Es que tu inocencia ignora
que a más de una hora, señora,
las siete media es un juego?
Y un juego vil y traidor
que no hay que jugarlo a ciegas,
pues juegas cien veces, mil,
y de las mil, ves febril
que o te pasas o no llegas.
Y el no llegar da dolor,
pues indica que mal tasas
y quedas del otro deudor.
Mas ay de ti si te pasas!
Si te pasas... es peor!
Serena escúchame, Magdalena,
porque no fui yo... no fui!
Fue el maldito cariñena
que se apoderó de mí.
Entre un vaso y otro vaso
el Barón las cartas dio;
yo vi un cinco, y dije "paso",
el Marqués creyó otro el caso,
pidió carta... y se pasó.
El Barón dijo "plantado";
el corazón me dio un brinco;
descubrió el naipe tapado
y era un seis, el mío un cinco;
el Barón había ganado.
Otra y otra vez jugué,
pero nada conseguí,
quince veces me pasé,
y una vez que me planté
volví mi naipe... y perdí.
Ya mi peculio en un brete
al fin me da Vedia un siete;
le pido naipe al de Vedia,
y Vedia me pone una media
sobre el mugriento tapete.
Mas otro siete él tenía
y también naipe pidió...
y negra suerte la mía,
que siete y media cantó
y me ganó en la porfía.
Mil dineros se llevó,
por vida de Satanás!
Y más tarde... qué sé yo!
de boquilla se jugó,
y se ganó diez mil más!
Pedro Muñoz-Seca