Luego está el talento de Juan Carlos Ortega. En sus programas, aunque mimetiza muchos formatos radiofónicos que ya existían, les da un giro personal y crea personajes que son absolutamente increíbles.
No sé si podríamos crear un solo Frankenstein cómico español, porque sería raro, pero sin duda incluiría un poco de todas estas cosas. Cada uno de ellos tiene algo especial que merece estar ahí.
P: ¿Y tú qué piensas? ¿Crees que hay un estilo español en el humor, algo que lo caracteriza?
R: Yo soy muy reacio a esas etiquetas. Eso de decir "el humor inglés", "el humor español", o incluso dentro de España, "el humor andaluz", "el humor catalán", "el humor gallego", "el humor vasco"… Sí, puede haber matices o características que los hagan diferentes, pero me cuesta mucho generalizar.
Ya ves, toda esta gente que hemos mencionado no tiene nada que ver unos con otros, y todos son españoles. ¿Forman parte del humor español, o es que el humor español es otra cosa que ellos no tocan porque beben de influencias distintas?
No me gusta mucho eso de nacionalizar el humor. No prefiero un tipo de humor sobre otro por su procedencia. Aunque, ya te digo, creo que puede haber algunas notas muy asociadas a la procedencia de los cómicos que las ejecutan.
¿Y crear un Frankenstein del humor internacional? Pues ahí también hay muchos referentes. Por ejemplo, Steve Martin, que aquí conocemos sobre todo por sus comedias de los años 80. Tenía un talento increíble sobre el escenario, con una especie de tesis sobre la comedia: nunca buscar directamente el punchline, ese remate final o el redoble para cerrar el chiste, sino mantener el punto cómico siempre en alto. Eso obligaba al espectador a soltar la carcajada en el momento más inesperado.
O Richard Pryor, otro grande, muy centrado en temas raciales y en la autodeterminación de la raza negra. Usaba la comedia para explorar eso, pero también tenía una gracia única, una manera de hacer comedia que lo hacía inimitable.
Más recientemente, yo soy muy fan de Ricky Gervais, que lo considero uno de los estandartes de la comedia actual. Es un poco polémico, si quieres, pero realmente me gusta mucho. Siguiendo esa línea de Pryor, tienes también a Dave Chappelle, otro imprescindible.
El universo internacional es tan amplio que podemos ir desde Louis de Funès, con su estilo físico e histriónico, hasta John Cleese, un genio absoluto en todo lo que toca. Creo que ambos podrían formar parte de ese Frankenstein internacional del humor.
P: Te paso la siguiente pregunta, que también la manda PaleBlueAtom: “¿Qué opinas de la berrea del ciervo que se tuvo que emitir?”
R: Lo encuentro una solución muy imaginativa. Me enteré del tema porque vi una notificación de una noticia en El País que decía algo como “David Broncano denuncia tal cosa”. Entré, vi el clip, y creo que la solución que dieron fue muy acertada y muy propia de lo que es el programa.
Me gustó que denunciaran lo que había pasado. No improvisaron con una solución convencional, como traer a algún guionista de plantilla, Jorge Ponce, por ejemplo, y hacer una entrevista improvisada entre él y Miguel Campos. En lugar de eso, optaron por decir claramente que no podían emitir el programa con el piloto. Y ahí fue cuando metieron esos comentados sobre la berrea del ciervo.
Es una solución súper creativa que, además, puso sobre la mesa una situación que mucha gente comentaba en voz baja, pero que ahora ha salido a la luz. Hoy veremos qué respuesta tienen más allá del comunicado que dio la gente de El Hormiguero. Es un elefante en la habitación muy difícil de ignorar ahora.
Ya te digo, me gustó mucho la solución que tomó el equipo de La Resistencia. Son muy buenos, no digo que la gente de El Hormiguero no lo sea, pero gente como Ricardo, David, Jorge o Miguel, que están muy involucrados en el programa de Televisión Española, realmente tienen mucha capacidad para reaccionar ante lo que sucede. Esa es la frescura que han conseguido imprimir al programa, lo que les está dando tan buenos resultados.
P: Te paso la siguiente pregunta, que también viene de PaleBlueAtom: “¿Cuál es la historia o el top 3 de anécdotas o interpretaciones humorísticas que se te vienen a la cabeza?”
