No es lo mismo estar en la normalidad que ser normal. Estabilizarse, adquirir hábitos y seguir rutinas es la base desde la que hacer cosas, pero la normalidad es un medio, si nos convertimos en ella quiere decir que nos encontramos dentro de una burbuja de ideas y costumbres que de forma inconsciente damos por verdaderas y universales. Por ejemplo, alguien muy normal es cuando, con un pequeño comentario despreciativo, desecha la enseñanza de la filosofía, sin ser consciente de que su forma de vivir y sus pensamientos sobre la vida siguen una serie de filosofías que le han estado inculcando desde pequeño.
La normalidad es el obnubilamiento completo y se expresa en las mentes más obtusas. Por fortuna nadie es completamente normal, de lo contrario ese alguien habría alcanzado la perfección que caracteriza a las colonias de los amigos himenopteros que se llevan las migas de pan del piso. Siempre hay bugs que rompen la normalidad, pero todos hemos creído encontrarnos en ella en el sentido en el que creía vivir en el año 1999 la gente que existía en el interior del cerebro de Matrix y todos, en los momentos en los que nos hicieron creer que eramos anormales, hemos buscado la normalidad empujados por la presión del rebaño.
La normalidad usa Internet para retroalimentarse en su burbuja o reproducir las consignas que salen de los electrodomésticos. En los foros puedes encontrarte seres de cierta normalidad que han quedado atrapados tras haber entrado por la sección de deportes. Sabes que has colisionado con la normalidad porque la normalidad razona poco, te insulta rápido y desaparece pronto. Pero carece de gracia, ingenio y razón. Aunque en los debates en los que va cayendo se expresa con rudeza la normalidad se comporta como un fantasma que aparece y desaparece presuroso porque en vez de espantar va espantándose.
A diferencia del fanatismo, que reconoce en su interlocutor al hereje con la idea errónea e intenta convencer dando la paliza con sus dogmas, la normalidad no aprecia la idea distinta, asume que no hay herejía, que todos coinciden en sus términos y por lo tanto no tiene necesidad de utilizar su razón para cuestionarla. Está convencida de que estas convencido de que sus ideas son las únicas que existen. Si insistes con tus razones te atacará por portarte mal no por pensar diferente. Pero si sigues razonando no tardará en desvanecerse, ya que no necesita razonar. Para la normalidad no tienes ideas erróneas, estas troleando.
La normalidad perturba, es como un pequeño diablo de polvo que aparece, arma algarabía, y desaparece dejando a su paso una fina capa de escoria insustancial. A causa de la fragilidad y el ofuscamiento que caracterizan a la normalidad se denuncia troleo donde únicamente hay debates. Y a la vez el troll que publica el pequeño comentario ofensivo, antes de salir zumbando hacia otro hilo en el que hará lo mismo quizá sea un tipo normal atrapado, cual Gollum desquiciado en su gruta, en un lugar en el que se expresan ideas que es incapaz de asimilar. El imperio de la normalidad es la paz de los cementerios.