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Un padre llorando
Inspirado en: www.meneame.net/story/espana-es-idiota
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No me fiaría de un sistema que, ya sea por las provincias o por ley de Hont, hace que un voto tenga mayor o menor valor que otro voto, en un sistema que supuestamente iguala a ricos y pobres.
Una puta mierda de leyes electorales, eso es lo que hay, que hacen que valga más el voto de un hombre analfabeto de un pueblo perdido de la mano de Dios que alguien con estudios universitarios y con segundo idioma de una ciudad industrializada.
Una puta mierda de partidos que no han sabido decirle a la juventud nada, porque van a por el voto de las personas mayores.
Un conjunto de personas que hace mucho dejaron de leerse los programas electorales, y son fáciles de manipular con mentiras inventadas por supuestos policías, políticos y periodistas.
Una soberana mierda de sistema en el que la mayor preocupación es tomar sillones o un gobierno, para seguir adelante sin visos ni leyes que establezcan que hay que cumplir con el programa, ni con pactos, ni con nadie.
Una España que no se entera de lo que no funciona y persevera, como un niño tonto, en que el triangulito de madera quepa por el cuadradito de la caja de plástico que le compró su padre.
Un paisaje de gente que no aprende, con un sistema de partidos que se nutre de los conflictos y es debilitado por pactos y entendimientos de las personas de verdad, mientras los verdaderos pactos toman forma a puerta cerrada mientras una tarde cualquiera los dos grandes partidos deciden que la deuda externa es lo primero, y te cambian esa sacrosanta Constitución que tanto dicen amar.
Ahora toca recoger los pedazos y ver, como el niño tonto, qué hemos hecho mal.
Su padre lo mira desde el umbral.
La estupidez no hace daño al idiota, sólo a quienes lo aman.
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No me fiaría de un sistema que, ya sea por las provincias o por ley de Hont, hace que un voto tenga mayor o menor valor que otro voto, en un sistema que supuestamente iguala a ricos y pobres.
Una puta mierda de leyes electorales, eso es lo que hay, que hacen que valga más el voto de un hombre analfabeto de un pueblo perdido de la mano de Dios que alguien con estudios universitarios y con segundo idioma de una ciudad industrializada.
Una puta mierda de partidos que no han sabido decirle a la juventud nada, porque van a por el voto de las personas mayores.
Un conjunto de personas que hace mucho dejaron de leerse los programas electorales, y son fáciles de manipular con mentiras inventadas por supuestos policías, políticos y periodistas.
Una soberana mierda de sistema en el que la mayor preocupación es tomar sillones o un gobierno, para seguir adelante sin visos ni leyes que establezcan que hay que cumplir con el programa, ni con pactos, ni con nadie.
Una España que no se entera de lo que no funciona y persevera, como un niño tonto, en que el triangulito de madera quepa por el cuadradito de la caja de plástico que le compró su padre.
Un paisaje de gente que no aprende, con un sistema de partidos que se nutre de los conflictos y es debilitado por pactos y entendimientos de las personas de verdad, mientras los verdaderos pactos toman forma a puerta cerrada mientras una tarde cualquiera los dos grandes partidos deciden que la deuda externa es lo primero, y te cambian esa sacrosanta Constitución que tanto dicen amar.
Ahora toca recoger los pedazos y ver, como el niño tonto, qué hemos hecho mal.
Su padre lo mira desde el umbral.
La estupidez no hace daño al idiota, sólo a quienes lo aman.
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