R: El top 3… a mí me gusta mucho una de las que mencionaba antes, esa que te comentaba, de que te descubro mientras investigo en el personaje. Es la historia de George Carlin y las 7 palabras prohibidas en televisión. Es un monólogo que hizo, que incluso le llevó a ser arrestado, y que luego desarrolló durante mucho tiempo, en diferentes discos y espectáculos.
George Carlin pasó de ser un cómico muy mainstream, con su traje bien pulido, afeitado, pelo corto, corbata y todo, a convertirse en un paradigma de la contracultura estadounidense, con un aspecto hippie muy pro-drogas. Este monólogo, si no lo habéis visto, os lo recomiendo buscarlo en YouTube. Lo encontraréis de esas 7 palabras que él dice que están prohibidas.
Él tiene una manera de referirse a esas palabras. Dice que es curioso porque la gente critica esas palabras, pero hay más maneras de llamarlas que las propias palabras que se prohíben. Entonces empieza a hacer una enumeración de todos los sinónimos que la gente usa para esas palabras, que son sucias, provocadoras, de barrio, y lo interpreta de una manera que, cuando ves ese fragmento, es imposible no enamorarte de Carlin y querer ver más cosas de él, para seguir descubriendo esa capacidad que tenía.
Es un texto súper preparado, milimetrado, no es improvisado, y Carlin lo interpreta de una manera muy buena, a pesar de ser un actor frustrado que nunca pudo hacer el gran papel que hubiera querido en el cine o en las series. Es un monólogo que para mí es uno de los top de la historia de la comedia y está en el libro.
P: Pasemos a la siguiente pregunta, que también viene de 7 Santo: “¿Qué opina usted de que plataformas como las que usted usa, como X o Bluesky, puedan operar en España vulnerando el derecho constitucional de recibir información veraz por cualquier medio?”
R: La respuesta es obvia. No, no se debería poder. Pero desde el momento en que los medios convencionales o tradicionales también usan esas fuentes, al final en la red coartar la libertad de expresión puede parecer muy gratuito. Está claro que no debería ser así.
Lo bueno es que los usuarios deberíamos tener la capacidad de discernir lo que realmente es veraz. El problema es que las nuevas tecnologías nos ponen cada vez más trabas para saber qué es verdadero. Antes, si una persona hacía una declaración, sabías si la había hecho o no, porque veías que el vídeo era real. Actualmente, con los deepfakes, te puedes encontrar auténticos bulos que tienen una apariencia de veracidad total, pero que son completamente falsos.
Yo sí estoy a favor de que los canales regulen un poco el tipo de información. Pero también es cierto que te metes en guerras: hay gente que veta a otros solo porque no opinan como ellos, y entonces te hacen campañas en contra.
¿Que te pueden bloquear una red? Sí, y no solo por lo que digas. A veces buscan argucias dentro de las normas para cerrarte el canal. Pero bueno, con los bulos, a tope. A la gente que se dedica a esparcir mierda, pues que le den de su propia medicina.
Respecto a si estas empresas deben ser legalmente responsables del contenido, sí, deberían. Deberían velar por eso, aunque ahí entra la contradicción: una denuncia no debería justificar que te cierren o repriman un mensaje. Porque, realmente, ¿hay un análisis? No sé si estas empresas están dispuestas a dedicar esfuerzos o recursos para verificar si un contenido es cierto o si la denuncia es legítima.
Por eso, está bien que existan mecanismos o gente que señale y denuncie a los que hacen bulos. Si esas adaptaciones son fáciles de implementar, yo estoy a favor, sí.
Sobre legislar para controlar los bulos, la desinformación y el odio que circulan en estas empresas: sí, pero no solo en esas plataformas. También en los medios tradicionales. Hay medios en los que el 80, 90 o incluso 99% de lo que emiten es pura propaganda, difamación o mentiras con un objetivo claro. Eso debería regularse.
Entiendo el argumento de los ultraliberales que dicen que no se debería regular nada. Pero el daño que se hace dejando que esos medios o canales sigan difundiendo versiones falsas o distorsionadas es mucho mayor que el daño de poner límites.
P: Ahora, sobre los límites del humor. “¿Hay un humor más de izquierdas y otro más de derechas?”
R: Sí, claro que lo hay. Hay humor, sí, y hay gente de izquierdas y de derechas. Pero no creo que siempre que alguien de derechas haga algo, lo haga con humor. En cambio, la izquierda suele usar más el humor para denunciar cosas.
