Lo acaba de decir un negro disfrazado de Baltasar en Guipúzcoa. Esto se veía venir, porque era vox populi. ¡El rey estaba desnudo! Es un trago amargo descubrirlo a los cuarenta y tantos años. Y que encima te lo diga un inmigrante negro. Y más cuando hemos estado haciendo el trabajo que supuestamente tenían que hacer ellos (¡Reyes Vagos deberían llamarse!).
Pero no hay motivos para deshacerse en llantos y dejarse llevar por la desesperación. Aunque la verdad haya salido a la luz los hijos seguirán reclamando igual sus regalos y sus paguitas para irse de fiesta y emborracharse los fines de semana. En la era de la posverdad la verdad no modifica sustancialmente los hábitos o el comportamiento de nadie, si acaso los perfecciona.
No recuerdo que descubrir que los reyes eran los progenitores supusiera para mi un problema, porque los regalos llegaban igual, mejoré en cambio la redacción de la carta que hay que dejarles antes de ir a la cama describiendo minuciosamente el objeto de mis deseos y hasta en que tienda se podía adquirir, detalle que no precisa conocer un rey sobrenatural que viene de oriente pero si los papas.
Ni que decir tiene que mantuve el descubrimiento en el secreto más absoluto, tenía diez años pero no era excesivamente tonto, y aunque no lo racionalizara ya intuía que quizás no había necesidad de vapulear las creencias e ilusiones de mis padres por si tal cosa ponía en peligro la provisión de juguetes... ¡Pero ahora que nadie me trae regalos no me importa desilusionar a los lectores! ¡JA!
Amigos padres, lo que los niños quieren son los juguetes, los traigan unos fulanos vestidos de Luis XIV o una rata. Y a no más tardar van a querer vuestro dinero para gastarlo en drog.. en lo que ellos consideren oportuno.