Putin se queda sin líneas rojas en Siria

El presidente ruso Vladimir Putin se ha quedado oficialmente sin líneas rojas en Siria, y parece que tampoco le queda control sobre el país. Las fuerzas rebeldes han tomado el control de gran parte del territorio sirio, dejando a Rusia con un mapa lleno de preguntas sin respuesta y una nueva crisis diplomática a la vista.

Desde que Putin dejó claro que las líneas rojas en Siria ya no existían, parecía que el Kremlin había optado por una estrategia mucho más "flexible", aunque los resultados dejan mucho que desear. Con su ejército aparentemente más ocupado en despliegues de "presencia" que en frenar a los rebeldes, la ocupación rebelde de Siria ha llegado como una bofetada a la política rusa en la región. Mientras Putin se dedicaba a discutir sobre teorías de "líneas en el aire" y "libertad de acción", los rebeldes, lejos de respetar las fronteras impuestas por Moscú, han aprovechado la situación para avanzar con rapidez.

El Kremlin, que hasta ahora se había presentado como el gran poder estabilizador de Siria, parece haber olvidado un pequeño detalle: al eliminar todas las líneas rojas, también dejó abierta la puerta para que cualquier facción en la guerra pudiera avanzar. Con la "flexibilidad" de Putin demostrando ser más un caos que una ventaja, los rebeldes han reclamado territorio, dejando a Rusia, que había apostado por el control directo, con pocas cartas que jugar.