No digo que la gente de derechas no pueda denunciar lo que quiera. Pero el humor que hacen no tiene tanto ese enfoque. Aunque, la verdad, no soy un gran consumidor de humor de derechas, así que no te sabría decir si realmente existe algo que podamos llamar humor de derechas.
Claro, hay gente de derechas que hace humor. Por ejemplo, Tip era muy de derechas y hacía humor. Pero, ¿actualmente? No sabría señalarte a un humorista de derechas con valor humorístico siendo conservador, aunque seguro que los hay. Quizá es algo mío, por mis creencias políticas o ideológicas, pero siento que la izquierda es más capaz de hacer humor incluso de sí misma, de sus propios temas o ideas.
En cambio, la gente conservadora, más de derechas, usa el humor entre comillas, más como un ataque o insulto para reírse de otros. Y ese tipo de humor no me interesa. No digo que no lo hagan, pero no es lo mío.
P: Por ejemplo, hay alguien como Nachter, no sé si lo pronuncio bien, un instagramer o tiktoker que hace sketches. Muchos de ellos tomados de otros.
R: Tiene su público, claro, y habrá gente a la que no le guste. Es normal, no todos conocemos todo. A veces veía algo suyo en Twitter y pensaba: Hostia, qué tío tan original.
Pero ahora es más fácil señalar estas cosas, y esto también ha pasado en la comedia en general. Por ejemplo, el tema de la frase que Chevy Chase popularizó en Saturday Night Live: Soy Chevy Chase, usted no lo es. Aquí, en los años 80, Emilio Aragón hizo un programa en Televisión Española y... bueno, no es que fuera una referencia, era un plagio directo. Eso sí, entiendo que Emilio Aragón era un tío viajado, culto en comedia, y que lo adaptó a lo que se hacía aquí en ese momento.
Pues usó ese referente y lo metió en su programa. Claro, en aquel momento, la gente que podía ver canales estadounidenses no era como ahora, que tienes YouTube o el propio canal de Twitter de Saturday Night Live, donde cada semana cuelgan clips.
En ese entonces no había ni parabólicas a principios de los 80. O viajabas a Estados Unidos y sabías quién era Chevy Chase más allá de las películas que llegaban a España, o no tenías ni idea. Solo si conocías el Weekend Update de Saturday Night Live entendías la referencia a su frase: Hola, soy Chevy Chase y usted no lo es.
La versión de Emilio Aragón, “Hola, soy Emilio Aragón y usted no lo es”, era graciosa porque la original también lo era. Ahora, con casos como el de Nachter, te pillan rápido; se ven las costuras enseguida. No es que seamos más listos, es que tenemos más recursos para identificar los referentes en los que se basan. Seguro que no es el único que lo hace. Habrá mucha gente que traduzca chistes extranjeros y diga: Hostia, esto está genial.
Aun así, no soy un gran seguidor de Nachterter como para saber si tiene una componente ideológica clara. Se le asocia un poco con una línea más conservadora, pero no sé.
Yo intento no meterme en demasiados charcos porque ya tengo suficiente, pero es lo que te decía antes: el humor de derechas, cuando se usa para insultar colectivos, pierde la gracia.
Dicen: “Es que ahora los chistes de antes no se podrían hacer”. Pero es que los chistes de antes eran chistes. Ahora, muchos no son chistes, son ataques. Entiendo que alguien se ofenda escuchando un chiste de Arévalo de los años 80. Pero si te pones en la mentalidad social de esa época, aquello era humor en formato de chiste, no una burla.
El problema viene cuando hoy ves chistes que simplemente atacan a mujeres, homosexuales, diferentes razas, etc. Ahí el componente humorístico prácticamente desaparece. Es un ataque disfrazado de ja, ja, pero sin humor real.
P: Cuando estás en tu casa tranquilo, ¿qué te pones para reírte? ¿Podrías recomendar algo español? ¿Y algo de fuera?
R: Sobre qué me pongo para reírme en casa: siempre que me hacen esta pregunta me pillan. Mis referentes suelen ser antiguos. No veo muchos monólogos como tales, ni los especiales de comedia de Netflix, HBO o Filmin. No es lo primero que busco.
Cuando quiero entretenerme, tiendo más a la ficción, especialmente a la comedia en formato sitcom. Aunque ahora no hay tantas como en los 80 y 90, es lo que más disfruto. El formato de la sitcom se ha tergiversado o evolucionado mucho. Es muy distinto a lo que era entonces. Pero, por ejemplo, recientemente, cosas con las que me he reído y que he buscado porque sabía que me iban a gustar: el documental o fake documental de Jorge Ponce, El estafador de famosos. Es una genialidad. Me he reído muchísimo con los cinco episodios que tiene.
