Nacido en Betsaida alrededor del año 6 antes de Cristo, su nombre original era Simón Bar-Joná. Más tarde fue más conocido como Cefas, o simplemente Pedro. De profesión, era pescador en el mar de Galilea.
Es el promotor, en el Concuilio de Jerusalem, el año 50, de que los gentiles que se adhieran al cristianismo no tienen por qué cumplir la ley judía ni deben circuncidarse. Sí deben, en cambio, cumplir con la ley de Noé, que prohíbe comer carne sacrificada a dioses paganos, la fornicación y comer sangre o animales que hayan muerto ahogados.
En todo caso, y a pesar de esto, Pedro se centró en la predicación a lo judíos, mientras que Pablo se dirigió a los no judíos, también llamados gentiles. En un momento dado llegaron a reunirse ambos en Antioquía, donde según parece, se dedicaron a la fabricación y venta de tiendas de campaña para mercaderes. En otros lugares se menciona solamente a Pablo como hábil en esta profesión.
Pedro es también el principal impulso de la centralización política y administrativa de la Iglesia, que cobra una estructura jerárquica. Esta decisión sería de crucial importancia con el paso de los siglos, pues marca la diferencia con otras organizaciones religiosas no centralizadas, como luego fueron el islam o la propia iglesia protestante. Posiblemente, el origen de esta decisión se deba buscar en estructura política del Imperio romano, donde acababa de concluir la época republicana para dar paso a la etapa imperial.
A partir de aquí, sólo hay rumores. Según parece, Pedro murió alrededor del año 67, en la persecución de Nerón contra los cristianos, a los que el Emperador consideraba una molesta secta judía que importunaba a los fieles del culto romano llamándoles impíos e idólatras.
La historia que se cuenta de que fue crucificado boca abajo, porque no era digno de la misma muerte que Jesús, es apócrifa, aunque otros autores afirman que tales burlas no eran raras entre los soldados romanos durante las ejecuciones.Dada la época y sus costumbres, podría ser cierta cualquier cosa. O ninguna.