Según uno de los más reconocidos estudiosos de la lealtad, como es el caso de John Kleinig, la lealtad debe “su origen etimológico al francés antiguo (loialté, leialté, lealté), que en el francés medieval pasó a ser loialté y en el francés moderno vino a expresarse como loyauté (que significa, principalmente, 'fidelidad a las obligaciones'). Sus raíces más remotas se encuentran en el latín lex (ley) y legalis (perteneciente al derecho) (Kleinig, 2014: p. 14). Sin embargo, la conexión con la ley (lex) se ha atenuado severamente, continúa