O series como Hacks, hablando de series americanas, que es muy buena. También Solo asesinatos en el edificio. La química entre Steve Martin y Martin Short es imbatible. Antes hablábamos de la química entre Berto y Buenafuente, y aquí pasa algo parecido.
Unos compañeros del Frikimalismo FM decían que esta serie es como casa: sabes que, cuando vas allí, te vas a reír y te va a gustar. El ambiente que crean entre ellos es muy chulo, cómodo y confortable.
P: ¿Y alguna serie española?
R: Sí, por ejemplo, Poquita fe, la serie de Raúl Cimas. Me gustó mucho. También Muertos SL, que disfruté muchísimo, o No me gusta conducir. Ese formato, aunque no es la típica sitcom con risas enlatadas o en directo, tiene un componente que me gusta mucho.
Otra que, aunque no sea tan cómica, tiene muchos tonos de humor es En fin, de David Sainz. Es una serie muy disfrutable si no la tomas como una ficción totalmente seria, sino como una interpretación cómica de situaciones serias. Muy recomendable.
P: Perfecto, muchas gracias. La siguiente pregunta viene del usuario Sisebuto: “He visto que tienes una newsletter en Substack. Cuéntanos, ¿qué tal va? ¿Por qué diste el salto a este formato?”
R: En Substack se pervierte un poco el uso que hacen algunos de los que escriben allí, pero también hay gente que escribe muy, muy bien. Lo que busco yo es poder archivar los hilos que publico antes de sacar un libro. En Twitter a veces los hilos se rompían, los enlaces fallaban y no se veían bien. Así que Substack me sirve como un coleccionable de todo lo que voy publicando.
Además, lo uso para avisar a la gente que me sigue en Substack de que he sacado un nuevo hilo y puedan verlo en el canal. Es una herramienta muy chula y útil para quienes disfrutan escribiendo. Hay una comunidad cada vez mayor que escribe desde ficción hasta artículos.
Yo lo uso más como promoción de lo que escribo en otras plataformas, como Twitter o Bluesky. Pero invito a quienes les guste escribir a que se creen una cuenta y la usen como un bloc de notas o un blog clásico, para crear contenido: cuentos, disertaciones, narraciones… lo que quieran. Funciona muy bien.
P: Este usuario pregunta cuánto tiempo tardas en elaborar cada hilo. ¿Se tarda más en escribir o en buscar los clips de vídeo?
R: Más o menos es a la par. Una vez tengo la estructura de lo que quiero contar, escribir es más sencillo porque me apoyo mucho en el material. No me gusta hacer hilos muy largos. Si tienen 15 o 20 tuits, intento que sean manejables porque la gente se va desconectando a medida que avanzan.
Buscar los clips, seleccionarlos y trabajarlos lleva más tiempo. Por ejemplo, ahora los vídeos tienen que ser de 60 segundos máximo, así que tengo que buscar clips que encajen, subtitularlos, recortarlos… eso complica las cosas. Pero todo suma. Luego mezclas todo en la “coctelera” y le das forma en el texto y la selección de vídeos para contar la historia que quieres.
P: Otro meneante te ha preguntado por los humoristas clásicos y queríamos preguntarte por la nueva hornada. ¿Tienes algún favorito entre los que tienen menos de 30 años?
R: Estoy un poco fuera de ese mercado, supongo que por una cuestión generacional. Los cómicos más jóvenes que me gustan están en torno a los 40, no a los 30. Por ejemplo, Miguel Campos me parece muy bueno. Tiene monólogos muy bien estructurados, y su especial en Filmin es excelente.
Otro que me gusta mucho es Unai Etxebarria, “Unid Chair”. Sale en La Resistencia y tiene secciones en La Revuelta. También está Irene Minovas, una cómica catalana que no sé si actúa solo en catalán o también en castellano. Su humor, que toca temas femeninos riéndose de sí misma, me encanta.
Hay más gente interesante. Lo bueno de las nuevas generaciones es que hay cada vez más personas que se animan a hacer comedia. Ahora hay más clubes de comedia, y escuelas como La Llama School, que forman a gente y crean comunidades para dar el salto a escribir y defender monólogos.
Subirse a un escenario, aunque sea ante cinco personas, y contar una historia estructurada que tú mismo has pensado para hacer reír, es un desafío enorme. Que cada vez haya más personas haciéndolo es muy loable.
P: ¿Te has dejado algún personaje en el tintero cuando redactaste tu libro? Ese personaje que hace que te despiertes en mitad de la noche y digas "me arrepiento de que se haya quedado fuera".
R: Sí, claro. Al final son 30 historias. Están todos los que son, pero no están todos los que deberían estar. Me dejé a mucha gente fuera porque, al final, las historias que incluí fueron las que ya tenía un poco trabajadas. Algunas son inéditas, pero la mayoría eran historias que consideré fácilmente trasladables al formato de un capítulo, igual que funcionan en un hilo. Historias que podían captar el interés del lector en este nuevo formato.
Sin embargo, me dejé fuera a muchas personas que me apasionan. Por ejemplo, algunos grandes nombres de la comedia que para mí son, bueno... auténticos dioses. Personas que me han hecho disfrutar muchísimo y que no están en el libro. También quedaron fuera cómicos más antiguos, especialmente españoles.
Algo que también noté a posteriori fue la falta de comedia femenina. Mujeres que hacen comedia. Aunque incluí a Sarah Silverman, en la parte sobre su pique con Matt Damon y Jimmy Kimmel, y a Lucille Ball, o Mary Sampere en la edición catalana, en la edición castellana ese capítulo no aparece. También faltan figuras como Nora Ephron, otro gran referente de la comedia hecha por mujeres, aunque no fuera comediante como tal.
Definitivamente eché en falta más presencia femenina. Es cierto que, siendo un libro retrospectivo, no un análisis actual de la comedia, esa ausencia es, hasta cierto punto, justificable. Cuando revisas épocas pasadas, había muchas menos mujeres destacadas en el ámbito de la comedia. Al buscar grandes nombres, encuentras muy pocos de mujeres, aunque las había y dejaron huella.
Si hubiese una segunda parte, incluiría a muchas más mujeres. No por cuestiones de paridad ni por cumplir con cuotas, sino porque realmente hay muchísimo talento entre las mujeres que hacen comedia.
P: ¿Cómo conseguiste que Buenafuente escribiera el prólogo?
R: Pues se lo pedí, y él tuvo la generosidad de aceptar. Fue un honor y un privilegio que no solo escribiera el prólogo, sino que también me presentara el libro en Barcelona.
No tenía una relación previa con Andreu, más allá de ser un fan suyo desde los años 90. En esa época lo seguía en la radio, cuando hacía El Terrat en Radio Barcelona, un pequeño programa en catalán que emitía la SER. Luego lo vi crecer, pasar a TV3, después a Antena 3, y más tarde a La Sexta, donde ha tenido todo su recorrido posterior.
Por cuestión generacional, siempre lo he visto como uno de los grandes referentes de mi comedia. No digo que no tuviera otros, pero para mí, por sus capacidades y estilo, era un referente clave.
Cuando empezó a seguirme en Twitter, me puse muy nervioso. Pensé: “¡Joder! Es que para mí él es un dios de la comedia”. Más aún al ver que seguía mis hilos, los leía, los promocionaba… En un momento incluso me escribió por mensaje directo para decirme: “Hostia, esto tendrías que llevarlo a otro formato”.
Le respondí algo así como: “Ppues mucha gente me lo dice, pero aún no lo tengo claro”. No pensaba en escribir un libro en ese momento. Sin embargo, cuando finalmente lo hice, me acordé de sus palabras. Le dije: “Tú fuiste de los primeros en animarme a dar este paso, así que ahora te voy a pedir el peaje”.
Le dije algo así como: "Oye, ¿te animas a escribirme el prólogo?" Y me respondió que sí, encantado. La verdad es que me hizo un prólogo que, sinceramente, es para emocionarse. Me sacó la lagrimita, porque realmente se nota el cariño que puso en él.
En el texto, defendió la comedia, que él considera su negocio, y reconoció algo que me emocionó mucho: que alguien, desde la nada, se haya dedicado a hacer homenajes y a contar historias sobre personas como él, que se dedican a la comedia. Eso le gustó y, además, lo promocionó mucho.
Una de las formas en que lo apoyó fue precisamente escribiendo este prólogo para el libro. Para mí, ese prólogo es oro puro. Qué maravilla.
P: Muchas gracias por venirte al Pregúntame, y te seguiremos de cerca.
R: Gracias a vosotros.